Si se permanece con esa actitud pasiva, inerte o mejor dicho ciegos, sordos y mudos, seremos tristemente “cómplices de nuestra propia destrucción” como sociedad y eso, jamás lo perdonarán nuestros hijos y nietos, mucho menos la historia
Jamás pensé recriminarle algo a los motatanenses, mucho menos a través de un reportaje periodístico, pero llegó la hora, era inevitable sobre todo en vísperas de la celebración de los 217 años de su fundación y es alarmante ver cómo nuestro lar nativo poco a poco se hunde y luce desamparado ante la mirada indiferente de su propio pueblo que nada hace, duele decirlo, pero es la pura verdad, como también, haber perdido ese sentido de solidaridad que tanto nos caracteriza, pareciera que no tuviéramos un poquito de dignidad.
Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra
Ninguno de sus habitantes está libre de culpa y quien lo esté que tire la primera piedra – excepto las nuevas generaciones -, cada uno de nosotros tiene su cuota de responsabilidad y es honesto reconocerlo para hacer honor a ese amor que sentimos por esta tierra tanto de quienes nacimos en ella como aquellos que la hicieron su segunda patria chica y que al igual que nosotros se lo debemos todo a este noble pueblo, y sería triste e imperdonable seguir permaneciendo “ciegos, sordos y mudos” mientras desaparece y muere lo poco que queda de lo que antes era una población con un futuro prometedor desde su elevación a municipio autónomo hace 30 años.
Por supuesto, que unos son más responsables que otros de esta tragedia, principalmente quienes han ejercido cargos electos por voluntad popular, particularmente alcaldes, quienes administran el erario público y de su manejo eficiente y trasparente o no depende el desarrollo, progreso y bienestar social, el cual no se evidencia en lo más mínimo y costará para que se refleje a corto y mediano plazo dada la crisis que amenaza con profundizarse.
Hubo corregidores que manejaron mucho más recursos económicos que otros, por su mayor permanencia en el poder (varios períodos). Lo inocultable para desgracia y detrimento del pueblo, la corrupción, el populismo y la improvisación marcaron la pauta de las últimas gestiones y se impusieron por encima de la capacidad gerencial, vocación de servicio, sensibilidad social.
Falta de gobierno ha sido la peor calamidad
Son innumerables las carencias que se padecen y tiene a la feligresía de la santa patrona Virgen Inmaculada Concepción y devotos del santo negro San Benito de Palermo sobreviviendo en pleno siglo XXI, en condiciones paupérrimas que jamás pensaron vivirían en la Venezuela petrolera, no solo por la escasez y elevados precios de alimentos, medicinas, productos de aseo e higiene personal sino el pésimo funcionamiento de los servicios públicos, pero lo peor que le ha sucedido a Motatán es la “falta de gobierno”, por un lado, y por otro, la solidaridad entre sus conciudadanos a la hora de reclamar, exigir respeto y defender los derechos ciudadanos.
Dos ejemplos irrefutables
Solamente citaré dos ejemplos como prueba irrefutable de esa falta de gobierno y solidaridad, elementos fatales que son hoy por hoy las principales causas de la que está sucediendo, trayendo consigo anarquía donde cada quien hace lo que le da la gana, fundamentalmente, los funcionarios públicos, altos, medianos y bajos. Un primer ejemplo, tiene que ver con el costo del pasaje del transporte que hace la línea Valera – Motatán, si bien es cierto que ellos también sufren la crisis eso no pude dar pie para que inconsulta e ilegalmente incrementen las tarifas sin consideración alguna en detrimento del ingreso y poder adquisitivo familiar. Esto sucede cuando “no hay gobierno”.
Ante la falta de gobierno, la indignación se apodera de la gente por tanto abuso, y el reclamo ciudadano se hace presente y levanta su voz de protesta, tal como lo hizo recientemente el luchador social y dirigente político Henry “el Gato” Pereira, cuando abordó una buseta con destino a Motatán en la parada de Valera de la mencionada línea, durante el trayecto cuando el colector cobraba el pasaje a Bs. 40 mil, Pereira reclamó porque ese aumento no estaba autorizado y por lo tanto era ilegal y constituía una estafa, lo cual molestó al conductor, generándose una discusión entre ambos.
En represalia el chofer detuvo la unidad y pidió al “Gato” que se bajara a lo cual se negó en las primeras de cambio, pero luego decidió bajarse sin antes llamar respetuosamente la atención del resto de los pasajeros, por su falta de solidaridad ante una situación que igual sufren, padecen y aqueja diariamente, fue lo que más “me dolió, ya que lo dejaron solo en su reclamo cuando es algo que perjudica a todos por igual”. “Por eso estamos llevando vergas parejo, con este tipo de actitudes”, les dijo a los usuarios al abandonar la buseta, para no ser motivo del retraso.
Un segundo ejemplo lo constituye el estado deplorable de la plaza Bolívar, a oscuras y con una fuente inservible, ni hablar de otros espacios públicos, como también, la vergonzosa exhibición que hacen autoridades policiales al mantener una patrulla frente a la estación y prefectura municipal, organismos públicos que se encuentran ubicados en la avenida 3, principal arteria vial del municipio. Peor aún son las autoridades municipales que lo permiten y no hacen nada para evitar que propios y extraños presencien esta desidia que solo muestra lo mal que estamos en materia de seguridad ciudadana sino una pésima imagen de un municipio que posee un envidiable y virgen potencial turístico.
“Seremos cómplices de nuestra propia destrucción”
Porque corresponde al Estado, a través del gobierno que ejerce el Poder Ejecutivo, nacional, regional y municipal, llámese presidente de la República, gobernador y alcalde, respectivamente, además de garantizar y velar por el buen funcionamiento de los servicios públicos en pro de una mejor calidad de vida deben defender los derechos de los ciudadanos. Su incumplimiento obliga a toda comunidad a protestar y exigir respeto, que es precisamente lo que no ha venido ocurriendo en Motatán, y que de continuar con esa actitud pasiva e inerte seremos “cómplices de nuestra propia destrucción” como sociedad y eso jamás lo perdonarán nuestros hijos y nietos mucho menos la historia.
Se espera poco de la dirigencia política
De la dirigencia política nacional, regional y municipal no esperemos mucho – salvo algunas individualidades, – no se preocupan por la situación del municipio, en el caso de los oficialistas la revolución está por encima hasta de su misma familia, y de la oposición, solo se ven cuando hay elecciones para hacerse de unos chelines, y los que aspiran a alcaldes, que si bien tienen todo el derecho, solo obedecen a proyectos personales y económicos hipotecando así al municipio.
Prohibido contaminarse
Es repudiable tanta indiferencia gubernamental con un pueblo, lo dañino que le puede pasar a sus habitantes es que vayan a contagiarse con ese virus conductual, son quienes gobiernan los que no cumplen y poco o nada les interesa, diferente a sus ciudadanos que si les debe interesar el futuro del municipio y mucho.