John Bolton fue tan preciso como Nicolás Maduro en torno al diálogo del gobierno y de la oposición en Barbados, impulsado por el Reino de Noruega, que esta semana llegó a su quinta ronda sin resultados previsibles.
Bolton al acudir este martes en Lima a la reunión de 60 países que promueven una salida democrática en Venezuela, con un gobierno de transición, fue tajante y preciso: “No creo que Maduro se tome en serio las conversaciones de Barbados …estamos en un punto en el que necesitamos ver más acción y menos conversación”.
De esta manera y teniendo en su otra mano el decreto del presidente Donald Trump, dictado este lunes, de congelar los activos del Estado venezolano en Estados Unidos y prohibir cualquier transacción económica con esos bienes manejados por el régimen de NM, lanzó su perla sobre la mesa, respondiendo a las declaraciones del presidente en entredicho Nicolás Maduro, quien el sábado 3 de agosto había expresado, según lo reseña el diario El Universal: «Yo he propuesto una idea central: Establecer una mesa permanente de diálogo político, que sea capaz de pasar meses y años con tal de pasar cualquier coyuntura, sin interferencia del imperialismo, y para solucionar los conflictos del país. Es la idea central de Barbados. Empezamos por 6 puntos y ya van muchos más, pero no los puedo revelar».
¿En qué punto del cosmos geopolítico estamos?
El sociólogo Carlos Raúl Hernández a lo mejor nos da una clave cuando escribió el domingo en El Universal sobre las trivialidades de una guerra civil, allí afirmó:
Venezuela, se hunde y coquetea con disolverse. Sus élites “alquilaron habitaciones en el hotel del abismo” diría Lukács. Empujaron y empujan la carreta hacia él durante tres décadas. En alguna religión de India, Leviatán es un espíritu no del mal, sino del caos. Derrocar del proyecto modernizador de Carlos Andrés Pérez instaló el caos en el gobierno y en importantes grupos de poder que luego fueron opositores a la revolución.
Veinte años atrás, amigos criptochavistas tomaban con sorna sanchezca las advertencias sobre lo que vendría. Hoy criptoradicales, las asumen de la misma manera. Hay tres puntos clave para frenar la locomotora sin frenos. Un acuerdo de conciliación que cierre la brecha, lo que implica seguridades mutuas. Mantener la unidad de la FF.AA; y que nuestros países amigos no apuesten a somalizarnos, a matarnos de hambre.
Las conversaciones de Barbados han entrado en un terreno laberíntico en el cual hay dos posiciones antagónicas difícilmente conciliables: Elecciones presidenciales ya o en el 2024.
¿Qué sucederá en la reunión iniciada en Lima? ¿Se impondrán nuevas conversaciones o la tesis Trump-Bolton?
Lo cierto es que continuamos en el reino de la incertidumbre, Guaidó hace esfuerzos para imponerse, mientras Maduro va para los 8 meses en un gobierno, calificado de “usurpador” y en un camino que nos parece cada vez más a los vericuetos de la Cuba Castrista después de la invasión de Bahía de Cochinos en abril de 1961, que lanzó ese proceso a los brazos del imperio soviético, con las graves consecuencias que ese hecho produjo, harto conocidas.
Carlos Andrés Pérez fue premonitorio cuando auguró el 22 de noviembre de 1998 en el programa Primer Plano con Marcel Granier, quince días antes de las elecciones presidenciales de ese año: “Chávez nos llevará a un autoritarismo. Lo ha dicho…Va a liquidar las instituciones… Vamos a una dictadura, no habrá ley, no habrá derecho a la libertad de expresión, no se permitirá la disidencia, las cárceles se abrirán para los que no estén de acuerdo con ese gobierno y todos los problemas que hemos visto como la corrupción, los entuertos del poder judicial, se agravarán”. En esa estamos.