Molestias en las calles, indignación y rabia siente el pueblo al verse engañado por el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, quien anunció el miércoles la “suspensión” de los cortes eléctricos y aún estos persisten. Quedó como “pinocho”, puro cuento, argumentan los valeranos consultados
(María Fernanda Cabrera. ECS) El pueblo clamaba por el cese de cortes eléctricos, era la noticia más esperada por los trujillanos. El pasado miércoles al fin llegó cuando el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez anunció la suspensión de los racionamientos de energía en la región andina. Pero así como llegó la luz, también se apagó al continuar la interrupción del servicio eléctrico por más de tres horas en algunos sectores.
Aunque las velas y las linternas ya estaban guardadas, la luz se volvió a apagar el mismo día del comunicado de Domínguez, causando indignación entre los ciudadanos al sentirse burlados tras su necesidad por el servicio. Lo que a criterio de los afectados, el ministro se dejó entrever como “el ministro de la mentira”, como el “mismísimo pinocho de la electricidad”.
Anuncio “fraudulento”
Motta Domínguez había pedido apoyo y paciencia cuando inició la administración de horarios de restricción del servicio eléctrico. “Gracias a la paciencia del pueblo, quienes soportaron este Plan de Administración de Carga, que nosotros entendemos que causa cierta molestia e incomodidades”, argumentó el Ministro de Energía Eléctrica. Sin embargo, dichas palabras fueron tomadas como un cuento más, según comentarios emitidos por los venezolanos en las redes sociales, quienes dieron a conocer su molestia al no cumplir con dicha medida.
Altamente afectados
El comercio, las instituciones y los hogares trujillanos se ven altamente afectados con la falta de energía. En un recorrido del Diario de Los Andes por las calles la ciudad de Valera, la ciudadanía dijo sentirse frustrada al no poder hacer sus compras, al ver afectados sus electrodomésticos, no poder descansar tranquilos y dormir tras el calor y los mosquitos; además de ser víctimas del hampa gracias a la oscuridad de las avenidas y caseríos.
El pueblo dice