Yanara Vivas SNTP 6961 /CNP 16770
Mérida continúa a la cola de los servicios públicos. A pesar de los anuncios realizados por las autoridades sobre reparaciones, las fallas en algunos servicios, afecta seriamente a los ciudadanos, quienes son la razón de ser de cualquier Estado.
Los cortes eléctricos, de mínimo cuatro horas diarias, e incluso en doble tanda, así como la inestabilidad en el voltaje, están causando enormes pérdidas en algunos comercios, asi como en los hogares, donde las amas de casa deben cuidar sus equipos de línea blanca, especialmente sus neveras, donde se guarda el alimento que le es posible de adquirir, mientras deben mantenerse al día de las ofertas de electrodomésticos en la ciudad.
Los comercios, escuelas, donde se ha recuperado el horario de trabajo, tras la pandemia por covid, los medios de comunicación, el servicio de internet, bancos, emprendimientos y empresas consolidadas, a las que los ingresos no les alcanza aún para adquirir paneles solares, estan sometidos a “cuando se tenga electricidad”.
El tema del agua potable es para llorar. Las lluvias aparecen sin invitación, quedándose por días, desbordando los afluentes hídricos, arrastrando sedimentos a las plantas potabilizadoras donde se observan a los trabajadores limpiando, pero desconociendo los ciudadanos las acciones, obras, inversiones que eviten se repitan estos episodios, y permita mejorar la calidad del servicio de agua potable, que por cierto ya no es incolora, como enseñan en las escuelas.
Las colas para surtir combustible llaman la atención, pues aun teniendo paso abierto, cerrado solo por horas cuando llueve por razones de seguridad, las colas son kilométricas, observándose de nuevo vehículos desde tempranas horas de la madrugada, o pernoctando, y sus conductores rezando por la llegada temprana de combustible, para no perder la trasnochada.
Venezuela es un país petrolero, y en Mérida, en gran parte gracias a la migración, los ciudadanos ya comparan con países donde se cumplen las cuatro estaciones climáticas y solo las tormentas con fuertes vientos afectan la movilidad, obligando como es lógico a permanecer en sus casas manteniendo servicios básicos, preguntándose ¿si somos tan ricos, por qué en esos países si pueden y acá no?