Mario «Papaíto» Briceño: «La cultura llena el alma pero no nos otorga bienestar»

"Seguiré siendo un cultor hasta que el Señor disponga de este servidor"

 

Gabriel Montenegro/DLA.- Muy pocos y contados han sido los gobernantes que han tendido su mano amiga y aportado recursos para el desarrollo cultural del estado Trujillo, lugar de esta patria hermosa donde se desarrolla una intensa actividad artística, expresada en la presencia de cientos de valores que han destacado en las artes escénicas, la plástica, escultores, grupos de danzas, poetas, escritores y particularmente la música.

 

Mario Briceño el incansable

Uno de estos personajes es el cultor pampanense Mario «Papaíto» Briceño, un cantautor popular, quien se ha convertido en uno de los más prolijos productores de hermosas piezas o producciones musicales que le han dado la vuelta al mundo por su esencia, profundidad, candidez y realidad; porque en cada una de ellas «Papaíto» pone lo mejor de su innato talento.

Mario «papaito» Briceño, patrimonio cultural del estado Trujillo

 

Su historia breve

Mario Briceño García nació en el año 1941,en Pampán, específicamente en el sector «El Canalete», ubicado entre las parroquias capital y Flor de Patria.

«Desde muy joven junto a mis padres y hermanos me fui a vivir al sector El Calvario, en la parte más alta del pueblo.

Allí estuve la mayor parte de mi vida e incluso cursé estudios en la escuela Francisco de Sales Pérez, una de las más emblemáticas del municipio, donde aprobé el sexto grado y posteriormente alternaba varios trabajos con lecturas y el conocimiento del talento nacional.

 

Caracas y el boxeo no le fueron bien

Mario Briceño, como todo joven pueblerino que aspira prosperar, al cumplir la mayoría de edad, pero con su inquietud artística fluyendo, decide buscar nuevos derroteros en la ciudad de Caracas, hacia donde viaja mediados del año 1957.

Ya en la «gran capital», en la parroquia San José, coincide con uno de sus amigos, el autor del tema «Pampán Querido», quien estaba residenciado junto a su esposa cerca de su aposento.

En plena efervescencia del boxeo como uno de los deportes nacionales junto al beisbol en esa época, se involucra en el mundo del boxeo, cerca de La Urbina en Petare, donde en una jornada de entrenamiento un joven compañero de apellido Fernández recibe un golpe demoledor que lo hace caer, fracturándose el cráneo y muriendo cuando era conducido a un hospital por sus colegas boxeadores.

«Nooo señor…esto no es para mí», dijo para sus adentros nuestro protagonista, desistiendo del mundo de la fistiana y las trompadas para siempre. Luego pasa a trabajar en una empresa denominada Manufacturas «Fasanela» donde conoce y comparte con otros trujillanos y amigos caraqueños.

 

Extensa producción musical

Mario Briceño decide dedicarse a lo que realmente quería desde niño, componer y producir letras de canciones. Esa inquietud fue manifiesta siempre en su vida, pero había la fama de que muy pocos artistas llegaban al éxito.

Comienza entonces a escribir canciones, poemas y pequeños ensayos rítmicos, no sin antes haber vivido en carne propia los estragos dejados por el terrible terremoto de Caracas del año 1967, donde en la zona del sector «Los dos Caminos» sufre una herida en su brazo al caerle parte de una viga de hormigón armado, a Dios gracias, resultando prácticamente ileso en ese siniestro telúrico.

Retorna a Trujillo en el año 69, donde gracias a sus conocimientos de manejo de automotores, trabaja en la vetusta línea de transporte «La Tica» de Trujillo a Maracaibo, conjuntamente con el eximio Héctor Paredes Gil, con quién comparte carreteras hasta el año 1971, cuando ingresa como fiscal de ingeniería en el Concejo Municipal de Trujillo.

Al ganar Luis Herrera Campins la presidencia de la República, es llamado como fiscal en la Contraloría del estado Trujillo, en épocas de los doctores Óscar Peña Terán y su paisano Gilberto Quevedo Segnini.

Así trascurre el tiempo, donde no dejaba de escribir y ayudar a las maestras y niños que lo requerían para sus trabajos de escuela, produciendo poemas y canciones para sus actos y festivales sin cobrar nada por su trabajo, siempre de insigne colaborador.

 

Codeado con los más grandes

Este trujillano de buen corazón y enorme talento, ha transitado innumerables festivales y eventos musicales nacionalistas en todo el país, incluso en el año 1990, Alberto Montilla, otro cultor regional, presenta una de sus canciones a la mítica Rosa Virginia Chacín y a Luis Cruz, del recordado trio «Los Naipes», este último, quién bautiza su canción como «Clamor reprimido», donde Mario reflejaba los problemas de su pueblo en una mágica canción de protesta.

Con la pequeña Mareli Valero, ganó en concurso Camino a la Fama, por Televen.

 

Nocturnal pampanense en toda la región

Mario «Papaíto» Briceño, el incansable talento, es llamado por el entonces primer corregidor de Pampán, doctor Hernán Castellanos, para que se integre a la Coordinación de Cultura de la naciente Alcaldía, donde desempeña una extraordinaria labor de captación de talento y de paso crea el exitoso «Nocturnal Pampanense», que arrancó precisamente el día 19 de abril del año 1991, de donde nacieron muchas de nuestras actuales estrellas musicales y ganadores del Festival «Cantaclaro», además de proyectar a Trujillo a nivel nacional.

Son 450 producciones musicales, todas de gran impacto, desde valses, danzones, música criolla regia, boleros y otros géneros para los cuales su mente y pluma van hilando en perfecta armonía musical; de allí la enorme trascendencia de Mario Briceño García, criado y formado por su recordada tía Isabel, su abuela María García y su tío querido Mario García.

Mario reside actualmente en una modesta vivienda ubicada en el sector La Cuesta de Pampán, junto a su esposa y compañera Yajaira García, con quien lleva 36 años, además de sus ocho nietos.
Tuvo también cuatro hijos, dos hembras y dos varones.

Premios y reconocimientos

Cuando hablamos de premios y reconocimientos podemos decir que Mario es uno de los cultores más laureados del estado Trujillo y a nivel nacional, pero no reconocido económica y socialmente, a pesar de haber recorrido más de 450 festivales populares, organizado eventos folklóricos y artístico-culturales en muchos municipios regionales.

Ha recibido hasta la medalla del papa Juan Pablo II, de parte del propio nuncio apostólico Pietro Parolin(+), fallecido en fecha reciente.

Ha recibido muchas placas, pero poco reconocimiento económico

Condición precaria para su figura

A Mario «Papaíto» Briceño no le gusta alardear ni exigir más de lo que merece; sin embargo, a sus 81 años y todavía trabajando por la cultura trujillana, no merece vivir en sus actuales condiciones.

Alcaldes como Hernán Castellanos, Homero Godoy, ambos también fallecidos; el primero del socialismo Hermes Alvarado y su homólogo Oswaldo Marín le han ayudado en varias de sus situaciones y eso lo reconoce y es agradecido; sin embargo una pensión de 130 bolívares no cubre ni parte de sus gastos médicos, mucho menos la carga familiar que exige alimentos, pago de servicios básicos y hasta la televisión por cable para su entretenimiento, la cual le fue cortada por no tener recursos para pagarla.

Esa es la realidad que vive en la actualidad uno de nuestros mayores representantes de la cultura popular, quien se ubica al lado de íconos regionales como Eloísa Torres, Josefa Sulbarán, Ana Enriqueta Terán, Antonio Fernández «El hombre del anillo», Óscar Martínez, los maestros Franco Sangermano, Luciano Macaferri, Sonia Bastidas, Aura Salas Pissani, Miriam Sambrano de Urosa, Nabor Terán, Salvador Valero y paremos de contar, cada quien en su justa dimensión y valor.

No se trata de una placa, de un pergamino, o un acto en cualquiera de los muchos eventos a los cuales es invitado generalmente, sino de su verdadera protección social como patrimonio viviente de la cultura trujillana.

Apelamos al gobernador del estado Gerardo Márquez para que le otorgue al menos una pensión regional de gracia o un bono permanente, para que lo complemente con su pequeña jubilación y lo del seguro social, cifras irrisorias, y así pueda vivir un retiro más honroso y humano. Eso en realidad esperamos para Mario «Papaíto» Briceño, quien merece vivir un poquito mejor.

Hace mención del obsequio de un Laúd, instrumento de la edad media que antecede al cuatro, arpa y guitarra de origen árabe con el cual se ha acompañado a más de mil producciones musicales , por parte de su amigo Antonio Pérez Piña. Además adora ese instrumento por su forma, estilo e historia. Así mismo se enorgullece de haber sido maestro musical del regio arpista trujillano Omar Elías Núñez, otra gloria cultural regional.

Si esposa Yajaira García, muestra el Laúd árabe donado por Antonio Pérez Piña a «Papaíto»

Por lo demás, el protagonista de esta oportunidad continúa recorriendo las calles de su pueblo, ayudando a la juventud y llevando con sus canciones la alegría a las almas de su querido pueblo pampanense y a todo trujillano que le pida una de sus bellas composiciones.

Una de sus anécdotas es la referida a una vez en la cual fue invitado a Francia, en ocasión de escribir su producción musical ecológica «Salvemos al planeta»; pues bien, en el momento de acudir con el documento de esa invitación a buscar los recursos para el viaje a la municipalidad, el entonces Alcalde le dijo como respuesta: «No viajo a Caracas yo que soy el Alcalde y vos querés ir a Francia». Eso demuestra el grado de las personas que ocupan muchas veces puestos de gobierno y su crasa ignorancia de lo que es un valor cultural.

Nos despedimos de «Papaíto» quien nos suelta esta prenda final: «Aquí te traigo este canto bello pueblo trujillano, desde mi Pampán querido, la tierra que quiero tanto».

 

 

 

 

 

 

 

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