Caracas, 5 dic (EFE).- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró este viernes que su país es «garantía de seguridad» en todo el continente americano, luego de criticar nuevamente el despliegue militar de EE.UU. en el mar Caribe, que calificó de desproporcionado.
«Venezuela no ha sido, no es ni será nunca una amenaza a los Estados Unidos de Norteamérica, al contrario, Venezuela no es una amenaza, Venezuela es garantía de seguridad en todo el continente americano, Venezuela es esperanza, Venezuela is the hope», dijo el mandatario en la inauguración de la sede de la Academia del Servicio de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), transmitida por los medios nacionales.
Maduro reiteró que la «amenaza y agresión imperialista» ha sido desproporcionada, innecesaria e ilegal, «a la luz de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional».
Pide estudiar «todas las formas» de lucha armada
Además, pidió a los cuerpos policiales estudiar, tanto en la teoría como en la práctica, todo lo relacionado con la «resistencia popular prolongada» y también «todas las formas de lucha armada popular, militar, policial».
El gobernante venezolano sostuvo que en cada institución policial del país debe haber «un plan de ofensiva permanente».
En este mismo punto, Maduro pidió a los estudiantes de esta academia escribir, en dos páginas, propuestas para reforzar la «ofensiva permanente» y garantizar la paz en cualquier circunstancia en los «meses y años que están por venir».
«Lo quiero recibir en 24 horas, las reflexiones directas de nuestros cadetes, de nuestros muchachos y también del personal docente, yo me alimento es de ustedes, la fuerza moral de ustedes es mi fuerza moral», agregó.
También solicitó a la PNB, el Cuerpo de Investigaciones Científica, Penales y Criminalísticas, el Servicio Bolivariano de Inteligencia y la Dirección General de Contrainteligencia Militar, que reflexionen sobre cómo contribuyen a construir del «poder de la nación venezolana».
Estados Unidos mantiene un despliegue militar en el Caribe, cerca de la frontera con Venezuela, bajo el argumento de combatir el narcotráfico pero que Venezuela ha denunciado como una «amenaza» que busca propiciar un cambio de Gobierno.
El pasado 21 de noviembre, la tensión escaló entre ambas naciones -que no tienen relaciones diplomáticas desde 2019- luego de que la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos instara a «extremar la precaución» al sobrevolar sobre el país suramericano y parte del Caribe ante lo que considera «una situación potencialmente peligrosa» en la zona.
El anuncio dio pie a una ola de suspensiones de vuelos de líneas aéreas internacionales que se intensificó tras la advertencia del presidente de EE.UU., Donald Trump, de que se debe considerar el espacio aéreo venezolano «cerrado en su totalidad», lo que fue rechazado por Caracas.
El Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) de Venezuela revocó la concesión de tráfico aéreo de Iberia, TAP, Avianca, Gol, Latam Colombia y Turkish Airlines, por no retomar sus operaciones luego de un plazo de 48 horas, tras la advertencia estadounidense.
