Trujillo, Pampán y Pampanito rugieron este fin de semana, y no como el león para hacer temblar sino para hacerse sentir que hay un pueblo que quiere cambio, que quiere una mejor calidad de vida donde todos los venezolanos y trujillanos puedan estar juntos, trabajar por una mejor Venezuela, así lo expresaban las madres, abuelas, hombres, jóvenes y familias enteras que salieron a caminar en cada una de las marchas organizadas en los distintos municipios. Ya son cuatro encuentros en los que cada día se suman más y más personas, que en una sola voz gritan “libertad” y particularmente el sábado 23F, pedían que dejaran entrar la ayuda humanitaria para tanta gente que la necesita para seguir viviendo, sea por enfermedad, o por hambre.
En Trujillo capital se celebró la misa en acción de gracias presidida por monseñor Cástor Oswaldo Azuaje, obispo de la diócesis de Trujillo, quien llevó nuevamente un mensaje alentador a todos los presentes, incluso bendijo a todos aquellos que tienen familiares fuera de Venezuela para que pronto regresen, la gente que asistió estuvo movida por la fe en Dios vivo que ayudará a Venezuela a salir adelante.
En Pampanito marchó el civismo
En Pampanito empezaron con el rezo del santo rosario antes de salir a la marcha que partió desde la casona en la recta de Pampanito, allí también se llevó a cabo una marcha del oficialismo, la cual salió primero, ambos sectores se respetaron sin que existiera ningún tipo de conflicto, y así se desarrollaron ambas actividades cada quien con su gente, caminaron las calles de Pampanito y al finalizar los multicolores se concentraron dos cuadras abajo de la plaza de Pampanito, mientras que los rojos rojitos se quedaron en la plaza al son de la música venezolana.
Mientras tanto, en el municipio Pampán recorrieron sus calles, también oraron por la paz de Venezuela y de Trujillo y caminaron varias cuadras donde la gente se fue sumando cada vez más, a pesar del calor y el sol, la gente se fue preparada para dar su aporte por Venezuela.
La tranquilidad se impuso
Mientras unos oraban dentro de la iglesia Chiquinquirá, otros esperaban afuera en la plaza de la “libertad” para disponerse a caminar, con pitos, sus banderas, sus consignas y mucha alegría pidiendo que la ayuda humanitaria pudiera pasar. Las actividades transcurrieron con mucha tranquilidad. En Trujillo capital se cumplió la ruta desde la plaza Chiquinquirá hasta el parque de la Trujillanidad, ruta final que fue decidida al final, aunque no estaba en la agenda, pero todo terminó tranquilamente.