Nueva York, 20 abr (EFE).- La estadounidense de origen mexicano Melissa Lucio fue puesta bajo estrecha vigilancia en la cárcel de Mountainview, en Texas, a falta de una semana para la fecha de su ejecución por el delito de haber matado a su hija, una acusación que sus abogados consideran «falsa».
«Melissa ha sido puesta bajo lo que llaman vigilancia para evitar el suicidio», dijo hoy a Efe Sandra Babcock, una de sus abogadas, que explicó que se trata de un protocolo penitenciario que se activa una semana antes de la fecha de la ejecución, prevista para el próximo miércoles.
«La están vigilando porque la prisión cree que cualquier persona en esa situación corre el riesgo de suicidarse porque psicológicamente es muy difícil», agregó Babcock que trabaja en la organización Cornell’s Center on the Death Penalty Worldwide.
En 2008, esta mujer de 53 años se convirtió en la primera latina condenada a muerte en Texas tras un juicio en el que la Fiscalía arguyó que la acusada mató a su hija de una paliza, mientras que ella alegaba que la pequeña, que tenía malformaciones en las piernas, se cayó por la larga y vieja escalinata de su casa en la localidad de Harlingen en un momento de descuido.
LA TORTURA DE ESPERAR LA MUERTE
Babcock, que anoche habló con Melissa, denunció que está sufriendo una «tortura» y que su situación en corredor de la muerte es ahora «incluso más difícil, porque es cada vez más consciente de que la fecha de la ejecución se acerca y no sabe qué va a pasar».
«¿Debe prepararse para morir o debe mirar hacia adelante, hacia la vida? Nosotros no tenemos ninguna manera de decirle qué va a pasar, porque no tenemos el poder de tomar una decisión», agregó en una entrevista a través de Zoom.
No obstante, la abogada indicó que Melissa es una persona que siempre «trata de ver el lado positivo de la vida» y que anoche habló con ella de su fe.
«Está muy animada por todo el apoyo que ha recibido, pero se preocupa mucho por sus hijos. Está realmente preocupada por lo que podría pasarles si fuera ejecutada», declaró Babcock, que indicó que Lucio está muy molesta con la prisión por la vigilancia constate a la que está ahora sometida.
Al igual que el resto de su equipo de abogados y de muchas organizaciones civiles que han abordado el caso de Lucio, Babcock está convencida de que Lucio es inocente y que «la muerte de su hija no fue un homicidio, sino un accidente».
LA VIA JUDICIAL Y POLÍTICA PARA SALVAR A LUCIO
Su equipo de abogados presentó el viernes pasado una petición «de más de doscientas páginas, más ochocientas páginas de pruebas» al juzgado que aporta declaraciones de expertos y «nuevas evidencias que nadie había visto antes».
«Ahora estamos esperando que el tribunal decida si va a suspender la ejecución. Si lo hace, enviaría el caso a un tribunal que podría examinar las nuevas pruebas, algo que esperamos, porque ese sería el primer paso para lograr un nuevo juicio para Melissa», subrayó.
Sin embargo, la decisión de este tribunal podría demorarse hasta el mismo día de la ejecución, advirtió Babcock.
Además de la vía judicial, el caso de Lucio ha sido puesto también en manos de la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas, que -según Babcock- decidirá el lunes sobre si recomendar que la pena de la latinoamericana se conmute por una condena menor o que su ejecución se posponga 120 días.
Una vez la Junta tome una decisión y si la vía judicial se agota, el gobernador de Texas, el republicano Gregg Abott, deberá tomar una decisión final, que según la togada podría no producirse hasta horas antes de la ejecución.
Pero Babcock, a pesar de que admite que no tienen ninguna garantía, se muestra optimista sobre la consecución del caso.
«Creemos que los tribunales ahora tienen delante motivos fundados para suspender la ejecución. Cualquiera que mire este caso durante más de 10 minutos puede ver que existen serias dudas sobre la integridad de las pruebas que se usaron para condenar a Melissa. No debería llevarles mucho tiempo para decidir deben detener la ejecución», zanjó.
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