POR EVER GARCÉS
Después de años de crisis económica, numerosas madres venezolanas han tenido que abandonar el país y se han visto obligadas a dejar a sus hijos en manos de familiares y amigos.
Estas madres decididieron partir a encontrar trabajo allende nuestras fronteras, prefiriendo irse solas, evitando que sus hijos pasen por la conmoción extenuante y, en ocasiones, muy peligrosa de un desplazamiento. Otras simplemente por no tener el dinero para llevárselos.
Hoy en este especial dedicado a las madres a distancia, traemos el testimonio de una de estas mujeres que en un momento determinante partieron con el corazón hecho pedazos por dejar aquí en Venezuela a sus hijos.
Genesis Valero García, joven trujillana, trabajadora y muy echada para adelante, siempre bien dispuesta, pero en este caso no resultó fácil platicar con ella, le cuesta hablar de sus hijos sin que sus ojos se inunden de lágrimas, porque esa experiencia que le ha tocado vivir lejos de sus seres amados, no deja en ningun momento de resultarle difícil y muy triste.
TUVO QUE PARTIR….
Cuando tomó la dura decisión, al igual que todas sus compatriotas fue motivada por la situación económica. En esa primera oportunidad partió a Colombia, pero se llevó con ella a su hija Styfanny que tenía entonces 5 años. Ella consiguió empleo de inmediato y la niña empezó a estudiar, pero no se adaptó al nuevo país. Genesis no podía regresar, el esfuerzo que hacía en Colombia rendía sus beneficios al ayudar económicamente a su familia en los momentos más rudos de la crisis, así que le tocó tomar otra decisión que si le haría estremecer los simientos de su alma, envió a su hijita de vuelta a Venezuela.
«Ahí supe lo que era el verdadero dolor», nos confiesa Genesis, a la que aún le tocaba vivir tristes sucesos como madre.
Después de estar dos años viviendo en el vecino país sin su niña, sale embarazada nuevamente, ocurrió en plena pandemia, sola, agobiada, casi en desamparo, así tuvo que dar a luz a su hijo Luccas.
No fue hasta que el bebé cumplió siete meses que pudo regresar a Venezuela, para que su familia conociera al niño. «En esa ocasión me fui muy ilusionada, quería volver a establecerme allá y vivir siempre con mis hijos bajo mi regazo, pero lamentablemente la realidad volvía a golpearme, ya con dos criaturas no podía darme ese lujo de quedarme en Venezuela, me tocó regresarme a Colombia, pero esta vez sin mis hijos, solo Dios y las que lo han pasado, saben lo que se siente esa separación», relata esta muchacha al borde de las lágrimas.
Genesis dejó a sus hijos con el padre de ellos, es su tutor, pero por motivos de su trabajo, los niños se quedan en casa de sus abuelos Carlos y Zoraida. Mis padres me han apoyado de forma desmedida, cuento con ellos 1000 por ciento, también agradezco tanto al papá de mis hijos, el prefirió trabajar en Venezuela, gana poco, pero siempre tiene tiempo para los niños.
Siendo una madre ausente pueden existir diferencias en llevar la crianza de los hijos, ¿Cómo haces para seguir siendo la guía en todo lo concerniente a tus hijos aún pese a la distancia?
_ °Ser una madre ausente es muy difícil. Yo solo tengo una o dos veces al año libre para poder ir a verlos. La niña tiene 10 años ya va a estar en pleno desarrollo y su actitud empieza a cambiar, a ser un poquito más malcriada, en cuanto al niño la primera vez que lo dejé tenía 9 meses y no lo volví a ver hasta que tenía año y medio y ¡ya no me conocía!, me esquivaba, lloraba y todo, eso fue una de las cosas que más me afectó, así que yo aprovecho en mis vacaciones del trabajo para tratar de de ir y compartir lo máximo con mis hijos, ahorita en vacaciones del colegio me traeré a la niña».
Genesis quisiera volverse definitivamente a Venezuela, pero prefiere esperar a tener las posibilidades de poder montar un salón de belleza, área en la que está desempeñándose y en la que ha adquirido buenas destrezas, «actualmente trabajo con una persona que es creadora de una de las queratinas más famosas de acá de Colombia y me ha enseñado mucho, y ya hasta distribuyo sus productos en el estado Trujillo, he emprendido en eso y me está yendo bien». Ella también sopeza la idea de llevarse a sus hijos, pero su ex esposo está muy acostumbrado a los niños y no quiere separarse de ellos. Y su mami tampoco quiere irse a vivir para allá. «Sin la ayuda de ella resultaría muy difícil, yo trabajo y aquí se paga bastante para que cuiden a los niños y si le sumamos que Colombia atraviesa una crisis económica, las condiciones no están dadas, mis niños seguirán en Venezuela y yo chambeando duro para que nada les falte, semanalmente les envío dinero y cada mes les mando un buen mercado».
Ese poder cumplirle económicamente a sus hijos, le da a Genesis Valero tranquilidad, pero nunca se adaptará a estar sin ellos. «Es el el sufrimiento más grande que yo tengo todos los días de mi vida, es como estar tranquila porque puedo enviarle las cosas de aquí para allá, pero ellos son mi complemento, lo que me falta para estar completa».