Por: Adelfo Solarte
Diario de Los Andes
Con el paso del tiempo las ciudades se hacen cada vez más complejas y hasta pudiéramos decir que más misteriosas, más enigmáticas. Parecen colocar más cerraduras a la puerta que lleva hasta su identidad, su rostro primigenio.
Acercamiento a las cuatro versiones de Mérida regadas por el mundo
Ya lo decía la reconocida arquitecta y urbanista venezolana Miriam Salas, profesora de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Los Andes (en Mérida, Venezuela), cuando, en su referencial libro “Huellas de Ciudad”, advertía que con el paso del tiempo “el concepto de ciudad – sin desprenderse del sentido original – progresivamente se aleja de su centro, se amplía y se vuelve más complejo porque acumula mayor cantidad de propiedades”.
Por lo tanto, si queremos retratar el íntimo ADN no de una sino de varias ciudades, tendríamos que reconocer, con humildad, que tal empresa es de largo aliento y que, al final, puede que no logremos el cometido.
Pero – y aquí vuelve la urbanista Salas con sus apuntes – los sentimientos, los apegos, nuestro amores hacia una ciudad “se cultivan con memoria”, y si bien esta memoria tiene como insumo primario las experiencias de vida, también se puede construir con “la acumulación de información y conocimientos”.
Entonces la información sí nos puede servir. Nos puede ayudar a conocer o reconocer a la ciudad que tenemos al frente. Tal vez nos quede un boceto, un dibujo de trazos gruesos, una aproximación. Pero no nos iremos con las manos vacías.
Salgamos al encuentro de algunos datos que nos ayudarán al propósito de darle un rostro más nítido a cada una de las cuatro Méridas que se han vinculado a los largo de las últimas décadas, al proyecto de las “Méridas del Mundo”. Esta iniciativa de hermandad histórico-cultural – pero también económica y empresarial- intenta reunir a las ciudades de Mérida de Extremadura (en España), Mérida de Yucatán (en México), Mérida de Filipinas y la Mérida de Venezuela en torno a un proyecto de relacionamiento que potencia la unión y apuntala los intereses comunes de estas comunidades con un mismo nombre pero, como veremos, con identidades propias.
La Mérida de España: primigenia
Las Méridas de México, Filipinas y Venezuela no existirían (al menos no con ese nombre) sin la originaria Mérida de España.
El hermoso nombre de Mérida surgió del hecho de que en el año 25 antes de Cristo, el emperador romano Octavio Augusto ordenó erigir una villa con todas las comodidades y servicios, en la que los soldados imperiales ya retirados (es decir jubilados o eméritos), pudieran vivir dignamente. De “emérito” viene Emérita, y de ésta palabra deriva Mérida. Así pues, nació Emérita Augusta (Augusta por el emperador Augusto).
Esta Mérida es la capital de la comunidad autónoma de Extremadura. En este sentido tiene el mismo estatus que sus hermanas merideñas de México y Venezuela, es decir: las tres son capitales de estado.
Con alturas que no superan los 600 metros sobre el nivel del mar, el territorio emeritense es más bien llano y sus temperaturas se corresponden con su ubicación mediterránea que le provee meses fríos (aunque no necesariamente bajan a los 0 grados) y veranos bastante calurosos.
En cuanto a su población, de alrededor de 60 mil habitantes, la Mérida de España tiene una baja densidad si la comparamos con las más dinámicas Mérida venezolana y también con la mexicana.
Dejando a un lado los aspectos geográficos, climáticos y demográficos, Mérida de Extremadura tiene una vasta historia y unas condiciones de desarrollo cultural y artísticos excepcionales. Nada raro en una urbe de las más antiguas del mundo, con 2046 años de una historia repleta de guerras, tomas y levantamientos, de asedios y conquistas, de debacles y desarrollos. En realidad más de 20 siglos de vida le dan a esta Mérida primigenia tiempo suficiente para que hayan acontecido episodios memorables de la historia humana.
La Mérida española es una ciudad monumental en el sentido literal: hay monumentos en toda su geografía, legado, sobre todo, de su esplendor en la época romana. No sería exagerado decir que es una ciudad museo. Una urbe que incluso con el pasar de los años sigue aportando hallazgos que enriquecen el acervo cultural de la humanidad.
La Mérida de México: milenaria
Fundada en 1542, esta agraciada ciudad mexicana fue la primera Mérida que apareció luego de la primigenia Mérida española. Por orden de fundación luego seguirían la Mérida de Venezuela y finalmente la de Filipinas.
Capital del estado de Yucatán, la Mérida mexicana – como un dato bastante curioso – se ubica geográficamente en las cercanías de esa famosa zona en la que los científicos aseguran cayó hace 65 millones de años el asteroide que acabó con los dinosaurios.
De un clima cálido y húmedo, tal vez su temperatura guarde más similitud con la Mérida de Filipinas que con el resto de las Méridas. No es extraño que en algunas ocasiones el termómetro supere los 40 grados centígrados.
Si bien el nombre de Mérida surgió – como el resto de sus homónimas – de los recuerdos y querencias de algunos conquistadores españoles por su natal Mérida, en el caso de la ciudad mexicana este nombre tuvo una connotación más cercana a ese rasgo distintivo de la Mérida de Extremadura: la de sus ruinas milenarias. En el caso español, a partir de los vestigios de su pasado romano y en el caso de la Mérida de Yucatán, la misma realidad pero basada en lo que fue su pasado maya, expuesto en monumentos, objetos y elementos culturales de todo tipo.
Precisamente por su marcado acento hacia las artes (pasadas y presentes) fue que Mérida fue designada como Capital Americana de la Cultura no una sino dos veces (año 2000 – la primera en lograrlo – y año 2017).
De todas las Méridas del mundo, la de Yucatán es la más grande, no sólo en número de habitantes (la capital tiene alrededor de un millón de habitantes) sino también por ser una efervescente metrópoli en franco crecimiento turístico, comercial, inmobiliario pero sobre todo cultural.
Además de su pasado prehispánico, labrado por la cultura maya, también la Mérida de México es rica en manifestaciones coloniales, a partir de la presencia determinante de los españoles. En ese sentido tiene representaciones arquitectónicas que la vinculan con la Mérida de Venezuela, sobre todo es esa típica configuración de su centro histórico.
El proyecto Méridas del Mundo busca renovar sus votos de hermandad
La Mérida de Filipinas: exótica
La República de Filipinas es un país conformado por la sorprendente cantidad de más de siete mil islas. El Estado filipino queda al sureste de Asia, y se desparrama como caracoles fragmentados en una playa, por unos dos mil kilómetros, en las aguas del océano Pacífico.
Allí, en ese para nosotros remoto paraje, queda un municipio llamado Mérida, cuya principal población también lleva el nombre de Mérida. El clima predominante es tropical, con tendencia a ser cálido y húmedo la mayor parte del año, lo que ocasiona regulares lluvias. Los ríos son cortos pero caudalosos como suele ocurrir en islas de poca extensión y por la gran cantidad de montañas que caracterizan la geografía filipina.
Estamos hablando de una Mérida cuya vegetación predominante son los manglares en sus costas, aunque hay también sabanas en las tierras bajas y bosques subtropicales hacia las zonas de montañas.
Esta es “la menor de las Méridas”, ya que no se puede catalogar de una ciudad como el resto de sus hermanas, sino como una comunidad semirural. De hecho, la población en este 2021 debe estar alrededor de 30 mil habitantes en toda la jurisdicción municipal.
La actividad económica de la zona está vinculada a algunos rubros agrarios (caña de azúcar, café, bananas, coco, tabaco, entre otros) y a algunos productos manufacturados.
Desde el punto de vista urbano y arquitectónico no hay elementos notables. La vialidad es modesta y la vida urbana va en consonancia con una comunidad semirural.
Hay sí, ricos elementos culturales que definen su variada gastronomía, música y folclore. Un rasgo cultural que tiende puentes hacia las otras tres Méridas, más allá de la toponimia, es que el catolicismo domina como religión (con un 80 por ciento de la población). Nada raro tomando en cuenta el legado español que desde el Siglo XVI se hizo presente en la zona, de la mano del conquistador español Miguel López de Legazpi y de fray Andrés de Urdaneta. Un dato curioso final: pese a que ha ido quedando relegado, aún hoy hay filipinos que hablan el español.
La Mérida de Venezuela: académica
Desde el punto de vista geográfico, la Mérida de Venezuela tiene como signo distintivo el hecho de poseer en su territorio el conjunto de cumbres más altas de Venezuela. Frente a la ciudad se yergue el Pico Bolívar con sus 4978 metros, acompañado de otras emblemática montañas como el León, el Toro, el Humboltd, La Concha y el Bonpland. Todas hacen parte de la Cordillera de Los Andes.
Para ponerlo en perspectiva, de las 50 montañas más altas de Venezuela 46 están sembradas en Mérida. Esto define en gran medida las actividades económicas (fundamentalmente turísticas y agrícolas), la personalidad del merideño, el clima y los aspectos culturales en general.
El entorno de la ciudad de Mérida difiere mucho de sus hermanas merideñas de México, España y Filipinas. Hay un verdor abrumador por las constantes lluvias y un clima propicio para la fertilidad de los suelos. La temperatura media es de 18 grados centígrados, pero puede bajar a 10 o 12 grados en la mañana, para elevarse hasta los 27 grados en las primeras horas de la tarde.
La ciudad de Mérida, propiamente, posee en este 2021 una población de 303.800 habitantes, según proyecciones del INE (Instituto Nacional de Estadística). La cifra sube a 535 mil habitantes si se suma la conurbación del área metropolitana. En ese sentido tiene la mitad del tamaño de la Mérida de Yucatán, pero es notablemente más poblada y extensa que las Méridas de España y Filipinas.
Entre los símbolos de la andina Mérida, destaca el Teleférico más alto del mundo (que a su vez es el segundo más largo del planeta). El Teleférico, llamado Mukumbarí, es el símbolo del sitial que ocupa Mérida en la industria turística de Venezuela.
Pero tan determinante como el turismo, la presencia de la Universidad de Los Andes (con 236 años de fundada) condiciona en gran medida la vida de la ciudad e influye de manera directa en su crecimiento y en su vocación cultural y artística.
A la par, la iglesia, factor central en la idiosincrasia del merideño, está presente en la vida de la ciudad, no sólo en sus aspectos arquitectónicos (sólo en el casco central hay 10 iglesias y capillas) sino en las actividades religiosas que, por igual, se entrecruzan con el turismo y la academia.
Cinco puntos en común
Las cuatro Méridas del mundo son ciudades y poblaciones con características diversas y, a la vista está, tienen elementos que las particularizan y definen como comunidades. Aún así, existen varios aspectos en común que terminan por motivar el hermanamiento, tan buscado en las últimas décadas.
- – Mérida como nombre: Es el elemento inicial que motiva el proyecto de hermandad.
- – El vínculo español: Las cuatro Méridas tienen una historia ligada al pasado colonizador español y a las consecuencias culturales de este hecho.
- – La religión católica: En las cuatro ciudades la religión católica está claramente ubicada como una institución determinante de las actividades sociales.
- – La capitalidad: Las Méridas son capitales de sus estados y en el caso de la Mérida de Filipinas es capital del municipio del mismo nombre.
- – Lejos de los centros de poder: Las cuatro Méridas tienen en común que están alejadas física y económicamente de los centros de poder o capitales de sus respectivos países. Esto lleva a estas ciudades y pueblos a tener que generar agendas propias para, con creatividad y esfuerzo, alcanzar el desarrollo.
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