Matamoros (México), 11 oct (EFE).- Migrantes salvaron este miércoles a un venezolano que estuvo a punto de ahogarse en el río Bravo, en el límite con Estados Unidos, en un hecho que refleja la creciente desesperación en la frontera norte de México en la nueva oleada migratoria.
En Matamoros, en la frontera del estado mexicano de Tamaulipas con Texas, una familia de venezolanos cruzó las vallas del lado mexicano y se lanzó al caudal para cruzar a Estados Unidos, pero en el trayecto Dagniel Pérez, de 20 años de edad, se enredó en el lirio acuático.
Aunque pedía auxilio, sus parientes ya estaban del lado estadounidense, por lo que no pudieron intervenir.
Un compatriota de Dagniel, habitante de un campamento que han establecido los migrantes, se arrojó al río para arrastrarlo a Matamoros, donde solicitó asistencia de la Cruz Roja para que le brindasen primeros auxilios.
“Me acerqué porque se estaba ahogando y no podía dejar que se muriera”, declaró a EFE el venezolano que lo rescató, Nelson Méndez.
Dagniel permaneció recostado hasta que llegaron los paramédicos para trasladarlo al Hospital General.
“Choqué con la rama y ahí quedé, ya no pude salir, me tocó devolverme y me ayudaron”, expresó.
De acuerdo con el reporte del director médico de la Cruz Roja en Matamoros, José Arturo Sibaja Perales, el migrante está estable y recibirá un tratamiento por la cantidad de agua contaminada que ingirió durante el incidente.
El hecho ocurre mientras México y Centroamérica afrontan un flujo migratorio «sin precedentes» hacia Norteamérica, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), con hasta 10.000 migrantes que llegan a diario a la frontera con Estados Unidos, de acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Informes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, revelan que interceptaron a 5.578 migrantes tan solo el fin de semana pasado en la región fronteriza, producto de la impaciencia que existe entre la comunidad que espera una cita para pedir asilo.
Los migrantes contemplan a diarios los riesgos de nadar por el río Bravo para traspasar los límites y pisar suelo estadounidense.
“Es desesperante que si estás en la recta final de alcanzar el sueño americano, te digan que te van a devolver a tu país. Por eso estamos cruzando así, arriesgando nuestras vidas”, argumentó la venezolana Wendy Mujica.
En el lado mexicano, funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) han instalado barreras de fierro para frenar el problema, mientras que en Estados Unidos existen kilómetros de alambrada con púas para obstaculizar el libre tránsito.
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