Con suposiciones y conjeturas previas a los frescos comicios se podría explicar en gran medida el proceso electoral de las Presidenciales: el ‘comprometido’ Cronograma y el fin de la vieja y frustrada aspiración de las Elecciones Libres; ambos compromisos previstos en el Acuerdo de Barbados con la finalidad de realizar un proceso comicial integral, destinado a facilitar y promover la participación del electorado [escéptico y desconfiado], solo si el ente rector CNE tuviera en mente de sus rectores escarmentados destacarse como árbitro proporcionadamente imparcial; a la altura de su eslogan de estar al frente del «mejor sistema electoral del mundo». Pero todo fueron ilusiones baldías porque nada de eso ocurrió.
Ambos objetivos —cumplimiento del Cronograma y Elecciones Libres— quedaron al margen de la ‘integralidad’ del proceso electoral, dejando cabos sueltos en aspectos relevantes y comprometedores; terminando en un evento realizado según conveniencia oficialista y de sus incondicionales candidaturas del alacranato, cuya misión conjunta era dividir la votación en perjuicio de la verdadera candidatura opositora representada en Edmundo González, auspiciada por María Corina Machado y la Plataforma Unitaria Democrática.
Partiendo solamente de lo ocurrido hasta las vísperas del 28/7, como precedente sigue invicto un CNE estrepitosamente parcializado; cuya genuflexión y adherencia pro-oficialista hizo imposible las Elecciones Libres, y en general terminó realizando un proceso electoral chucuto y amañado, si observamos con objetividad y justeza, lo siguiente:
— Las restricciones de participación a los electores impedidos de inscripción y ejercicio del voto, también a quienes fueron vetados en su aspiración candidatural presidencial.
— El acoso, obstrucción y persecución a la Candidatura Democrática, a todos corroborando la catadura infame del chavismo.
— El ventajismo del Régimen usando, cómodamente, los recursos del Estado en abierta movilización y difusión de su candidatura; frente al bloqueo nacional proselitista de la Candidatura del Cambio.
— El tejemaneje de las invitaciones a veedores internacionales, aprobadas y suspendidas, incluida la prohibición de entrar al país a quienes creyeron pertinente solidarizarse con la democracia venezolana; y otros pormenores, no menos dolosos, redundando en unos comicios porosos de ilegalidad.
Ante las consecuencias de lo señalado; cuya finalidad básica era desalentar el sufragio para conseguir la abstención, en esta cruzada de la mano del oficialismo; la Oposición venezolana no se amilanó porque la participación se creció sin miedo desde antes del evento, dispuesta a ejercer y cuidar el voto; actitud demostrada en el equipamiento y adecuación de los centros de votación.
En relación a las amenazas —materializadas en bloqueos, hostigamientos, detenciones y coerción hacia quienes se vieron obligados a apoyar la candidatura reeleccionista—, la Oposición y los analistas, a sabiendas de encuestas mostrando la enorme ventaja a favor de la Candidatura Unitaria, no pudieron precisar lo que ocurriría el 28/7, debido a todo el espectro imprevisible del régimen. No obstante, se demostró no caer en la diatriba, en la perniciosa y mordaz retórica de un oficialismo desencajado rayando en paranoia y contumacia, siempre advirtiendo —de múltiples maneras— reconocer únicamente su triunfo.
La dirección opositora, la más radical representada por MCM, dejó ver la existencia de ciertos acercamientos con sus cuestionados y férreos oponentes, en parecida actitud a la asumida por el candidato Edmundo y otros tantos, al dejar colar la posibilidad de otorgar garantías de convivencia política a través de un proceso de amnistía. Tal vez en búsqueda de apaciguamiento y no tanto de la paz.
Seguimos atentos a las supuestas negociaciones, internas o externas, en las cuales el Régimen necesita de un garante de mucho peso para negociar su posible salida a cambio de beneficios para quienes estarían incursos en procesamientos o acusaciones judiciales
A pesar de las ‘sentencias’ de «no volverán», coreadas con sus seguidores hasta el cierre de campaña, se creyó a un Régimen sopesando las opciones de última hora en caso de perder por ‘relativo’ márgen, y, según lo cual, atreverse a anunciar su derrota o transmutar los resultados.
El Pueblo, pese a los desaforados abusos continuistas, mantuvo la esperanza en sus líderes democráticos, creyéndolos ocupados en estar direccionando el llevar a cabo, de ser necesario, la exigencia de respetar la Voluntad Popular, el firme reclamo del triunfo. También en la FAN, por percibir en los uniformados el mismo clamor de cambio, deseosos de la recuperación institucional de Venezuela.
…
La lucha no ha terminado, continúa
Anticipadamente
no podíamos saber lo ocurrido
ayer. Hoy como siempre
atentos, asumimos
las circunstancias de álgidos comicios.
Previstos resultados,
hacen el Cambio Austero
[indispensable.
Estamos esperando:
que el Régimen traspase
el poder y se inicie el engranaje
de autónomos poderes;
ver a las instituciones de nuevo
cumpliendo con las leyes.
La lucha más esfuerzo
nos exige, si de verdad queremos
vivir en Libertad.
Consolidar los urgidos propósitos
de una lucha sin par,
¡nos mantiene juiciosos
y despiertos! ‘hasta el final’ de todo.
L A V P
…
Siendo optimistas; con la esperanza incólume y pletórica de fe dirigiendo nuestros pasos; llegaremos a puerto seguro el 10 de enero 2025 o antes, quién quita; para ir reseñando en nuevos episodios la transformación política, social y económica de nuestro país. Por supuesto, a través de una actividad interpretando con ponderación las prioridades esenciales: auxilio humanitario, incluyendo el mejoramiento del poder adquisitivo redundante de bienestar; acompañado de la reestructuración institucional, firmeza del poder político y gobernabilidad, sin dilación ni sentimentalismos.
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