MARIO BRICEÑO-IRAGORRY, UMBRALES DE SU CIUDAD | Por: Libertad León González

 

Libertad León González

 

Las conmemoraciones históricas son coyunturas valiosas

 para hacer inventario y examen de conciencia

Mario Briceño Iragorry

 

Evoquemos el 09 de octubre de 1557, es la fecha fundacional de la ciudad de Trujillo, oportuno momento para asimilar la alocución que dedicara Don Mario Briceño-Iragorry a su patria chica, desde el exilio, como invitado especial en Trujillo de Extremadura, España, en ocasión de la celebración del IV Centenario de la fundación de Trujillo; para ese momento, denomina su ensayo: Por la ciudad hacia el mundo (1957).

Allí expone diferentes inquietudes enlazadas al amor por su terruño añorado: expresa y siente el valor histórico que enlaza a ambas ciudades, describe la fisonomía geográfica y humana de cada una, recuerda la historia fundacional de su Trujillo natal, refiere los diferentes nombres de la que fuera ciudad itinerante, en varias ocasiones; recuerda también, a los hombres que dejaron huella, los apellidos que los identifican ad infinitum con el pasado y actualiza el significado de cada uno en el presente. Nos dice Don Mario:

 

Sobre el vigor de ese maravilloso hombre resignado y luchador, descansó ayer y descansa hoy la fuerza poderosa de la nación española. Sobre el vigor de ese maravilloso hombre, que de acá fue como fuste poderoso de las expediciones colonizadoras, descansó durante el medioevo colonial la fuerza del pueblo nuevo que en América se empinó para ganar la autonomía y la libertad.” (Briceño-Iragorry,1957, p.91).

Se refiere al hombre español, al conquistador y al nuevo hombre de la América española. Es la Historia fundacional de la conquista que continúa en los procesos de colonización e independencia de nuestra América. Valora los hechos que trascendieron en ese origen. Y en esa posibilidad de mirar el pasado, plantea el valor de lo humano desde el sentimiento del amor; el hombre que ama a su Patria, a su región, a su ciudad y provincia, lo siente, si, ante todo, ama a la familia, la que él llamó, el íntimo cuadro familiar. De tal modo, cree en la importancia que poseen las conmemoraciones. Sin duda, el respeto a la tradición propicia resurgir los sucesos del pasado en la memoria y el corazón de los pobladores.

 

Hoy 9 de octubre se han de tener presente los lazos indisolubles existentes entre el Trujillo de Extremadura (España) hasta la Nueva Trujillo de Venezuela, es decir, el pasado de la Vieja y la Nueva Trujillo. El fundador de Trujillo, Diego García de Paredes así la nombra para recordar su ciudad de origen. Don Mario, como fiel representante de su Trujillo natal, nos dice: “La ciudad nueva ha venido conmigo es este amoroso paseo al viejo poblado dónde nació su altivo fundador.” (óp. cit., p. 86). Con profundo sentimiento de hispanidad exalta el significado de ambas ciudades cuando: “La Trujillo materna, como la hija venezolana, no evoca con su nombre una hazaña bélica que diérale agresivo lustre; empero con laudable humildad, se abaja a recordar lo reducido de sus primitivos muros.” (óp. cit., p.86). Trujillo de Extremadura como ciudad fortificada desde el siglo X, testigo de batallas entre moros y cristianos, hoy Patrimonio de la Humanidad comparte su nombre con nuestra ciudad de Trujillo. En el discurso briceñiano las distancias temporales y espaciales entre la una y la otra se enmarcan en un sentido continuo y unívoco. Sus palabras dan predominancia al valor que posee exaltar el sentido de paz de su bien llamada, ciudad pacífica, desde el mismo momento en que se invoca a María Santísima, en la denominación definitiva de la ciudad designada con el nombre, Nuestra Señora de la Paz de Trujillo. Dice el documento histórico de asentamiento de fecha 27 de octubre de 1570:la fundación y reedificación con el nombre de Trujillo de Nuestra Señora de la Paz para que ella con su infinita bondad intercediera con su bendito hijo, dando Paz, concordia, amistad y conformidad entre sus vecinos”. (Vargas, citado por Medina Machado, 2019).

 

Así como la historia se une al nombre de ambas ciudades, la evolución de ese nombre del Trujillo Extremeño también se desplegó en reiteradas variantes. En su libro Visiones en Briceño-Iragorry, el autor Pedro Frailán nos lo refiere de la siguiente manera:

En Trujillo se ha escrito una gran parte de la historia de España y América, son más de dos milenios de memoria que se contemplan desde estas tierras milenarias. Ha sido el crisol de varias culturas, de ahí la evolución de su nombre Turaca como parte del topónimo Trujillo, con influencias fonéticas romanas, Turgalium por parte de los musulmanes y Turyaca de la cultura de medioevo. Así como Truxillo o Truxiello, como denominación de las fuentes antiguas, crea un importante desarrollo arquitectónico que hoy día permanece vigente para contarle las vivencias a sus habitantes que ya no son una pequeña villa resguarda entre muros, sino una ciudad que gracias a sus hijos han fundado otros pueblos en los suelos americanos. (Frailán, 2015, p.13).

 

En cada proceso fundacional surge la necesidad de nombrar; en la Nueva Trujillo las denominaciones también varían a causa de sus continuas mudanzas:

 Se refunda la ciudad de Trujillo, por séptima vez, en el valle de los mucas, su actual asiento. “Ciudad portátil”, como se la llamara, con anterioridad había sido devorada por las discordias de sus vecinos, rencillas de los fundadores, concupiscencias y maltratos a indígenas, egoísmos del gobierno actuante, y acosada por plagas de insectos (bachacos), pantanos o barriales, enfermedades diversas, truenos y temblores o tempestades, “tigres y otras sabandijas”, en los diversos sitios en que anduvo fijada, como Trujillo de Cuicas, Trujillo del Collado, Trujillo de Medellín, Mirabel, Nueva Trujillo, Trujillo de Salamanca y finalmente Nuestra Señora de la Paz de Trujillo. (Urdaneta, 2007, p.66).

 

Con el tiempo las ciudades se acrecientan por las acciones de los hombres, con reflexión y espíritu; son estas virtudes las que obran en el auténtico desarrollo de los pueblos. Allí está implícito el sentido de venezolanidad adherido como constante en la humanidad del Maestro Universal. Por las acciones de los hombres se reconocerán sus apellidos: “Un apellido no es una mera referencia para la identificación democrática. Un apellido anuncia por sí solo un orden de conducta trasmitido como testimonio de una gravitación histórica.” (óp. cit., p.104). Diremos entonces, como venezolanos poseemos una cultura: “dónde se formó nuestra conciencia de hombres.” (óp. cit., p.105). Conciencia que no puede quedar supeditada al pasado, sino que debe forjarse en cada acción del hombre del presente, en cada uno de sus actos, por un mejor porvenir.

Promulgar el pensamiento de Don Mario Briceño-Iragorry, apegado a los valores de identidad, venezolanidad, hispanidad, religiosidad y tradición nos resulta imprescindible a todos, porque va unido a profundos principios éticos y morales hacia la conducción de los destinos de la patria. Respondamos a la sabiduría socrática inmersa en la moral, expresada en las esenciales preguntas que Don Mario nos plantea como ciudadanos, como pueblo: “¿Qué somos? ¿Cuál en razón de ese ser, es nuestro deber común? ¿Que hemos de hacer para llegar a la raíz antigua que ha de proyectarse en lo porvenir?” (óp., cit., p.94).

Entonces, menciona como ejemplo, el patrimonio cívico de los apellidos portadores de la ascendencia moral de su Trujillo entrañado: Cristóbal Mendoza, Ricardo Labastida, Cruz Carrillo, emblemas de la dignidad cívica; don Manuel Carrasquero, el coronel Juan Nepomuceno Urdaneta, hombres ilustres; Eusebio Baptista, don Rafael María Urrecheaga, el doctor Diego Bustillos, don Juan Bautista Carrillo Guerra, Monseñor Estanislao Carrillo, ancianos venerables; Caracciolo Parra, el Padre José Manuel Jáuregui Moreno, el sabio José Gregorio Hernández, “cuyo birrete de doctor se esfuma bajo el halo maravilloso del Santo;” (óp., cit., p.118); Rafael Rangel, investigador insigne (Ídem), Monseñor Miguel Antonio Mejía. “Son ellos en realidad, suerte de patrimonio decoroso que mano alguna es capaz de arrancar de nuestro gozo perenne.” (óp. cit., p. 119).

Celebrar la fecha fundacional de Trujillo capital, a través de las palabras incólumes del Maestro Universal, fortalece el gentilicio trujillano de quien posee convicciones morales en la conciencia y en las acciones, con sentido coherente y ecuánime. En palabras del sociólogo italiano, Francesco Alberoni: “La moral como deber interior y como necesidad del mundo.”

 


Referencias:

Alberoni; Francesco (1993). Valores, Guanajuato, México: Gedisa.

Briceño-Iragorry, Mario (1947). Apología de la ciudad pacífica, En: Discursos Académicos e Historia Patria (1983), Caracas: Biblioteca de temas y autores trujillanos, pp.205-215.

___________________ (1993). De Trujillo hacia el mundo, Mérida: Consejo de Publicaciones, ULA. Fundación Mario Briceño Iragorry.

 

Briceño Perozo, Mario (1984). Trujillo la ciudad que no envejece, En:

https://biblat.unam.mx/hevila/BoletindelaAcademiaNacionaldelaHistoriaCaracas/1985/vol68/no270/2.pdf

Frailán, Pedro (2015). Visiones en Briceño-Iragorry, Trujillo: Libro de Arcilla. Trujillo a través del tiempo.

Medina Machado, Alí (2019). Discurso de la Paz, En:

https://diariodelosandes.com/discurso-de-la-paz-por-ali-medina-machado-2/

 

 

 

 

 

 

 

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