Alguien se asomó una vez al fondo del alma del Real Madrid y no supo descifrar el paisaje, confundido con tanto misterio. Los más grandes teólogos, los analistas infalibles y los agoreros más activos, que habían pronosticado más o menos el fin del mundo tras el paso de un ciclón mortal, acabaron también desubicados en un laberinto donde se perdió ayer el PSG, vencedor por anticipado de una eliminatoria sin emoción en la que al equipo de Zidane, rehén de sus miserias domésticas, le habían negado el pan, la sal y hasta la posibilidad de competir en la que llaman su competición, la Champions.
El campeón de pie
Reapareció el campeón (3-1), el Madrid competitivo e inmortal de la Copa de Europa, el que ha conquistado tres de las últimas cuatro. Con su ficticia resurrección, porque nunca pereció, recuperó la competitividad, la capacidad de remontar, la máxima fiabilidad en el día señalado, la atención a los detalles, pasando por Keylor, sus múltiples registros, cierta dosis de eficacia y el normal desempeño de los que se sienten los mejores en el torneo que les hace tan felices. No hubo mutación con respecto a lo vivido en los últimos tiempos. Las metamorfosis quedan para los libros. El Madrid de la Champions siempre está.
Neymar no fue suficiente
Dejó deprimido al gran PSG porque en esta temporada no está habituado a la derrota. Quizá porque le habían puesto a caminar sobre las aguas. Había llegado bajo palio al Bernabéu avalado por una magnífica trayectoria en la Ligue1 y en la primera fase de la competición. Jugó un buen partido, Neymar se exhibió, dominó gran parte del segundo tiempo, pero terminó encajando tres goles y pensando que todo un proyecto soñado con el talonario puede saltar por los aires. El imperio del euro chocó contra otro imperio, el del gran superviviente de la Copa de Europa. El Madrid es el Madrid, dicen.
Al final, fue un partido de tambores y violines, a la altura de lo que figuraba en el programa y con final feliz, que merecerá refrendo en el Parque de los Príncipes. El Madrid empezó y acabó con su porte imperial de la Champions, pero tuvo un largo rato en la segunda mitad del que ha sido en esta Liga. La salida de Asensio lo reactivó. Y Cristiano marcó su territorio, ese que nadie conoce como él, haciendo historia además, es el primer jugador que marca 100 (101) goles en la Copa de Europa con un mismo equipo (Messi lleva 97 con el Barcelona).
Goles: 0-1, 32′: Rabiot, 1-1, 44′: Cristiano, 2-1, 82′: Cristiano, 3-1, 85′: Marcelo.