Entre cortes eléctricos y la gran cantidad de fluctuaciones cuando por fin llega la luz, están acabando con los alimentos, electrodomésticos, salud mental de los ciudadanos y los pocos empresarios que aún quedan en Mérida, pues ya ni los protectores aguantan los altibajos en el voltaje.
Tampoco se puede decir que los talleres puedan estar beneficiados, pues conseguir una resistencia, por ejemplo, incluso usada pero que funcione, es realmente una odisea.
Los cortes continúan superando las 8 horas diarias en el mejor de los casos, en otros con servicios de 2 a 4 horas por vez, afectando a todo el estado, siendo algunas zonas del centro de Mérida, quizás las más favorecidas, mientras la zona panamericana y municipio Alberto Adriani, deben sumar el clima cálido y la falta de agua.
Los ciudadanos continúan esperando se regularice el servicio eléctrico sin contar con otras opciones pues ante la escasez de combustible, los generadores eléctricos se han convertido en más que una opción en una decepción y perdida de inversión.