SAN CRISTÓBAL.
“¡QUE BUENO Y QUÉ TIERNO ES VER A LOS HERMANOS VIVIR JUNTOS!” (Salmo 133,1). Así hemos cantado en el salmo responsorial y con ello expresamos la hermosa experiencia de la Misa Crismal, que, como todos los años, nos convoca para demostrar que somos una Iglesia local la cual celebra el misterio del sacerdocio ministerial y de la unción que nos ha convertido a todos los bautizados en “cristianos”; esto es, en “ungidos” al igual que Cristo. Hoy nos reunimos en esta parroquia de San Miguel Arcángel de Barrancas y reafirmamos con su párroco y su feligresía el gozo espiritual de ser pueblo, haciendo sentir que de verdad somos hermanos y nuestra convivencia en comunión es algo bello y lleno de ternura, pues habla de la presencia de Dios en medio de nosotros para ser testimonio vivo de su amor. Manifestamos que somos un pueblo al servicio de toda la sociedad con lo cual hacemos presente al Dios liberador, el Ungido por excelencia, Cristo el Señor.
¿Por qué llamamos esta celebración eucarística “MISA CRISMAL”? Partiendo de la Palabra de Dios y de la Liturgia de la Iglesia, vamos a explicar el significado del Crisma y sus consecuencias para todos nosotros. Al hacerlo podremos entender y recordar lo que supone para cada uno de nosotros, bautizados y confirmados, ser ungidos y también, de manera particular, la vocación y misión de nuestros sacerdotes, también ungidos con el Crisma y sellados por la imposición de las manos del Obispo.
En primer lugar, ¿Qué significa “CRISMA”? ¿Qué es el “CRISMA”?. Hoy precisamente vamos a bendecir los óleos santos que se destinarán para el uso litúrgico en los sacramentos del bautismo y la unción y consagraremos el CRISMA para el bautismo, la confirmación el orden sacerdotal y también para la dedicación de los templos. El CRISMA es aceite de oliva al cual se le mezclan algunos perfumes especiales. Esos perfumes le hacen sentir un aroma particular que lo distingue. Mientras que los otros aceites que se bendicen son expresión simbólica y sacramental de fuerza y de sanación, el Crisma es destinado para “consagrar”, para “dedicar” a una misión. Con el Crisma se “unge” a la persona y se significa así que el Espíritu Santo destina a quien es ungido a una misión particular.
De hecho, CRISMA significa UNCION. ¿Qué significa UNCION? A veces podemos tener la tentación de pensar que se trata de la simple imposición de un aceite para conseguir algo. Otros piensan que la unción es algo que fluye o se repite a cada rato. Y no es así. La Unción es un acto, un hecho sacramental que sólo puede ser realizada por quien tiene la potestad para ello (Presbíteros y Obispos). Como ya lo indicamos, al aceite destinado para la UNCION (CRISMA) se le añaden unos perfumes: esto tiene un significado muy especial: expresa que quien es ungido también hace sentir el buen olor de Dios a través del testimonio de vida. Entonces, quien recibe el Crisma, es consagrado y tiene, dentro de la misión que recibe, la tarea de dar testimonio, de manera personal y eclesial o comunitaria.
En segundo lugar, la palabra CRISMA, como ya lo hemos sugerido, significa UNCION. Esta no es algo banal sino un hecho que marca la vida de quien la recibe. En el Antiguo Testamento eran ungidos los reyes y los sacerdotes, así como los profetas: al ser “ungidos” recibían una misión. Unción, entonces, significa CONSAGRACION. Es decir, dedicación para una misión, pero que, a la vez transforma la propia vida del ungido. La simbología del aceite que consagra expresa de manera externa y religiosa la consecuencia: está destinado al servicio de Dios y de los demás. En el Nuevo Testamento, el gran ungido es Jesús. Por eso, se le llama con fuerza CRISTO. CRISTO significa y traduce eso: ungido, consagrado para una misión.
En la sinagoga de Nazaret, Él, Jesús, se auto-aplica la profecía que anuncia al MESIAS (en hebreo traduce “ungido-Cristo”). El, por el hecho de la encarnación, asume cumplir la voluntad del Padre y así manifiesta la unción del Espíritu: tiene la misión y el compromiso de anunciar el evangelio a los pobres, liberar a los cautivos, dar la vista a los ciegos, inaugurar el tiempo de gracia o de salvación. Jesús va un poco más allá. Pues se presenta como el CRISTO-MESIAS; es decir, el que ya está haciendo realidad la voluntad del Padre.
Con su vida, sus acciones, sus enseñanzas y con su entrega, hace sentir el perfume de esa Unción. Por eso, no sólo atrae sino que propone que se le siga. El perfume aromático lo ha sintetizado en las bienaventuranzas, pues es pobre de espíritu, misericordioso, limpio de corazón, manso y humilde de corazón, constructor de la paz y libre para no sentir temor si lo persiguen… Más aún, no esconde ni cambia el perfume verdadero, el de su amor: sólo los pequeños, los llenos de la sabiduría de Dios (no importa si son pecadores o publicanos) son capaces de sentir el aroma del perfume de su unción