Roma, 1 may (EFE).- A sus 86 años, Raniero Mancinelli ha vestido a los últimos tres papas y prepara ya el traje del próximo pontífice en una sastrería única en el mundo, que puede presumir también de vestir a la curia que formará parte del próximo cónclave, reunido desde el 7 de mayo para elegir al sucesor de Francisco.
En tres tamaños diferentes, Mancinelli corta y cose a mano, en su icónica tienda del centro de Roma, el próximo traje papal: «Estoy preparando tres tallas diferentes de modo que puedan servir para cualquier cuerpo, sea quien sea el próximo papa», desvela en una entrevista con EFE.
Desde Juan Pablo II, pasando por Benedicto XVI, hasta llegar al papa Francisco, Mancinelli (Roma, 1939) puede presumir de haber vestido a los últimos pontífices de la Santa Sede en su coqueta sastrería ‘Mancinelli Clero’, que él mismo inauguró en el barrio romano de Borgo Pío en 1962.
Por su taller, situado a escasos 300 metros de los muros vaticanos, pasan todo tipo de religiosos y eclesiásticos, pero también curiosos, sabedores de la excepcionalidad de un modisto que trabaja las telas siempre de forma artesanal: «Qué bien recibiros. Como veis, no paramos estos días», dice al saludar.

Y es que la preparación para el cónclave, que comienza el próximo 7 de mayo y en el que participarán 133 cardenales, mantiene la tienda llena de purpurados deseosos de poner a punto sus casullas y sotanas, además de estrenar otras nuevas para una cita que es muy especial para ellos.
«Muchas peticiones, no sabría decirte cuánto ha aumentado, pero mucho movimiento de sacerdotes y cardenales, incluso de peregrinos que quieren algún recuerdo», explica Mancinnelli.
«Para el cónclave los cardenales necesitan ropa nueva… a alguno le falta la faja, a otro el solideo (gorro), a otro la parte del cuello…», detalla.
El negocio familiar vive un ritmo frenético estos días. Toda una generación de Mancinelli, con el abuelo, su hija y su nieto, atiende sin descanso a los múltiples religiosos que se prueban la ropa y cambian de postura frente al espejo.
Además de los peregrinos que acuden en busca de un rosario, una cruz o algún accesorio litúrgico para llevarse consigo de su visita a Roma, que este año espera hasta 30 millones de personas por el Jubileo de la Esperanza, el gran evento católico que se celebra cada 25 años
Con la cinta métrica colgada del cuello, y un par de agujas en el bolsillo de la camisa, Raniero Mancinelli se mueve con pasión, lleno de vivacidad y energía: mide, corta, prueba telas en los clientes y todo a una velocidad asombrosa y con especial mimo y detalle.
Aunque ya prepara la indumentaria para el próximo papa, no se olvida de Francisco: «Era muy sencillo, se contentaba con facilidad porque no quería cosas muy refinadas».
«Modesto y muy alegre. Las pocas veces que le he visto he tenido una grandísima relación con él. Conmigo era jovial y sonriente y tenía mucho gusto», concluye el modisto.
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