Especial de Yanara Vivas SNTP 6961/ CNP 16770
Poco después de regresar a vivir en Mérida, hace algo más de 20 años, conocí al Doctor Agustín Caraballo, pues además de ser el médico de mi tío, se había convertido en el médico de la familia. Pero no cualquier médico, pues el Doctor, pasó de médico a amigo, a consejero y a parte de la familia, mientras nosotros colamos en la suya.
El Doctor Caraballo Sierra, es de esos pocos médicos donde la humanidad se impone.
De los que te escucha, habla y explica, quizás por aquello de ser también profesor y autor de libros de medicina, o quizás porque, como él mismo señala, “la medicina interna le ha permitido ver a sus pacientes de manera integral, un poco de lo físico, pero también lo psíquico y hasta las penas del alma, que se reflejan en dolencias” teniendo el don de sanar, o al menos aliviar, desde la misma consulta, incluso antes de prescribir algún medicamento, y sin ánimos de faltar a la grandeza de nuestro Médico de los Pobres, José Gregorio Hernández, podría seguir sus pasos en la modernidad actual de la medicina.
Este reconocido docente de la Universidad de Los Andes, formador de médicos, y quien a través de sus textos, se mantiene vigente en sus alumnos, y profesionales del área de la salud, nació en el año 1944, en Casigua El Cubo, capital del Municipio Jesús María Semprúm del estado Zulia, en la zona sur del Lago de Maracaibo, a orillas del Río Tarra, en tierra compartida con los indios Barí o Motilones, de quienes recuerda “eran muy acertados con las flechas y arcos” siendo común en la zona, las heridas punzantes, especialmente en los, causadas por aquellos vecinos poco amigables para la época.
Su madre, era de San Cristóbal del Táchira, y su padre de Carúpano, estado Sucre. Su infancia y adolescencia las vivió en San Cristóbal, donde las tradiciones andinas influenciaron su vida, identificándose como tachirense.
Desde joven Agustín Caraballo, admiró a los médicos a quienes “veía como personas muy puras, inteligentes, limpias, decentes y de gran sapiencia, visualizándose como ellos, decidiendo convertirse en profesional de la salud”.
Tras egresar como bachiller del Colegio Simón Bolívar, se muda a Mérida en 1962 para estudiar Medicina en la ULA, obteniendo el título de Médico Cirujano en 1968, apasionándose con cada materia, lo que le dificultó escoger una especialidad diferente.
Tras cumplir con la rural, se traslada a Estados Unidos, donde aprueba el examen de suficiencia y logra ingresar al Hahnemann Medical College de Philadelfia, Pensilvania. Luego de incursionar en psiquiatría, nefrología e infectología, pero decidido a “estudiar al paciente como un todo, de manera integral, incluso tratando enfermedades psicosomáticas” se especializa como Internista, en 1975.
Con casi 49 años al servicio activo de la medicina, el Doctor Caraballo, encontró en la redacción de textos un complemento a su pasión profesional, escribiendo seis títulos, con cuatro o más ediciones cada uno, sumando con cada actualización al menos 25 libros, siendo acogido por la Universidad Central de Venezuela como editor de textos, mismos que hoy día se pueden encontrar en la plataforma Amazon.
Uno de sus libros más difundidos es un Manual de la Terapéutica en Medicina Interna, donde más de cien especialistas, entre ellos los Doctores Oscar Noya y Nathali Chacón, han colaborado en los 140 capítulos de la 5ta edición, permitiendo nuevamente el Doctor Caraballo integrar cada escrito hasta darles sentido práctico, logrando que sus contenidos sean claros, precisos y sin dudas, facilitando con ello la comprensión de los estudiantes, residentes internos y rurales, no especialistas, médicos de familia y del área de salud en general.
El contenido de los textos está dedicado a lo que el especialista denomina “patrimonio tropical” con hincapié en enfermedades propias de países de América Central y buena parte de América del Sur, como el paludismo y fiebre amarilla, entre muchos más.
Como profesional considera como triunfo satisfactorio el control de cuadros severos de enfermedades infecciosas, entendiendo como una de las misiones del médico “el mantener el paciente en equilibrio, compensado, y el que se adhiera a los medicamento en una sociedad donde al sentirse un poco bien, el paciente abandona el tratamiento, aun cuando no está recuperado”.
Como docente, ha sido padrino de cinco promociones, manteniendo buena relación con sus alumnos, algunos de ellos incluso pueden rondar los 60 años de edad, y aun le agradecen sus enseñanzas, mismas que a diario aplican en sus labores médicas, convirtiendo cada encuentro, foro, congreso en momentos inolvidables.
Su vida personal se mantiene ligada a la medicina. Casado por más de 45 años con la enfermera intensivista, exjueza y profesora jubilada de Derecho en la ULA, Auxiliadora Arias de Caraballo, “el centro y clave en su vida”.
Agustín y Auxiliadora se conocieron el recién regresó de EEUU, y tenía fama de “preguntón”, por lo que las enfermeras trataban de evitar acompañarlo a pasar revista. Ella, a punto de culminar sus estudios de enfermería, cumplía guardias en piso del otrora Hospital Universitario de Los Andes. Auxiliadora formaba parte del coro, y durante el concierto de su graduación, encontró en la mirada de aquel doctor el amor de su vida. Mientras él, quedó prendado de aquella hermosa tovareña. Cupido se encargó de demostrarles que eran el uno para el otro.
Iniciaron una relación y en solo 5 meses contrajeron matrimonio. La unión del Doctor “preguntón” y la hermosa enfermera, ha sido bendecida con tres hijos, Yohama, José Agustín y Nathalie, siendo cada uno, y sus logros propios, la suma de premios para sus padres.
Dos de ellos, los mayores, son médicos. Yohama especialista en Medicina Ocupacional, hoy trabajando en la Universidad de Bologna Italia, siguiendo los pasos de sus padres en la docencia y la autoría de libros. Mientras que José Agustín, es uno de los médicos otorrinolaringolo y otólogo más reconocidos de Latinoamérica. Por su parte, Nathalie, la menor, o toñeca como se dice en Los Andes, escogió la docencia relacionada a la salud, destacando como profesora de niños especiales en Italia, por lo que hablar de salud entre padres e hijos, es “muy natural”.
Para el Doctor Agustín Caraballo Sierra, la medicina es una forma de vida, lejos de un trabajo, es su pasión compartida en familia, en el aula, en su consultorio y donde quiera que un paciente lo requiera.
No sabe de jubilación, ni quiere saber de ella. Es un médico sin fecha de vencimiento, en constante actualización de sus conocimientos; y para quienes tenemos el honor de conocerlo nuestro propio “José Gregorio” viviente.
Fotos de Harry Schneider
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