Mario Briceño Iragorry. José Francisco Heredia presente hoy |  Pedro Frailán

Sentido de Historia

 

 

 

 

El Regente Heredia o la Piedad Heroica, es una obra biográfica escrita por Don Mario Briceño Iragorry, publicada en 1947. Se ganó el Premio Nacional de Literatura, siendo el primero. Incluso se lo entregó el presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno, quien fue uno de los que propinó el Golpe de Estado al presidente Medina Angarita y, justamente el presidente del Congreso era Don Mario, quienes después fueron puestos en cautiverio.

El personaje central de la obra, José Francisco Heredia, oriundo de la República Dominicana, llega la Capitanía General de Venezuela a principios del siglo XIX. Su función principal, ser regente. Ahora, ¿Qué es ser un regente? Bueno, una Capitanía General estaba estructurada de la siguiente manera: la Real Intendencia y el Ejército se recababan los impuestos, la Capitanía General, era el cuerpo político y militar que consagraba una sola persona, la Real Audiencia, donde administraba justicia, que era un organismo con mucho poder, aquí pertenecía José Francisco y Real Consulado el comercio exterior.

Esta estructura pertenecía a la monarquía española que conducía el Rey Carlos IV, que la inició en 1788 hasta la abdicación en 1808. Un regente era un magistrado, que presidía un tribunal para ejecutar la administración de justicia y velar por el buen cumplimiento de las leyes, representaba al Rey. Venezuela en este orden de justicia siempre había pertenecido a la Real Audiencia de Santo Domingo desde su creación en 1526.

Estamos contando con los años de 1800 en adelante, Heredia llega en 1801, se radica por un tiempo en Coro y Maracaibo. Ya en la Capitanía General de Venezuela había movimientos pre independentistas de Coro, Maracaibo, La Guaira, en la misma Caracas, el panorama político se enrarecía. Por otra parte, la monarquía española estaba viviendo una degradación familiar que estaba saliendo a la luz pública, más adelante, la invasión napoleónica sobre España. Aquí proseguían los intentos pre independentistas, como la llegada de Francisco de Miranda en 1806, para dos años después la Conjura de los mantuanos, a medida que pasaba el tiempo se incorporaban distintos sectores que anhelaban vivir en autonomía y libertad. Fueron expresiones populares como el cimarronismo de José Leonardo Chirino, movimientos intelectuales de Gual y España, Miranda y aristocráticos como los mantuanos.

Heredia es un profesional del derecho egresado de la Universidad Santo Tomás de Aquino de Santo Domingo, una de las primeras universidades del continente. Es un hombre de familia, con principios católicos bien cimentados, educación, de justicia con una amplia convicción, en Cuba había sido oidor. Relata Briceño que era un hombre de buenas lecturas clásicas y también un gran escritor. Consagró su familia aquí en Venezuela, de esa unión nace uno de los poetas cubanos que marca una época, José María Heredia.

Prosiguiendo con la evolución de los ideales de libertad en Tierra de Gracia, aquí no se detienen; progresivamente avanzan y se llega al 19 de abril de 1810. Nace la Junta Suprema de Caracas, en apoyo a Fernando VII, pero al poco tiempo va a ser un organismo separatista, de allí va a nacer el Congreso Constituyente de 1811, asimismo el poder ejecutivo, el judicial, consagrándose el Estado Venezolano y la creación de la Primera República.

Pasan escasos momentos para que llegue la reacción española, y con ello, la guerra producto de las acciones políticas separatistas, de lo que se habla formalmente es de la independencia. Dice Clausewitz, historiador contemporáneo del arte y la guerra que: “La política es la guerra sin derramamiento de sangre. Mientras que la guerra es la política con derramamiento de sangre”. Continúa afirmando: “La historia demuestra que las guerras se dividen en dos clases: las justas y las injustas. Todas las guerras progresistas son justas y todas las que impiden el progreso son injustas”.

Entonces aquí, aparece la categoría justicia de la virtud moral, Ulpiano afirma que es dar a cada quien lo que le corresponde. Es una virtud y fundamento constitucional según Platón. Aristóteles la clasifica en conmutativa, distributiva y social. Recientemente, Benedicto XVI dice, la justicia es una acción de razón práctica. Encíclica del Amor. No hay duda que un elemento de gran complejidad y más aún, cuando existe la guerra, a ello se presentó José Francisco Heredia, en el Regente Heredia o la Piedad heroica. Y, ¿dónde está la piedad heroica?

La primera república se perdió al poco tiempo y volvió de nuevo la Capitanía General y con ello la Real Audiencia. Domingo Monteverde había entrado inclemente con la cruenta ley de la reconquista. Cerrándose con la Capitulación de San Mateo, entre Miranda y Monteverde, teniendo en puesta respetar los derechos de Miranda patriota, al poco tiempo el realista viola el acuerdo y hace cautivo a Miranda, sin ningún consentimiento. Es un acto de venganza por parte de España, había que violentarle su esencia, sus sentimientos humanos, hasta el derecho al sueño, de verdad que el héroe necesitaba de piedad.

En contra respuesta, más adelante, Bolívar enunciaría el Decreto de Guerra a Muerte. En esta oportunidad ya no estaba Monteverde, sino un bárbaro como José Tomás Boves, fuerte para administrar la justicia. Hay que ver la calidad de un juez o regente que representaba a un régimen monárquico de paso absolutista, donde prevalecía la violencia, el despotismo, la agresión, en fin, era un ambiente mayormente sangriento por parte de ambas posiciones y, en las cuales, todo el mundo estaba inmerso en la guerra.

La razón, la tolerancia, la paz se habían extraviado, la justicia se tenía que encontrar a como diera lugar, la circunstancia política e histórica extrema lo ameritaba. Pero, Heredia en ese escenario mantenía sus valores, no perdió la compostura, más bien amplía y profundiza su convicción de justicia, sobre todo para aquellos que cayeron en cautiverio pertenecientes al bando republicano, entre tantos, se cuenta a Francisco de Miranda, desertor del régimen español y, que hacía tiempo lo estaban buscando.

Para ese tiempo ya en España habían sancionado la Constitución de Cádiz de 1812, pero la aplicaron allá en la península, aquí se ejecutaba la legislatura anterior más cruenta. Heredia vive y observa la poca suerte de Francisco de Miranda, preso en Puerto Cabello, encalabozado y, por si fuera poco, encadenado. El regente interino de la Audiencia hace fuertes denuncias de esta crueldad, elabora un informe detallado y su pronunciamiento se hizo público. Logrando una comisión de la Audiencia. De ahí en adelante le permiten al preso comunicarse por medio de la escritura con las autoridades.

La descripción biográfica de Briceño Iragorry en El Regente Heredia, es un valor, es un héroe, todo lo contrario de Antonio Fernández de León, el anti héroe. Heredia vivió momentos difíciles como juez, en un ambiente de guerra, representando una institución española, pero esa condición no lo hizo alejarse de sus virtudes a la hora de hacer justicia, tanto para los republicanos como para los realistas.

En los momentos actuales, en esta Venezuela 2025, ¿Dónde están los Heredia?, yo pienso que hay muchos, pero callados, avanzando sobre los escombros de la Jerusalén después de la agresión de Nabucodonosor.

 

 

 

 

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