Memoria Cultural. «Los Desafíos del Presente» La Tierra del Vals ( VII )

 

«Segunda Travesía Musical con Destino a Ciudad Bolívar en 1930 – 1933»

José Thomas Torres López

Septiembre, 2025

…y como un viento fuerte que toca los límites del horizonte, danzan sobres los caminos del sur un vendaval de sonoros pasos que dejan entre sus huellas de vida, las notas puras del acervo cultural andino que brotan desde las montañas, ríos y quebradas inmateriales que despiertan en su voz sus imposibles destellos, expandiendo así, el alma de un hombre en su mensaje de luz y pasión por el arte que revela su esencia.

El tiempo sigue en su sabía paciencia dando luz en los momentos y un tono distinto, distante y sereno en ese año de 1930, a la edad de 37 años. Asume Laudelino Antonio Mejías, la construcción de otro monumento del color, quizás, el reto más duro, complejo desde el punto de vista organizacional, académico – musical y profesional.

Es de imaginar que, con los datos históricos relevantes y algunos colaterales, se puede dar forma a la imagen de lo vivido por el sazonado maestro Laudelino Mejías, tocando la música en pleno desarrollo de la obra. Se trata de la reestructuración, educación y ampliación de la Banda Oficial del Estado Bolívar «Juan Bautista Dalla Costa», epónimo éste de gran importancia para esa tierra, puesto que, se trata de una figura de mucha luz, de gran relevancia desde principios del siglo XIX y que figuró en la vida política venezolana como una referencia de alto concepto, fundamentalmente por sus ideas, espíritu y nobleza. Fue presidente de estado en varias oportunidades y ocupó un importante número de misiones políticas de referencia internacional y nacional. Bien, entonces la misión encomendada al maestro Trujillano Laudelino Antonio Mejías, se eleva a un compromiso cultural de razonables alcances que lo sujetan al trabajo constante, modulador que recrea los postulados y las teorías hechas verdad.

Manos a la obra. Es la visión de un compositor y a la vez arreglista con dilatada experiencia en formatos para banda filarmónica que, permite a Laudelino proyectar sus deseos paso a paso, nota a nota, y es en el papel, en el sagrado pentagrama donde en realidad plasma el futuro de lo que ve, llevando de 9 músicos a 40 en total, así como se lee en puntuales datos históricos de ese viaje laboral del maestro. Eso se cumpliría en su momento a fuerza de un deseo inquebrantable de realización. El trabajo de formación musical es lento, muy lento, pero… Es cierto que el talento y su dedicación, generan resultados.

El proceso educativo de las distintas disposiciones en la teoría y el solfeo, aplicados a los diferente instrumentos musicales que, en base a sus distintas técnicas en la ejecución, formas de lectura y escritura, roles armónicos, melódicos, rítmicos, organizan por parte el ambiente musical que en algún momento, dará como resultado que en ese proceso, se armonice su destino y cante a la vida como una acción presente que no termina.

Laudelino Mejías forma parte de la memoria cultural del Estado Bolívar, deja su rumor de verdades y resuena  desde entonces en el futuro de una tierra sembrada de sueños, que en el devenir sonoro y su reflejo de aquellos tiempos, sigue dando frutos en todo su horizonte. Hoy, son referentes melódicos un puñado de líricas infinitas en Venezuela, nacidas en tierras del sur post peregrinación musical Laudelino Mejías, quizás, tenga en su esencia toda esa gama del color y los sonidos. Ese  repertorio tradicional que sigue naciendo, recorre  el eco de la realidad impregnado de serena emoción, con   un poco de la inspiración del maestro  Laudelino, desde ese momento en su vuelo nacional…

 

 

 

 

 

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