“Porque aunque sea duro decirlo, el venezolano ha llegado a la actitud sombría de desertar de su propia conciencia …ha dado espaldas a su deber y tiene las ventanas y las puertas del espíritu de par en par abiertas a todo lo que signifique novedad forastera y lucro fácil.”
M. Briceño Iragorry
En este tiempo de tensión de Patria, es oportuno hurgar en nuestro historial de los venezolanos, hombres y mujeres, que con pasión dedicaron su pensamiento y ejemplo de vida, a la siembra de ella en el corazón colectivo, héroes de la civilidad en ese reclamo de Simón Rodríguez… “hemos hecho la república ahora hay que hacer a los republicanos”.
En ese propósito hoy, tanto como nunca y aún más, se hace imprescindible acercar la memoria de un trujillano fallecido el 6 de junio de 1958, recién llegado del exilio que le había extrañado de la patria durante más de cinco años, para que podamos recuperar la sindéresis en el discurso, en el sentido de dirección y de acción política que reclama el pueblo de Venezuela, en su lucha histórica por la justicia y la libertad.
Mario Briceño Iragorry es ejemplo de una pasión de Patria; fue apasionado por su patria chica, por ese lugar donde disfrutar el aroma del tiempo en las vivencias del amor guardador de sus ancestros y acariciar con el verbo y la palabra escrita, los modos y haceres de las manos labriegas y narradoras de sus habitantes, junto al paisaje envuelto en las acechanzas de la pobreza y la dignidad hacedora; allí empieza la materialidad de la patria, su siembra en la conciencia como lugar de querencia donde afincar el proyecto de vida, personal y colectiva; también lo fue en su pasión por la patria Venezuela, que nos da gentilicio e identifica a llaneros, andinos, orientales, los de la inmensa Guayana, del gran lago de Maracaibo, y de las islas; atento y en la angustia por sus raíces …su historia…su acontecer en la vida política… su destino como pueblo.
Así,con esa afirmación de identidad ir al encuentro de las personas e ideas que en otros países también abrazan el compromiso por la construcción de la altiva conciencia y dignidad de la patria grande nuestramericana, frente a la mayoría que “…prefiere los halagos de una vida regalada para lo cual no hay más segura garantía que yanquizar”. Mario Briceño fue quien en su Aviso a los Navegantes (1953) acuñó el vocablo de “pitiyanqui” para señalar a esos seres de alma renegada, que niegan nuestra historia y están prestos en su alienación deapocrisiarios , a fragmentar el suelo patrio para crear anti-repúblicas.
También lo fue en la apasionada búsqueda de los caminos de sus convicciones… de su fe… su familia …sus amigos y de otros venezolanos de su tiempo y de los que le precedieron; lo mismo que apasionado en su constancia para hurgar en los archivos, hacia el encuentro de algunos personajes paradigmáticos de nuestra historia patria y con ellos, como un homero criollo, dejar las señas de virtudes y perversiones que acompañan nuestra alma nacional; asimismo con dedicada disciplina en la conciencia de su deber ciudadano, producir una extensa bibliografía expresada en ensayos, historias, relatos, correspondencias, artículos de prensa, discursos, y lecturas de escritor y maestro, hacia la forja y temple del acero para la espada y el escudo civil, con la que los patriotas se acorazan para defenderla al construirla.
Cada una de estas pasiones merece palabras que las explayen y muestren en sus obras, lo cual es tarea urgente a muchas manos, para que los patriotas en la Venezuela de hoy, de manera especial los más jóvenes, se inspiren en su ejemplo y sus enseñanzas, profundicen en la mirada interior y nutran su propia pasión en el necesario recorrido hacia un país donde valga la pena vivir y por el cual, eventualmente morir.