Sao Paulo, 15 dic (EFE).- El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ratificó este jueves el marcado acento social que tendrá su Gobierno y aseguró frente a cientos de recolectores de basura que los pobres «recuperarán el derecho a tener derechos».
Tal como ha hecho en los últimos 19 años, incluso mientras gobernó el país, entre 2003 y 2010, Lula celebró este jueves un emotivo encuentro con cooperativas de recolectores de basura y personas sin hogar, a quienes aseguró que su Gobierno les «devolverá la dignidad» que «les robaron».
Aludió así a la ausencia de políticas volcadas a los más pobres durante la gestión del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien tras ser derrotado en las elecciones de octubre pasado dejará el poder el próximo 1 de enero.
«Sé de la falta de respeto y solidaridad» que «sufrieron en los últimos años», dijo Lula, quien garantizó que, el nuevo Gobierno, «creará las condiciones para que sean respetados en su función y en su profesión».
El presidente electo aseguró que los pobres y quienes no tienen un hogar «no serán tratados como vagabundos, sino como personas que fueron abandonadas por los gobernantes» y que ahora recuperarán «el derecho a tener derechos».
Sin citarlo directamente, dejó una nueva crítica a Bolsonaro, quien esta semana vetó una ley aprobada en el Congreso que prohibía la «arquitectura hostil», mediante la cual son puestos en las calles diversos obstáculos que impiden ocupar los espacios públicos.
Lula lamentó que esa tendencia se haya acentuado en Sao Paulo, donde se calcula que unas 40.000 personas no tienen un hogar y viven en las calles.
«Están poniendo piedras debajo de los puentes, porque no quieren que los más pobres tengan ni siquiera el derecho a dormir debajo de un puente», denunció el presidente electo, quien dijo sentir «dolor» frente a esa «absoluta falta de amor y comprensión».
También afirmó que, en sus primeros días en el Gobierno, pretende visitar en Sao Paulo a esas personas junto con sus ministros, para que sus colaboradores «entiendan» que los pobres serán el «centro» de «todas» las políticas públicas durante los próximos cuatro años.
«El pueblo más pobre, el de la calle, no tiene cómo llegar hasta el Gobierno», entonces «no serán ellos quienes tendrán que ir hasta el presidente, porque el presidente irá hasta a ellos» con «todos sus ministros» para «conversar y encontrar una salida» para esa situación, declaró.
De hecho, le encargó la tarea de organizar esa visita a Julio Lancellotti, sacerdote católico presente en el acto y que es un símbolo de la cooperación y ayuda a la población sin hogar en la ciudad de Sao Paulo y con cuyo nombre había sido bautizada la ley vetada por Bolsonaro sobre la «arquitectura hostil».
De acuerdo a datos oficiales, Brasil recicla sólo el 4 % de sus residuos, en su mayoría mediante cooperativas formadas por quienes se dedican a su recolección, que en un 70 % son mujeres y que en su mayoría trabajan en la más absoluta informalidad.
Las estadísticas también dicen que cerca de un millón de personas se dedican a esa actividad en el país y, en media, obtienen ingresos mensuales en torno de los 1.000 reales (unos 210 dólares), una suma equivalente al 90 % del salario mínimo.
Asimismo, según datos oficiales, muchos de esos trabajadores son parte de las 300.000 personas que viven en las calles y que a su vez integran el cerca del 10 % de los 215 millones de brasileños que están en la extrema pobreza.
En el galpón que Lula visitó este jueves, fue realizado durante esta semana un encuentro que congregó a recolectores de basura de todo el país y al que asistieron delegados de cooperativas similares de Argentina, Colombia, Chile y Panamá.