EL CNE históricamente ha sido fuente de memorables opiniones que por tiempo se quedan en los registros de memoria colectiva hasta que la misma memoria colectiva decide olvidarlos. Les recuerdo algunos. Un miembro del eterno 3 a 2, ante el enredo que tenían con el cronograma, explicó en medio de sospechosa influencia alcohólica que el evento seria “ el veintiooooochoooo…el veintiooooochoooooo”, cosa que no ocurrió. Luego, el presidente con aire profesoral y con profundos conocimientos jurídicos explicaba que el acto electoral era de “absoluta y total tramparencia”. Un amigo jocosamente recordaba al licenciado Esparragoza. La joya sintáctica la tuvo la monarca indiscutible, quien caminando por la famosa baranda, siempre en la madrugada nos informaba que a esa hora las tendencias eran “irreversibles”.
He señalado lo que he observado desde la noche que ocurrió el gran triunfo de diciembre del 2015. No opino ni juzgo. Solo expongo hechos. En este tema observo cierta tendencia a repetir la fábula del rey sin ropa. Continúo con las preguntas. La 4) el estimado del plantel nacional electoral se estima en 40.000 funcionarios que manejan los 10000 centros electorales. Cuántos de esos funcionarios son militantes seleccionados cuidadosamente desde el 2015?. 5) cuántos de esos centros electorales están en centros poblados con absoluto control militar, cuantos controla el ELN y cuantos controla la FARC.? 6) que se hará al respecto? La lista es larga, de modo que la iremos desgranando paulatinamente.
En el CNE existe protocolarmente la figura de vicepresidente, es protocolar porque como es público y notorio la composición sigue siendo 3 a 2. Es doblemente protocolar por la absoluta y total ilegitimidad de ese organismo. Aun así, uno espera que en la delicada función que han asumido y de cara a quienes se dice representan, haya una línea de actuación cónsona con el restablecimiento de la credibilidad del poder electoral. Esa credibilidad pasa por respuestas claras a las dudas. Yo les he planteado 6.
De modo que oir textualmente lo siguiente “ Espero que la clase política pueda estar segura de que puede participar y de que efectivamente habrá un proceso medianamente transparente en el cual puede entrar y aprovechar para ocupar posiciones institucionales importantes en la próxima elección, y en la próxima de arriba también”. Son palabras del vicepresidente. Las mismas generan inquietantes dudas, complementarias a las que ya se tienen. Que se entiende por un proceso electoral “medianamente transparente”?. El registro electoral será medianamente revisado? La inhabilitación política de partidos y personas será ahí ahí? Más o menos? .
Como se trasmite confianza y credibilidad con este “primer paso”’?. LA DEMOCRACIA no puede ser a medias, mucho menos unas elecciones. Los rectores del írrito CNE tienen mucho trabajo por delante si tanto les interesa la credibilidad en el Poder Electoral. Que hay que hacer para garantizar unos comicios justos? No se puede estar bien con Dios y con el Diablo. Denle la razón a los que han defendido su nombramiento.
Al menos la sintaxis esta vez ha sido correcta. La cosa es medianamente transparente y no “ transparente” como ha sido la norma desde la noche del 2015.
Adalberto Gabaldón
20 de mayo de 2021