El Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Monseñor Mario Moronta, indicó este jueves durante la festividad de la Virgen de La Consolación que la iglesia acompaña el sufrimiento de los venezolanos y rechaza a quienes imponen un sistema de gobierno inhumano, ilegítimo y usurpador
Con una multitudinaria peregrinación por las calles de San Cristóbal y la avenida 1 de Táriba, inició la conmemoración de los 419 años de la Virgen de La Consolación de Táriba, patrona del estado Táchira, que culminó con una celebración eucarística celebrada por el Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Monseñor Mario del Valle Moronta.
Personas descalzas, niños y adultos en sillas de ruedas, con andaderas y bastones, niños en brazos y vestidos como La Consolación se observaron a lo largo del recorrido, durante el cual no faltaron colaboradores que regalaban naranjas, cambures y agua, para ayudar a los caminantes.
La virgen iba rodeada de una banda show que entonaba canciones de la iglesia, así como de un grupo pastoral que hacía oraciones y cánticos a lo largo del camino. Una vez llegó a Táriba, fue escoltada por unos 30 sacerdotes hasta llegar a la tarima que fungía de altar.
Durante la homilía Monseñor Mario Moronta destacó que al igual que María, la iglesia venezolana no se aleja del sufrimiento ni del dolor de la humanidad, hace suyos los dolores y tristezas de tantos migrantes del país que salen en búsqueda de mejores condiciones de vida. También comparte los sufrimientos de tantos enfermos abandonados a su suerte por no recibir la atención que requieren, y el dolor de las madres que ven como sus hijos se pierden en la droga y de la violencia.
“Comparte la angustia de quienes ven desaparecer a sus hijos conducidos por engaños hacia paraísos inexistentes por las mafias de inhumanos y desgraciados que juegan con la ilusión y la necesidad de la gente. Hace suyo la iglesia los dolores de las esposas, de los familiares de tantos presos que no han recibido justicia, en especial de aquellos que por motivos políticos han sido torturados y hasta asesinados como el Capitán Acosta y el concejal Fernando Albán. Comparte la indefensión, el llanto y la impotencia de nuestro querido hermano Rufo Chacón, privado de su visión, por la saña de quien no tiene temor de Dios”, expresó.
Destacó el Obispo de San Cristóbal que la Iglesia hace suyos los angustiosos interrogantes de quienes están pasando hambre en el país, y comparte el dolor y el sufrimiento causados por quienes se dicen servidores de la nación, pero se dedican “a imponer un inhumano, ilegítimo, usurpador y destructor sistema de gobierno”.
Afirmó que por ello sin odios, ni rencores, pero con la decisión que tuvo María ante la cruz, la iglesia escucha el clamor del pueblo sufriente y lo convierte en voz profética de denuncia y de anuncio de la liberación.
Rechazó Moronta que en la ciudad de Caracas exista electricidad, agua, combustible, gas, mientras que en el Táchira no hay nada de eso y los ciudadanos son tratados como de tercera. “Ya es tiempo que reaccionemos, nosotros no somos bachaqueros, que haya agua, que haya luz y sobre todo que haya paz en este país”.
Pidió respeto por la frontera, pues destacó que ese territorio no es propiedad de los grupos irregulares, sino de Colombia y Venezuela.