En una sociedad dependiente de la electricidad, la falta de fluido eléctrico por más de 18 horas diarias, daña aún más la salud de los ciudadanos y economía del estado Mérida, al verse afectados todos los demás servicios, pues los cortes eléctricos, en el mejor de los casos, han pasado de 6 horas sin electricidad por dos o tres con electricidad. Todo ello en medio de la cuarentena social por el coronavirus.
Las fallas eléctricas limitan las posibilidades de adquirir alimentos al no poder cancelar por falta de conexión bancaria. Los pocos alimentos almacenados y refrigerados se están dañando irremediablemente pues el tiempo disponible con electricidad no es suficiente para recuperar el frio de las neveras, afectando aún más la dieta familiar.
Algunos negocios usaron plantas eléctricas como opción, pero ahora tampoco se cuenta con combustible para encenderlas, salvo quienes logran surfear los requisitos para obtener un salvoconducto o el disponer de unos cuantos dólares para comprar la gasolina, donde se pueda obtener, llegando incluso a perderse gran cantidad de cosechas de verduras y frutas pues los productores no tienen combustible para el transporte.
El agua también falla, aunque pueda estar llegando a los tanques, pues muchos edificios dependen de hidroneumáticos para hacer llegar el preciado líquido a cada apartamento, exponiendo la salud de los residentes, quienes tampoco pueden siquiera ver televisión porque no hay como encender los equipos. Mientras que, en municipios, como Alberto Adriani, el agua llega a cuenta gotas, empeorando la posibilidad de bajar el calor de la zona; o como Tovar, donde las instalaciones del servicio de agua potable han sido dañadas por derrumbes o sabotaje a los equipos.
Las comunicaciones merecen atención especial. Las empresas de telefonía celular presentan serias fallas. Simplemente enviar un mensaje o conectarse a los datos es acertar una lotería. Hablar por teléfono, entender y que te entiendan depende del viento o de un milagro. Y la telefónica nacional sufre con frecuencia “cortes de fibra óptica” incomunicando la región, mientras que ABA, cuando hay, también depende de la electricidad.
Los merideños deben buscar alternativas ante las limitaciones de electricidad, agua, comunicaciones. Cumplir tareas académicas, hacer cursos vía online, pero offline, distraer a los pequeños sin televisión, cocinar sin gas o electricidad y sin poder comunicarte con tus seres queridos, manteniendo la cuarentena, caminando ante la falta de gasolina, ha convertido a Mérida en una ciudad sobreviviente al desastre en los servicios públicos.
@YanaraVivas /CNP 16770/SNTP 6961