Antes de que llegaran los aires de la revolución chavista en el estado Trujillo, el poder se lo alternaban el partido de «Juan Bimba «, AD y el de la lanza, Copei.
Luis Ernesto González un joven proveniente de la Plata 2 donde comenzó su carrera como dirigente político hasta el punto que se puso la charretera de Secretario Juvenil, resultó el último líder del partido blanco en esta tierra de gracia. Era el gobernador. El inquilino principal del Palacio de Los Duendes.
Su gobierno fue de amplitud. Un grupo de hombres y mujeres que no éramos ficha adeca lo acompañamos buena parte de su gestión. En el caso mío particular nunca pensé en algo ni siquiera parecido. Por ahí en su gabinete me topé con la Dra. Mireya de Alvarado, el padre Pedro Artigas, Trina de Egañez, Francisco Crespo Salas entre los que recuerdo. Funcionarios honestos que no llegaron a un cargo para enriquecer sus bolsillo sino para servirle al prójimo. A Trujillo más que un gobernador.
Luis Ernesto González (LEG) fue un hombre muy amplio. De puertas abiertas. El Palacio de Gobierno parecía un mercado municipal. Iba mucha gente y desde todas partes de la entidad. Pero también dejaba los fines de semana para visitar comunidades. Compartir un sancocho de gallina con «Juan Pueblito» y palpar de cerca sus necesidades para buscarle una salida.
Nunca le hizo mala cara a nadie. Ni a quién él sabía que no era adeco. «Recuerden que soy el gobernador de los trujillanos», decía frecuentemente.
Algunas cosas se le quedaron en proyectos por la situación presupuestaria. Los cascabeles, soltaría don Ramón Azuaje. Pero voluntad siempre tuvo para una mejor gestión.
El grito de batalla de Presencia y Liderazgo fue un acierto. No le quedó grande. De ahí que la historia lo reseñara hasta ahora como el último líder acciondemocratista en Trujillo. El líder que movía masas. El que se reunía con Tirios y Troyanos para bien del estado.
Trujillo fue sede de los Juegos Nacionales Juveniles en su gestión. La mejor actuación de nuestros colores en la historia. Quedó una Villa Olímpica en Pampanito. Atletas, entrenadores, comunicadores sociales la convirtieron después en su hogar. Las obras ahí están. Algunas olvidadas. El velódromo «Vicente Laguna» es un ejemplo. La pandemia. Justo reconocerlo ha alejado a atletas y entrenadores de la pista mendocina. En San Luis está el corazón con el hogar del Trujillanos y de cualquier otro evento de envergadura que tenga como sede a Valera. Quien escribe siempre pienso que el panorama pudo ser mejor pero » esa es harina de otro costal».
Quienes conocieron a Luis Ernesto en esa época como gobernador seguramente tendrán buenos recuerdos del muchachote de la Urbanización Miranda. Incluso -y esto me consta- chocaba frecuentemente con las autoridades partidistas que trataban de dictar pautas y LEG hacía caso omiso a esas pretensiones.
Acompañé a LEG a varias reuniones en el Palacio de Miraflores y mientras la mayoría de los mandatarios regionales se hospedaban en lujosos hoteles, los dos o tres pelagatos que lo acompañábamos íbamos a dar a una pensión muy sencilla al lado del Palacio Gubernamental.
Como anécdota: Hubo una Convención de gobernadores en Margarita. Mucho trabajo. Fin de la jornada. Agarro mi maleta y junto a Juan Castellanos, el gráfico, tomo las de Villadiego. Me vengo medio escondido. «Epa qué fue». No me dejó contestar. Él se dio la respuesta. «¡Ah ya sé, vas a jugar softbol en Trujillo! La galopada en el pájaro de acero fue a dar al estadio de la Plata 2 donde quedamos campeón con el Delicias. Modestia aparte di el hit de oro para el título y que corrieran las espumosas.
Vayan hasta lo familiares de Luis Ernesto, en estos senderos cuando llega la hora de la partida a la Casa del Señor, nuestras palabras de solidaridad.
Un descanso eterno que bien se lo merece.