Por: Ubaldo García
Bolívar llegó a Maracaibo por primera vez la noche del 30 de agosto de 1821 y permaneció en la ciudad hasta el día 18 en que se embarcó para hacer el viaje hasta la ciudad de Cúcuta en donde lo esperaban en el congreso para refrendar la constitución de Colombia y que asumiera la presidencia de la república; después volvería el Libertador en diciembre de 1826 cuando venía desde el Perú en largo viaje obedeciendo al llamado de Caracas para apagar las candelas de la guerra civil que parecía indetenible después del tristemente célebre movimiento de la “cosiata” que buscaba la separación de las naciones que conformaban la unión colombiana.
En muchas de las correspondencias del Libertador en los primeros años de la guerra de independencia menciona a la ciudad de Maracaibo, para entonces era la más importante capital del occidente de Venezuela y desde siempre ocupó un lugar geográfico equidistante a los diferentes centros del poder, además de representar un enclave de primera línea en la estrategia de la unión colombiana. Ya en el manifiesto de Cartagena de diciembre de 1812, Bolívar habla sobre el poder que ejerció la región de Maracaibo y Coro para el derrumbe de las ideas republicanas; buscando apoyo militar y político para volver sobre la patria expone las rutas de avance cuando dice: “la naturaleza de la presente campaña nos proporciona la ventaja de aproximarnos a Maracaibo por Santa Marta y a Barinas por Cúcuta”. El joven guerrero llama a todos los neogranadinos para aprovechar los momentos propicios antes de que llegan los refuerzos de España.
Maracaibo fue una constante en las cartas y planes de Bolívar; unos meses después de llegar triunfador a Caracas en 1813, se proyecta una campaña hacia el occidente para sumar a las provincias de Maracaibo y Coro a la república; en el informe de su secretario para el cierre de ese año le dice: “la fortuna coronará esa empresa, usted debe ir con su rápido vuelo sobre Maracaibo y Guayana para preparar la libertad de todo el mediodía de América”.
Para 1815 Bolívar está de nuevo en tierras neogranadinas, asume el mando de un ejército para volver sobre Caracas y la ruta que se menciona siempre es avanzar desde Santa Marta por La Guajira para tomar Maracaibo; era un lugar apetecible para la estrategia de la guerra, por tierra o por mar; además de ser fuente importante de recursos de boca y centro comercial de peso en los movimientos de mercancía de exportación.
El 6 de septiembre de 1815 en la carta de Jamaica, se menciona a Maracaibo como la capital de una gran nación que se formará con la unión de Venezuela y la Nueva Granada o de la fundación de una capital en la península de La Guajira frente al mar; después cuando el Libertador avanza sobre Venezuela en 1820 lo hace por dos frentes de guerra: por el viejo camino de los andes sobre Trujillo y por la vía de Santa Marta y Río de Hacha sobre Maracaibo.
Ya en Trujillo en los días previos a los tratados y ante las dificultades y retraso de las tropas de Jacinto Lara y Mariano Montilla para acercarse al lago de Maracaibo, se organiza una expedición para tomar la importante ciudad antes de la firma del armisticio, pero de nuevo surge los inconveniente, Bolívar le escribe a Santander para informarle: “no se ha tomado Maracaibo porque nuestras tropas no se sabe dónde están; por este lado íbamos a hacer una expedición por la laguna y un infame canalla se ha dejado quitar los buques por un corsario en el puerto la víspera del embarque. Santa Marta y Maracaibo parecen encantados”. En la correspondencia de Morillo en la antesala de los encuentros de los comisionados en Trujillo se puede notar la preocupación de España ante la posibilidad de perder la importante ciudad de Maracaibo.
El día 14 de febrero de ese 1821 en la población de Suatá Bolívar leyó la carta enviada por el General Rafael Urdaneta en la que le cuenta de los sucesos ocurridos en Maracaibo donde la fuerza civiles y militares mediante un acta firmada por todos, declararon la independencia de la región y solicitaron apoyo y seguridad a la nación colombiana. Aquella noticia fue más que haber ganado una batalla, así se lograba lo que tanto se había buscado y ahora sin la fuerza, ni sacrificios, Maracaibo pasaba a formar parte de la república: “aleluya le escribe el Libertador mis felicitaciones por el éxito en tan delicado negocio”.
En toda la correspondencia oficial se dice que aquel “salto de talanquera” había sido espontáneo por parte de la población y hasta se prometieron sanciones para el Coronel José Rafael de las Heras, el Comandante que se apresuró a llevar los batallones hasta la ciudad; después con el tiempo se han develado papeles y movimientos que muestran el protagonismo de Urdaneta hacia un cambio de conducta en la población maracaibera y principalmente en los hermanos Delgado que eran hasta entonces los militares jefes de la ciudad por parte de la monarquía española.
En una carta desde Trujillo, Bolívar al entonces gobernador Francisco Delgado le dice que no puede volar hacia allá para visitar la valiosa población maracaibera debido a sus múltiples ocupaciones en la nueva campaña, pero que ha enviado al General Urdaneta con las instrucciones necesarias para que la provincia se sume con alma, vida y corazón a la tarea de la independencia; efectivamente desde entonces la región fue soporte importante para las luchas por la liberación.
A pesar de tantas apetencias y solicitudes, Bolívar nunca había hecho acto de presencia en Maracaibo y es para esta fecha agosto septiembre de 1821 cuando decide pasar por aquella ciudad para visitar a su amigo Rafael Urdaneta y desde allí comandar las operaciones del movimiento de batallones de veteranos hacia el sur; los recursos de víveres, vestidos, armas y dinero de la provincia de Maracaibo eran necesarios para el mantenimiento en las marchas de las tropas que según los planes irían a liberar al istmo de Panamá y desde allí por el océano pacifico hacia Guayaquil y el Perú.
El 19 de agosto de 1821 Bolívar le escribe a los gobernadores de Trujillo y Maracaibo para informarlos sobre su marcha y le dice que preparen todo lo necesario para la estadía y el traslado de los batallones Rifles y Tiradores que lo acompañan en su marcha hacia Maracaibo por la laguna y con su autoridad en las exigencias para la organización los alerta: “ustedes agotarán todos los recursos a fin de que a ésta columna que es la mejor de la guardia no les falte nada, nada en su marcha, ni en su permanencia, yo mismo me adelantaré para dar impulso a las medidas que usted tome. Recuerde usted que ante la salud de la patria todo ciudadano debe sacrificar el fruto de su industria, como sacrifican el soldado su tiempo, su dicha y su sangre”.
El 28 de agosto pernoctaron en la meseta de Betijoque lejos del clima caliente y de los mosquitos perniciosos que atacaban duro a las personas en tránsito, allí descansaron mientras que los marineros alistaban los buques abajo en el puerto de Moporo en la laguna para la travesía, desde el pueblo de Betijoque al puerto era una jornada y la navegación tardaba más de un día. A Bolívar lo esperaba un enviado especial del gobernador Francisco Delgado con una goleta para el transporte y es de suponer que se embarcó a la media tarde. Las crónicas del periódico “el correo nacional” del día sábado 1 de setiembre de 1821 dicen que el apreciado visitante llegó al muelle en el puerto de Maracaibo el día jueves 30 a las ocho de la noche y que de inmediato fue trasladado con sus acompañantes hasta la posada, arreglada en la casa de gobierno; aquella noche no se vio mucha gente para recibirlo, sin embargo al día siguiente había una multitud en las calles, todos querían conocer al Libertador, la gente lo saludaba con especial afecto, habían arcos con ramas y flores en las encrucijadas y se escuchaban canciones y serenatas con música de cuerdas y tambores.
En la media mañana asistió a la iglesia para un tedeum y por la noche se planificó un banquete y un baile en el que se presentaron las damas maracaiberas con sus mejores galas para deleitar al presidente y jefe de la república.
Durante las dos semanas que el Libertador permaneció en la ciudad fueron muchas las órdenes y decretos que firmó desde su despacho, principalmente la organización del movimiento de tropas hacia Santa Marta, lugar de reunión y acopio de recursos en los planes para embarcar unos cinco mil hombres que irían hacia el istmo de Panamá en la lucha por su liberación y posterior en la navegación por el llamado mar del sur (pacifico) para Guayaquil y las tierras del imperio incaico.
Bolívar está en comunicación con los diputados del congreso constituyente, con sus ministros que despachan desde Cúcuta, con el vicepresidente Soublette en Caracas, con el Comandante Montilla en el sitio de Cartagena y con Sucre que movía los ejércitos en el sur; era una máquina con mil resortes en la planificación de la guerra y en la organización de la república; cuando se preparaba para seguir las marchas hacia Río de Hacha por La Guajira recibió pliegos en los que le informaban de la necesidad de su presencia en el seno del congreso; era necesario ratificar la nueva constitución y además firmar y aceptar la presidencia de la república de Colombia.
Los planes se trastocan, se cambian las órdenes y entonces le dice a sus soldados: “seguiré por otros caminos para cumplir con tareas que no pueden esperar, nos veremos más adelante en tránsito hacia las glorias del sur”. El día 18 de septiembre de 1821 se embarca en el puerto para cruzar la laguna, la próxima comunicación que tenemos es desde San Carlos, una ciudad en las márgenes del río Escalante que es contribuyente a la cuenca de la hoya de Maracaibo, desde allí abordará al siguiente día las flecheras que poco a poco irán moviéndose contra la corriente primero por el río Catatumbo y después del caserío de La Horqueta continuar por el Zulia hasta el Puerto de los Cachos en las cercanías de la ciudad de Cúcuta; más de ocho días se tardaban los viajeros por aquellas inmensidades; al golpe del remo y canalete con palancas y la fuerza muscular de los hombres se iban venciendo los obstáculos, los rápidos y las corrientes; peligrosa travesía con muchas noches en las playas y barrancos, expuestos a la plaga de los mosquitos causantes de los llamados escalofríos para los que habían pocos medicamentos disponibles entonces; fiebres malignas que diezmaban los ejércitos y causaban muertes valiosas de los hombres y mujeres en tránsito.
En carta de Bolívar para Santander desde la Villa del Rosario el 30 de septiembre 1821 le dice: “anoche llegue a esta villa y tuve el gusto de saber qué está usted en camino y que llegará dentro de pocos días”. Este documento nos puede aclarar que el desembarco en el Puerto de los Cachos en el río Zulia pudo haber ocurrido el día 29 con lo que se comprueba que el traslado de Bolívar con su comitiva desde Maracaibo hasta el lugar donde deliberaba el congreso tardó doce días, lo que nos dará una idea del tamaño de las empresas que asumieron aquellos hombres que hicieron posible la emancipación.
Bolívar salió de su patria por esos días de septiembre de 1821 y regresó por la misma ruta navegando desde Cúcuta a Maracaibo el día 16 de diciembre de 1826; cinco años y tres meses permaneció fuera de su tierra venezolana, en esta oportunidad, ya en la población de La Horqueta hoy ciudad de Encontrados, allí abordó la modernísima embarcación llamada Steamboast que usando la energía del vapor y leña como combustible facilitaba la navegación, con lo que podríamos decir que nuestro Libertador también disfrutó del modernismo de entonces, pues era la época en el avance de la revolución industrial que terminó transformando al mundo.
Boconó, septiembre de 2021