Hoy la Asociación Civil Centro de Animación Juvenil (CAJ) arriba a su aniversario 45, por ello Diario de Los Andes se plantea dar a conocer las impresiones de uno de sus fundadores, Monseñor José Ángel Divassón Cilveti, quien a pesar de tener una apretada agenda de visitas a viejas amistades y hermanos en Cristo, no dejó pasar por alto esta significativa celebración en su reciente visita al estado Trujillo.
“Cuando yo comencé, ésto ya tenía vida con las salesianas Sor Rosalba Ruiz que estaba aquí en San Luís, y el padre Abilio que estaba en la Salesiano, que empezaron a hacer un trabajo con los muchachos y las muchachas de la Legión de María”.
Divassón recuerda que entre 1976-1977 un grupo de de jóvenes fueron a un encuentro nacional de grupos juveniles Cesap de acción popular en Caracas. “En aquel tiempo yo trabajaba a medio tiempo con Cesap, y allí comenzó una vinculación con todo este mundo.
El religioso detalla que luego de aquel encuentro, comenzó a trabajar como encargado de los Salesianos de la pastoral juvenil, por segunda vez en el año 1978. Allí junto con el padre Abilio comenzaron a hacer un trabajo ya más sistematizado, donde hubiera verdadera vida grupal, y se empezaron a multiplicar los grupos.
“Ahí empezó a surgir una vida que fuimos dándole entre todos una estabilidad, un conocimiento más o menos sistemáticos, y ahí comenzó a desarrollarse. Hasta que luego se ve en la necesidad de que tenga vida propia. Así hicimos una asociación civil sin fines de lucro la cual llamamos Centro de Animación Juvenil. Fue un comienzo a partir de experiencias grupales que existían en la iglesia, dándole una metodología de continuidad, de crecimiento y de proyección en la comunidad que fue desarrollando toda esta labor que vemos ahora en esta importantísima obra, que lleva adelante este grupo, que con los años fue creciendo”.
NOS QUERÍAN QUITAR EL LOCAL
Divassón recuerda entre una tímida sonrisa la defensa del local que ahora sirve cono sede del CAJ. “Nos tocó defenderlo porque aunque nos los habían dado, nos los quisieron quitar repetidamente”.
También destaca con satisfacción el recuerdo de comenzar a ver en las comunidades un crecimiento organizativo que permitía a las comunidades proyectarse fuera de que es partidos políticos. “Era una novedad y surgía (la comunidad) con una visión, una claridad y unos objetivos que era una alternativa totalmente diferente de sociedad civil que se organizaba. Eso tuvo muchísimas expresiones en una comunidad y otra”.
CIUDADANOS ÍNTEGROS
Al ser consultado sobre qué significa el Centro de Animación Juvenil a 45 años de su fundación, Divassón comenta: “el CAJ es autogestión, alternativa, evangelio, palabras que organizándolas todas nos da organización popular al servicio del pueblo como expresión política pero no dentro de la politiquería. El CAJ se puso como un objetivo primordial la formación de las personas, que la gente creciera como persona, como ciudadano y como cristiano, con unos valores que no son como los que la politiquería por lo general lleva adelante, y que por lo tanto generaba a veces tanta piquiña porque era diferente, no se le podía comprar a esa gente porque tenía unos valores”.
EL LEGADO DEBE CONTINUAR
Divassón llama al CAJ seguir adelante, porque “la cosa es dando con mucha fe y esperanza”.
“El amor es lo que debe imponerse en este mundo y no los intereses. Eso hace falta, mucha fe, mucha esperanza y mucho compromiso, descubriendo estos valores descubrimos una fuente inagotable e indefinible de felicidad, que no depende de que los del alrededor nuestro nos brinden, nos priven o nos den, sino que nace desde dentro, que nace desde ese encuentro con el Señor y con la comunidad con quien podemos hacer algo diferente para este mundo”.
UN JOVEN FORMADO HOY ES EL LÍDER DEL MAÑANA
Monseñor José Ángel Divassón Cilveti tiene un mensaje para la generación de relevo. A los jóvenes los invitó a colocar toda su energía en el trabajo comunitario, para descubrir la satisfacción que viene del darse a los demás.
“Hay muchos jóvenes que no logran profundizar en sus vidas y llenan con la apariencia, mientras que hay otros jóvenes que abundan, que van descubriendo una mina mucha más mayor, que van abundando en sus capacidades, entregas a un objetivo, finalidad, a una ilusión que uno crea en la vida y encuentra una fuente de felicidad extraordinaria que nace desde adentro, que no nos las regalan de afuera, nace del haber sido capaces de poner a millón las cosas buenas que Dios ha sembrado en nosotros”.
El religioso exhorta a no dejar el proceso formativo, porque un joven formado hoy es el líder del mañana.
Por: @AlexGonzalezDigital
Colaboración: Andrés Navih Morillo Elkheidi
Reportero comunitario del CAJ