La palabra del Cristo de Dios, dada a la humanidad en agosto del 2.005 a través de su profetisa y mensajera Gabriele, para todos los seres humanos que tienen añoranza de Dios y de una vida plena, feliz y en libertad.
“El alma en el hombre está en la Tierra para convertirse en un fruto espiritualmente maduro. Si el Cristo de Dios puede cosechar el fruto maduro después del fallecimiento del cuerpo físico, este ya no pondrá más las sombras de la muerte sobre el cuerpo pecaminoso que se va descomponiendo poco a poco. El alma que lleva consigo la luz del Cielo, va de mi mano de camino al Cielo. Las personas que día a día han tenido en cuenta la regla para la vida, que dice: ‘Lo que no quieres que te hagan a ti, no se lo hagas tampoco tú a nadie’, están llenas de misericordia. Como personas han recibido de Dios misericordia, amor y sabiduría, y como almas seguirán siendo guiadas por la bondad y la fuerza de Dios en su camino hacia la casa del Padre, hasta que se sumerjan en el mar infinito del amor, para ser eternos como criaturas puras, como hijos e hijas de Dios.
Aquel que en su vida terrenal se oriente a los Mandamientos de Dios y a mis enseñanzas, sobre todo al Sermón de la Montaña, habrá madurado espiritualmente y se habrá hecho fuerte en el amor desinteresado, que une a todas las personas, a los seres, a los reinos de la naturaleza con su plantas y animales, y que rodea a la Creación universal, envolviéndola. El amor de Dios es unidad, es la fuerza creadora universal y la voluntad creadora universal del Todopoderoso”.
A continuación sigue el contenido del coloquio de la pequeña mesa redonda. En su manifestación, Cristo pregunta: “¿Qué significa soportar pacientemente?” Y explica: “Soportar pacientemente significa asumir tu propio destino, sin exigencias ni reproches al prójimo”.
¿Qué opinan los jóvenes sobre esta frase? La mayoría de los jóvenes entienden por ‘soportar pacientemente’ el que tengan que apocarse por todo, tolerar lo que se les exija sin protestar y tener ‘buenas espaldas’ para dejarse fustigar por otros. Se tiene la impresión de que hay que soportar algo que es impuesto por otra persona, algo que es totalmente injusto y contra lo que hay que protestar. Esto es lo que piensan los jóvenes cuando escuchan hablar del concepto de ‘soportar pacientemente’; pero en lo dicho en la manifestación de Cristo está contenido naturalmente algo totalmente diferente. Se trata de asumir y superar el destino de uno mismo, y no el que alguien nos impone. Algún joven podría argumentar: ‘Protesto con razón. ¿Por qué mi propio destino? Este destino me ha sido impuesto tal vez por mis padres, que no han sido como me los había imaginado. También por los compañeros de trabajo, que me tienen bajo su tutela y me exigen que haga trabajos que yo no quiero o no puedo hacer. Por ello tengo derecho a protestar. ¡Yo no tengo la culpa de tener este destino!’
El que argumenta de esta manera dice, al fin y al cabo, que su vida es pura casualidad. Con ello quiere expresar. ‘Lo que me ocurre en esta vida, en realidad no tiene nada que ver conmigo, sino que se basa en hechos casuales’. Sin embargo, por las manifestaciones divinas sabemos que cada persona forja su propio destino.