Maduro no toma en cuenta las fuerzas económicas y políticas del país

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Expertos   advierten que el nuevo diálogo de Maduro carece de representatividad


Semanas antes de las elecciones del 20 de mayo, el presidente Nicolás Maduro asomó su intención de convocar a otro diálogo para “pacificar el país”. El 23 de mayo comenzó formalmente este proceso y ayer reiteró su llamado para tratar con otros sectores el bloqueo financiero y las sanciones que pesan sobre funcionarios de su gobierno.

Miguel Ángel Martínez Meucci, experto en conflictos políticos, explicó que el comportamiento de los Estados democráticos es privilegiar las vías de entendimiento para evitar posturas frontales ante países que viven conflictos. Afirmó que Maduro se ha aprovechado de ello y ha tratado de mantener “una fachada que, aunque ya no pasa por democrática, sí puede parecer pacífica y bajo sus propios términos”.

“Este nuevo diálogo es una ficción porque se dio bajo el sentido de la fuerza y sin representatividad alguna”, señaló Juan Manuel Raffalli, asesor de la MUD en el proceso de negociación que se dio en República Dominicana.

Aseguró que el gobierno no tiene ningún interés de que el país regrese a los estándares democráticos. Considera que “el diálogo de Maduro es un ejercicio estratégico y unilateral” para dar una apariencia de que es un Estado democrático y respetuoso de los derechos humanos.

Cuando Bertucci se reunió con el mandatario abogó por las liberaciones de los presos políticos y la ayuda humanitaria. Días después, los cuatro gobernadores opositores también tuvieron un encuentro con Maduro y se comprometieron a ser los garantes de las excarcelaciones que se dieron el 1° y 2 de junio, entre las cuales se incluye la de los presos comunes.

También han participado el Nuncio Apostólico y la Corporación Andina de Fomento, cuyas reuniones han sido a puertas cerradas; además, se decidió postergar el cono monetario a petición de la Asociación Bancaria de Venezuela. Sin embargo, las principales fuerzas económicas y políticas, que pueden aportar soluciones a la crisis, no forman parte del diálogo. “Hay que reunirse con la verdadera oposición y estar dispuesto a reinstitucionalizar el Poder Público, devolver lo expropiado, dar garantías a los empresarios, buscar solución a la escasez de divisas y fomentar la producción petrolera. Hay que buscar a los actores que son; eso sí sería un diálogo”, aclaró Raffalli.

Martínez Meucci argumenta que Maduro se ha trazado como meta la construcción de una oposición a su medida, que sea incapaz de propiciar un cambio político y garante de que el conflicto no avance. De concretarse, afianzaría su posibilidad de permanecer en el poder durante los próximos dos años.

Desde que el jefe del Estado tomó el poder en 2013 ha llamado al diálogo en cuatro ocasiones: todas fallidas.

 

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