El Cicpc investiga este nuevo crimen, que conmocionó a la población de Las Mulas, en el municipio Candelaria. Los familiares desconocen a los agresores y el por qué del asesinato del trabajador
Se había sentado en el patio de su casa con unos amigos y familiares. Conversaban mientras su esposa terminaba de colar el café, a eso de las 8:00 de la noche. El ambiente estaba en calma, pero de repente se convirtió en un horror. Varios sujetos -no identificados- irrumpieron violentamente en la escena y le dispararon al hombre, sin decir palabra alguna. Su cuerpo se desplomó en el suelo y sus agresores huyeron a toda velocidad. Los gritos de su esposa aturdieron a los vecinos. Sus seres queridos intentaron socorrerlo, pero ya estaba muerto.
Este nuevo hecho de sangre ocurrió el pasado domingo, 11 de febrero, en el sector Las Mulas, parroquia Chejendé, del municipio Candelaria. Lugar donde vivía la víctima con su esposa y tres de sus cuatro hijos. Según la versión de familiares, Gustavo Antonio Fajardo no era un delincuente. Se trataba de un ciudadano trabajador, sin prontuario policial o problemas con personas de dudosa conducta moral.
Su hermana, Yakelin Fajardo, explicó que su hermano se desempeñaba como agricultor y ordeñador de vacas. Comentó, pese a su dolor, tener esperanza de obtener justicia. Por su parte, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) del estado Trujillo, comenzó las averiguaciones y no descarta que se trate de una venganza, por la manera de proceder de los atacantes.
Encapuchados
De acuerdo al relato oficial, los criminales aprovecharon la oscuridad de la noche para ingresar a la vivienda por la parte trasera. Amenazaron a los presentes con armas de fuego y los obligaron a entrar a la casa. Acto seguido procedieron a dispararle al hombre, de 42 años de edad, en la cabeza. Los allegados y posibles testigos informaron que no alcanzaron a ver el rostro de los sospechosos, pues llevaban pasamontañas.
Sin antecedentes
Gustavo Antonio Fajardo, de 42 años, según la información aportada por sus familiares, no poseía antecedentes penales. Era un hombre de buena conducta, que solamente se dedicaba a trabajar y a mantener a sus hijos. Por otro lado, descartaron que haya recibido amenazas de muerte o que tuviera enemigos. Desestimaron también la posibilidad de haber sido víctima de bandas de extorsionadores.