Monseñor Estanislao Carrillo, el Soldado de Cristo / Por: Adalberto Gudiño Araujo

Sentido de Historia

Trujillo ha tenido infinidad de personajes que en su historia han ocupado sitios protagónicos, desde la conquista, la colonia, la independencia, en fin, en todas las épocas hasta la actualidad. En este caso vamos referirnos a los padres o curas de la iglesia católica.

En este caso o en esta oportunidad, vamos a referirnos a monseñor Estanislao Carrillo, un Soldado de Cristo, que cumplió la doctrina cristiana a cabalidad y tuvo una vida de entrega hacia el prójimo convirtiéndose en un claro ejemplo de una vida dedicada a la ayuda y protección de los pobres y los desamparados. Nació en La Vega de Quebrada de Ramos, estado Trujillo, el 13 de junio de 1863 y murió el 4 de junio de 1953; sus padres fueron Estanislao Carrillo Yánez y Benigna Carrillo Gómez de Carrillo, quienes eran parientes. Sus primeros maestros son Rafael Castillo y Eugenio Salas Ochoa; realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Primera Categoría, posteriormente en el Colegio Federal de Varones, hoy Liceo Cristó­bal Mendoza, bajo la dirección de Francisco de Paula Martínez y Rafael María Urrecheaga La Torre; luego pasa a la ciudad de Mérida donde obtuvo la ordenación sacerdotal de monseñor Román Lovera. En 1890 recibe el título de Doctor en Ciencia Política. Cantó su primera misa en la ciudad de Trujillo en el año 1885. Obtiene el título de Doctor en Derecho Civil, Canónico y Teologal en el Colegio de Primera Categoría. Se destacó como profesor en el Colegio Federal de Trujillo; creó y sostuvo escuelas nocturnas, de propio peculio.

Monseñor Estanislao Carrillo fue también periodista. Editó un periódico titulado, “El Perro”, el 7 de noviembre de 1912, en el cual flagelaba las costumbres inmorales que han tratado de imponer su gesto degradante en nuestra sociedad, no temiendo en tal sentido los aviesos caprichos de algunos gamonales. Del mismo modo, monseñor Estanislao Carrillo escribió un libro que él mismo lo denominó: El Secreto.

Monseñor Estanislao Carrillo estuvo presente con su solidaridad en la época de La Langosta desde el 28 de enero de 1910 hasta el 28 de diciembre de 1912, cuando el eclipse solar del 3 de febrero de 1916 y durante la influenza o gripe española desde el 3 de enero de 1918 hasta el 3 de diciembre de 1920. En 1912, se celebraron las Bodas de Plata Sacerdotales de monseñor doctor Estanislao Carrillo y el Papa Pío X (1903 – 1914) le concedió la dignidad del Título Prelado Doméstico de su Santidad, al reconocer su destacada labor espiritual. El Ejecutivo Federal, lo condecoró con la Orden Libertador en el grado de Oficial, por su profunda sensibilidad social. En 1948 la Asamblea Legislativa, le otorgó el Título de Hijo Esclarecido del Estado Trujillo. Dictó la Cátedra Sagrada Redivivo (aparecido resucitado) Crisóstomo (Juan Crisóstomo, Patrono de la Iglesia de Oriente, Patriarca de Constantinopla, Turquía; fue perseguido por su elocuencia por la Emperatriz Eudoxia; su día es el 27 de Enero).

Los biógrafos de monseñor Estanislao Carrillo lo comparan, por sus dotes cristianos, con el personaje de la obra Los Miserables del francés Víctor Hugo, “Monseñor Bienvenido”. Narran varias personas consultadas que existe la leyenda que el día 13 de Junio de 1943, este prelado narró que iban a caer ese día piedras del cielo y en efecto ocurrió. Cuando estuvo en Barinas como vicario y director de la Escuela Episcopal, sufrió de paludismo, por lo que se trasladó a la población de San Lázaro de Trujillo, luego regresó a Trujillo Capital, como Teniente Cura al lado del Vicario Rafael María Torres, quien enfermó y murió durante la epidemia de fiebre amarilla en 1877, por lo que él asumió la Vicaría.

Una de las frases que siempre expresaba monseñor Estanislao Carrillo cuando le decían: “Ese hombre es bueno”, era: “Dale dinero para que se le suban los humos a la cabeza, armas para que agarren valor y poder o mando para ver si es bueno”.

Monseñor doctor Estanislao Carrillo traía de la hacienda de sus padres en el sector Quebrada de Ramos y también les compraba a los productores sacos de caraotas, arvejas, arroz, maíz, caraotas, café, trigo, ajonjolí, frijoles, yuca, plátanos, cambures, frutas, hortalizas, legumbres y otros productos, para que la gente más pobre se abasteciera. Éstos eran colocados en los pasillos y en el zaguán de su casona. Monseñor Estanislao Carrillo vivió en la Hacienda “El Corral” de los Márquez Carrillo y Gabaldón, contigua al Colegio “Santa Ana”, hoy Núcleo Universitario “Rafael Rangel”.

Monseñor Estanislao Carrillo crió a monseñor Vicente Ramón Valera Márquez, porque su mamá, la señora Dominga Márquez tuvo quebrantos de salud. Estanislao Carrillo fue párroco de Pampanito. El 13 de Junio de 1954, el ciudadano Néstor Barroeta presentó un proyecto para construir un cirio o vela gigante en homenaje póstumo a monseñor doctor Estanislao Carrillo. Existen algunas leyendas urbanas sobre Monseñor Carrillo, quien se aparece en la casa donde vivió en el actual colegio que lleva su nombre, en la avenida Bolívar, a media cuadra abajo de la plaza Bolívar. Asimismo, las personas que lo conocían decían que tenía la facultad para hablar con los muertos y que la suela de los zapatos y cotizas que usaba siempre estaban limpias, porque cuando caminaba no tocaba el suelo, en una especie de levitación.

El doctor Numa Quevedo al referirse a monseñor doctor Estanislao Carrillo expresó: “Honesto por temperamento y por convicción, que no fingida ni hipócrita postura. Sincero sentido de su Dios y su doctrina, verdadero intérprete de la más noble literatura que escribirse pueda, que no falso ni versátil representante, muy lejos de la estridencia y del mentido gesto. Consagrado a su oficio y, dentro de su órbita, acrisolado en una recia disciplina de su deber, no ha dado nunca la espalda como el desleal profeta a su función sagrada, en una torpe búsqueda de actividades extrañas donde el sacerdote no podrá encontrar jamás la paz y el sosiego que le reclama su destino. Es una réplica severa, un ejemplo definitivo, y una poderosa lección en marcha”. Al lado del Sector El Limón en Santa Rosa, se encuentra el sector “Monseñor Estanislao Carrillo”. El niño que aparece en la estatua de Monseñor Estanislao Carrillo y el Perro Combate es el ciudadano Marcos Aurelio Villegas, así como en la fotografía respectiva. Cabe recordar que el Perro Combate se lo regaló la ciudadana Fidelia González a Marcos Aurelio Villegas y este a Monseñor Carrillo.

Lo que resuelve “El Perro”

Cuando salimos por primera vez, dijimos que no meteríamos la pata en ninguna cosa que oliera a política. Pero dijimos una mentira, aunque no culpable; pues decir los venezolanos que no tomamos cartas en la política, es negar nuestro origen español. Lo dijimos con la intención de ser suizos, durante nuestra cachorrancia, por aquello que en los andurriales de la política perruna, al perro chico no le toca sino pegarse unas soberanas encuevadas, otras mordidas de las lapas y la mar de espinadas; mientras que a los perros grandes les toca comerse la lapa tranquilamente. Nos equivocamos; si le toca algo de la caza al perro chico: Los huesitos mondaditos, y esto a costa de esperar y más esperar debajo de la mesa, en donde se echan diente sin piedad todos los perritos quienes allí congregados disputándose el huesitico mondadito. ¡Qué desgracia es ser perriquín!. Mantenemos nuestra promesa de ser impolíticos, hasta que tengamos el camino desarrollando y descomunal, como pensamos que será nuestro tamaño. Nuestros colmillos han de medir cincuenta centímetros en una punta más aguda que la punta de una tunita colorada. Nuestro ladrar será en tono gravísimo, para que, cuando nos oigan los demás perros, metan el rabo entre las piernas y nos rindan homenaje, aunque seamos más malos que el mismo Barrabás. Hay perros de raza pequeña, los falderillos, por ejemplo. Estos gozan del privilegio de hacer pilatadas, mientras la agarradera de los grandes disputándose la cochina ¡Lapa, hombre!.

Estas pilatadas son: Morderle los talones a los perros enemigos, no dejar gallinas con vida en las casas ajenas, hacer meter a la cárcel al que no haga su real voluntad, o a los perros pulperos que en tiempo de paz no han querido resignarse a perder los efectos de su pulpería. Y son celebradas estas barrabasadas por los perros grandes, mientras que los perros chicos para sacar las castañas de la estufa. Cuando esta casta de perros se acostumbra a hacer daños, acaban por levantar la patita, y ¡chisg!. Al perro grande que le celebró las primeras maldades. Y palo con el perro chico, por semejante barbaridad. ¡Pobre perriquines!. Esto es haciendo una símil con la labor política y social que cumplió el periódico que creo llamado “El Perro”.

Es también bueno destacar que este periódico nace de una anécdota crucial para Monseñor Carrillo. “Resulta que el muy joven Estanislao baja al centro de Trujillo a unas compras personales, cuando pasa frente a una casa ubicada al lado de arriba de la actual barbería el Arte, específicamente donde reside la familia Valera, bueno el paso y observa entre los parabanes de las ventanas unos ojos que lo miran con mucha dulzura, el al verlos se emociona y decide al día siguiente llevar unos caramelos a la joven que lo miraba, entonces al pasar y tratar de obsequiar los caramelos salió un perro y le ladró, resulta que la dulce mirada era la de un perro. Lo que le causó un gran impacto ya que creía que iba a tener una novia. Ese acontecimiento lo hizo reflexionar y fue así como inició su camino al sacerdocio, la castidad, al servicio de Dios y los más desamparados. Por esta anécdota es porque le pone al periódico el nombre de “El Perro”.

Como pudimos observar, el padre Monseñor Carrillo ha cumplido en nuestra historia un rol muy destacado que aún no se le ha reconocido como siempre debió ser. Tiene nombre u homónimo de una parroquia, de una escuela. Pero su labor como verdadero cristiano no ha sido divulgada y mucho menos imitada como ejemplo a seguir y su obra social aun se desconoce en escuelas, comunidades y hasta por una gran parte de los habitantes de la parroquia que lleva su nombre.

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