Para mantener vivo el legado de Don Bosco, la tarea es educar en valores

 Su obra, su mensaje, su vida, sigue teniendo completa actualidad, no sólo como obras existentes y desparramadas por el mundo entero, sino sobre todo como exigencia, como tarea, como reto

Mañana 31 de enero se estará celebrando en todo el mundo el día de San Juan Bosco, sacerdote, fundador de la Familia Salesiana, educador insigne. Por tal motivo se están multiplicando las celebraciones, tanto dentro de la Iglesia, las parroquias, como en la sociedad y en la Escuela Técnica Salesiana Santo Tomás de Aquino del cual es su patrono.

En efecto, Don Bosco (como se le ha seguido llamando cariñosamente) fue un hombre «de Iglesia» que vivió profundamente su fe, y también fue un hombre hondamente enraizado en su tiempo. Presente aún en las personas menos valoradas.

Celebrar su día significa evocar y revivir el mensaje que dejó con su vida.

Al examinar esta figura desde nuestro momento actual comprendemos que Juan Bosco fue un nombre suscitado por Dios. Uno de esos regalos grandes que Dios hace a la humanidad.

Hoy en este primer especial sobre el legado de Don Bosco y que continuaremos durante esta semana con la obra salesiana en Valera,  contamos con un invitado de excepción, Monseñor José Ángel Divassón, quien nos ambienta sobre el legado, vida y obra de Don Bosco enfocada en dos de sus lemas; la educación y los jóvenes.

Regalo para la juventud

“Don Bosco fue un regalo para la juventud, sobre todo la que estaba en condiciones más difíciles. Él, en efecto vivió para los jóvenes, los quiso entrañablemente, les dedicó todas sus energías. Se puso una meta muy concreta: Ayudarles a ser «HONESTOS CIUDADANOS Y BUENOS CRISTIANOS», así en mayúsculas, no como un slogan fácil que se repite, sino como un proceso educativo que “inventa todo tipo de iniciativa para que esto se haga realidad”, sostiene Monseñor Divassón.

«Vasto movimiento de caridad»

Él hizo de los mismos muchachos, educadores de sus propios compañeros, de esta manera alrededor suyo se fue creando un «vasto movimiento de caridad» como él decía. Todo aquel que quisiera hacer un poco de bien a los muchachos, encontraba en sus obras un campo abierto, dispuesto a recibir toda colaboración. Surgió así la Congregación Salesiana, las Hijas de María Auxiliadora, los Cooperadores Salesianos, las Federaciones de Ex-alumnos, los Bienhechores de las obras…

Su obra, su mensaje, su vida, sigue teniendo completa actualidad, no sólo como obras existentes y desparramadas por el mundo entero, sino sobre todo como exigencia, como tarea, como reto.

“La figura de Don Bosco se hace tarea, exigencias y reto. Su vida sencilla; el mundo de planteamientos de su niñez; la superación esforzada de dificultades; la creatividad puesta al servicio del bien; la entrega generosa y desinteresada… nos indica caminos, para buscar respuestas a los desafíos de hoy”.

Los valores no se decretan

«Don Bosco nos enseñó que buscar el cambio, es entender, que no hay auténtico cambio, si no cambia la persona; los valores no se decretan, la tarea es educar en valores, como fórmula organizativa y de crecimiento espiritual, la escuela es débil, el muchacho no trae valores sólidos, se habla de valores, estos se asimilan, se practican en la familia, en la escuela, para ello es necesario un mirar hacia Dios, para que exista cambio se hace necesario asumir la conciencia de lo que ello significa. En mi concepto, esta es una de las maneras de mantener vigente y presente el legado de Juan Bosco”.

“Para muchos educar no pasa de escolarizar, por lo tanto hay  gente muy escolarizada, con postgrados y doctorados que no se han educado nunca. Son dos términos diferentes. De ahí que lo fundamental es educar, sacar lo mejor de cada uno. Sin embargo, hay mucha gente que tiene enorme instrucción, totalmente valorada, pero puesta totalmente al servicio de los intereses individuales, por lo tanto a mayor conocimiento, mayor destrucción. Educar un pueblo es educar alrededor de unos valores y poner los conocimientos que ojalá sean mayores al servicio de esos valores y no al beneficio particular”.

 “Ojalá la lectura meditada de su vida sencilla, y el deseo de dar respuestas a las urgencias que plantea la juventud actual, nos permitan a todos los que tenemos alguna tarea educativa encontrar esos caminos que sus huellas nos ha marcado”. ¡Bendiciones para todos!

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