Angélica Da Silva. ECS/angelicaidsg@gmail.com@AngelicaDSG. Desde la cumbre de La Arboleda, una tenue brisa caricia los rostros de quienes contemplan el paisaje, se aprecia como en una maqueta las curvas de su carretera y las hileras de techos rojos y naranja a los lados, casas simétricas conforman las urbanizaciones de un par de calles, cuyos accesos fueron cercados por seguridad.
La mayoría de los pobladores trabajan durante el día fuera de casa, los pocos que se quedan se dedican a los quehaceres del hogar y son quienes mantienen las calles “recogidas”. Denuncian que usuarios de la vía que comunica a Carvajal con Valera y Urdaneta suelen botar desperdicios en ciertos puntos, “creerán que por aquí pasará el camión de aseo urbano a recogerlos, pero no, por aquí no pasan” dijo un vecino.
En algunos sectores la basura obstruye la canaleta del agua, por ello cuando llueve “parece un río que corre”. A ese inconveniente se le añade que olvidaron cuando fue la última vez que vieron una cuadrilla de poda y desmalezamiento, el monte casi se traga la carretera, que por cierto pide a gritos que la asfalten.
Las rebeldes matas esconden los postes de luz, los hay casi en toda la carretera de más de 5 kilómetros, pero no funcionan. Ir hasta la Alcaldía de Carvajal para solicitar que organicen una jornada donde les presten atención al mantenimiento de sus servicios básicos o gestionen solventar sus problemas con otros organismos, como les compete, es una odisea que presumen sería “tiempo perdido”.
“La comunidad se ha organizado, por sectores, para resolver, cada calle mantiene los bombillos que están en el portón de la entrada, pero los de los postes en la vía para llegar no hay quien los vea… también nos organizamos para el Clap, aunque la caja no llega regularmente” comenta un vecino.
Desconocimiento
“Ni se si tenemos un concejal en la Alcaldía, los trabajadores de seguro pasan por aquí pero no se paran ni a saludar… Hace casi un año le dieron la beca a algunos niños de la comunidad, pero porque fueron hasta allá a pedirla” dice una mujer que tiene cinco años viviendo en el lugar y estableció un abasto en la zona.
El famoso trensito que pasea a los niños de Carvajal no lo pueden disfrutar los infantes de La Arboleda, supuestamente “dicen que la vía es muy empinada y es peligroso”. No hay una plaza, parque o lugar destinado a la recreación de los menores, ni una escuela por la zona, a la hora de elecciones deben ir a otros centros a votar, por el candidato de Carvajal.
Varados
Una línea de transporte se estableció en la zona, trabajan unos cinco carritos por puesto, aunque no todos los días ni a toda hora. La parada está ubicada cerca de la estación de servicios de Cobrapsa en Valera, estiman que para esta semana aumentarán a 400 bolívares el pasaje.
El gobernador, Henry Rangel Silva, asignó tres busetas para cubrir la ruta hace casi 5 años, debían ir de Valera hasta Carvajal, y viceversa, por la vía de La Arboleda, incluso una llegaba hasta el Alto de La Cruz, pero de ellas apenas opera una, y no tiene subsidio ni ayuda para mantenerse.
La queja de los choferes de transporte público coincide con la de particulares, “las troneras” de la vía acabaran con sus carros, “hasta un rústico sufre para pasar por aquí”. Exigen que hagan un bacheo en los huecos para al menos emparejar la vía que hace un lustro no visitan las máquinas de asfalto.
Potencial
La Arboleda tiene potencial, los locatarios establecidos en el lugar así lo creen. Es una vía muy concurrida y consideran que si explotaran sus riquezas se beneficiarían muchas más familias de la bondadosa “tierra de Estovacuy”. Tienen altas expectativas de la jornada “Yo Sí Te Quiero” anunciada por la Gobernación.
Voces del pueblo
José Santiago tiene cinco años viviendo en La Arboleda, y ya está acostumbrado al servicio de agua intermitente en Carvajal. Asegura que algunas construcciones no fueron planificadas y carecen de cloacas, las tuberías botan en la peña.
Merly Alarcon también tiene un lustro viviendo en La Arboleda, desde que se radicó en el sitio solicitó el servicio de telefonía Cantv pero aún no tiene respuesta de la compañía nacional y por ello no tiene internet en casa.
Ildemaro Briceño es uno de los fundadores de la localidad, con casi 20 años residenciado en La Arboleda, cuenta que ya superan las 400 familias en la zona y considera que aún hay mucho por hacer para mejorar la calidad de vida en el sector.