Los comicios del pasado 20 de mayo siguen dando que hablar. La mayoría de los partidos de oposición no se presentaron, lo que unido a la falta de transparencia dio origen al desconocimiento por una gran cantidad de países al resultado electoral y a la legitimidad de las mismas. La investigación que a continuación publicamos poner en evidencia el uso del poder para presionar a los electores
Nicholas Casey/Andrea Zárate
The New York Times
Yansnier Arias sabía que estaba mal. Violaba la Constitución y además el juramento que hizo para ejercer como médico en Cuba. Había sido enviado a Venezuela por el gobierno cubano: era uno de miles de médicos desplegados para reforzar los vínculos entre ambos aliados y para mitigar el colapso del sistema de salud en Venezuela.
Aunque con la reelección del presidente Nicolás Maduro en juego, no estaba permitido que todos recibieran tratamiento, dijo el doctor Arias.
Un paciente de 65 años con insuficiencia cardiaca llegó a la clínica y requería con urgencia de oxígeno, según Arias. Recordó que los tanques estaban listos, en otra habitación.
Pero señala que sus superiores cubanos y venezolanos le dijeron que el oxígeno debía usarse como arma política: no para las emergencias médicas del día, sino para repartirse cuando la elección estuviera más cerca, como parte de una estrategia nacional para obligar a los pacientes a votar por el gobierno. El 20 de mayo de 2018, día de los comicios, estaba cerca y el mensaje era claro, recordó Arias: Maduro necesitaba ganar a toda costa. “Sí había oxígeno, pero no me permitían usarlo”, dijo Arias, quien abandonó el programa médico del gobierno cubano a finales del año pasado y ahora vive en Chile. “Había que dejarlo para las elecciones”.
Maduro y sus partidarios han usado a su favor el colapso económico de la nación para mantenerse al mando de Venezuela: han tentado a votantes hambrientos con comida, han prometido subsidios adicionales con la victoria de Maduro y han exigido que la gente que acudiera a las urnas presentara los carnets de identificación partidista para el reparto de raciones del gobierno.
Pero quienes han participado en dichos ardides cuentan que Maduro y sus simpatizantes también han estado usando otra herramienta: el cuerpo médico internacional de Cuba.
Dieciséis integrantes de las misiones médicas cubanas a Venezuela -un elemento clave de las relaciones entre esos dos países- describieron un sistema de manipulación política deliberada en el que sus servicios se usaron para afianzar los votos del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), a menudo a través de la coerción.
Se usaban muchas tácticas, dijeron los doctores, desde simples recordatorios para votar por el gobierno hasta denegar tratamiento a los simpatizantes de la oposición que tienen enfermedades mortales.
Los médicos cubanos comentaron que se les ordenó ir puerta por puerta en barrios pobres para ofrecer medicinas y advertir a los residentes que se les cortaría el acceso a los servicios médicos si no votaban por Maduro o por sus candidatos. Muchos dijeron que sus superiores les instruyeron a hacer las mismas amenazas en consultas a puerta cerrada con pacientes que buscaban tratamiento para enfermedades crónicas.
Otra táctica
Una exsupervisora cubana indicó que ella y otros trabajadores médicos extranjeros recibieron carnets de votación falsos para participar en una elección. Otra doctora dijo que les ordenaron dar instrucciones precisas sobre el voto a pacientes de edad avanzada cuyas enfermedades los hacían susceptibles a la manipulación.
“Son cosas que no debimos haber hecho nunca en la vida”, dijo. Como otros de los entrevistados, habló con la condición de mantener el anonimato por temor a que ella y sus familiares enfrenten represalias por parte de las autoridades cubanas o venezolanas. Los recuentos de la manipulación y el fraude subrayan los múltiples desafíos a la legitimidad de Maduro como presidente. Después de su toma de posesión para un segundo mandato, en enero, la legislatura controlada por la oposición declaró a su líder, Juan Guaidó, como el presidente encargado y tildó a las elecciones de antidemocráticas.
Más de cincuenta países, incluido Estados Unidos, ahora reconocen a Guaidó como presidente, aunque Maduro mantiene las riendas del poder.
Los opositores de Maduro suelen acusar a Cuba, que desde hace mucho depende del petróleo venezolano, de apuntalar a su gobierno con el envío de agentes que trabajan en los servicios de inteligencia venezolanos con el fin de ayudar a su aliado ideológico a reprimir cualquier disensión.
Pero el uso de los médicos cubanos para ejercer el control político no es tan conocido, de acuerdo con los doctores. La práctica muestra de forma desfavorable un intercambio abarcador que supuestamente beneficia a todos los venezolanos, sin importar sus preferencias políticas.
Respuestas negadas
El gobierno venezolano no respondió a las preguntas hechas al respecto por The New York Times, mientras que el gobierno cubano hizo notar que, durante décadas, sus doctores han sido celebrados debido a sus misiones médicas en todo el mundo, entre ellas las que involucran la lucha contra el ébola en África, la ceguera en América Latina y el cólera en Haití. El gobierno cubano rechazó las afirmaciones de los médicos según las cuales fueron obligados a hacer estas campañas y conminados a amenazar a los pacientes con fines políticos en Venezuela; recalcó la “tarea honorable” que han cumplido.
“El impacto histórico de la cooperación en Venezuela se ve reflejada en las 1.473.117 vidas humanas que han sido salvadas”, indicó el gobierno.
Pero los expertos en derechos humanos recalcan que ha habido un pacto especial entre Cuba y Venezuela durante las últimas dos décadas. “El gobierno cubano quiere asegurarse de que el régimen venezolano sobreviva y está dispuesto a hacer todo a su alcance para apoyar a Maduro”, dijo José Miguel Vivanco, director del programa para las Américas de Human Rights Watch. “Es atroz”.
‘Esa es la forma de chantajearlos’
Al doctor Carlos Ramírez le encantaba su trabajo. El cirujano dentista salió de Cuba camino a Venezuela orgulloso de la causa. Muchos de sus pacientes nunca habían visto antes a un odontólogo, dijo.
Pero odiaba una parte específica de su labor: cada fin de semana, recordó, les encargaban a él y a otros trabajadores médicos repartir medicamentos y reclutar votantes para el Psuv. Las visitas eran tan rutinarias que tenían un nombre: “Casa a casa”.
Eran parte de Barrio Adentro, programa establecido por el expresidente Hugo Chávez en 2003 para procurar acceso al cuidado médico en barrios pobres de Venezuela. La nueva constitución aprobada en 1999 reconocía los servicios de salud como un derecho universal. Al volcar al país al servicio de los pobres, Chávez volteó hacia Cuba para conseguir al personal médico.
Para la isla, aún sacudida por el colapso de su anterior patrocinador, la Unión Soviética, era una transacción provechosa. Los doctores son la exportación más rentable de Cuba, con misiones médicas en más de sesenta países que le dan aproximadamente 8000 millones de dólares en efectivo.
Venezuela pagó por los médicos con el petróleo
Muchos venezolanos adoraban a Chávez. Así que en los primeros años Ramírez y otros doctores solamente eran instruidos para recordarles a los votantes que Chávez había asegurado que tuvieran sus medicinas y que debían agradecerle con los votos. Pero, en 2013, Chávez falleció de cáncer. Su sucesor elegido, Maduro, no era ni remotamente tan popular y enfrentaba un fuerte desafío por parte de la oposición.
Ramírez y los otros doctores dijeron que entonces se les ordenó hacer una advertencia: si Maduro perdía la elección, el siguiente gobierno iba a romper su relación con Cuba y los venezolanos se quedarían sin cuidado médico.
Cuatro de los trabajadores de salud dijeron que el gobierno estableció “centros de comando electoral” dentro o cerca de las clínicas y que los operativos del Psuv enviaban a los doctores a ejercer presión entre los residentes.
Compra de votos
Para 2015, habían arreciado los vientos en contra para Maduro. Los precios internacionales del petróleo y la producción venezolana del crudo iban en caída. Había empezado la escasez de productos básicos. La oposición buscaba conseguir el control de la Asamblea Nacional y parecía encaminada a la victoria.
“Porque la oposición tenía todas las posibilidades de ganar, a nosotros se nos dio la tarea de salir a comprar votos”, explicó Raúl Manuel, médico cubano que ahora está en Brasil.