Lo conocí en la década de los años 80, en el sótano cultural del Concejo Municipal de Valera. Yo presidía la Federación de Centros Culturales del estado Trujillo, construimos una bonita amistad, hasta el día de su muerte… Tengo la inmensa satisfacción de haber elaborado el primer reportaje que un periódico nacional haya echo al “Violín de oro” de Venezuela, fue a través del Diario de los Andes hace más de 30 años, en la página que tenía por nombre: Crónica Cultural.
Nació hace un montón de años en El Filo de Carvajal, su papá era excelente músico popular amado por todo el pueblo, por esa manera especial de cantarle al amor divino… Hace algún tiempo conversé con Luis Castellanos, en la Escuela de Liderazgo de la Universidad Valle del Momboy. En esa amena reunión, me dijo:
-Viví una infancia de mucha pobreza por la carencia material, pero de una gran riqueza espiritual, gracias a los bendecidos padres que tuve… Siendo todavía un niño, mi padrino me regaló un cuatro que le costó 5 bolívares, día y noche me la pasaba dándole al instrumento, tenían que esconderlo, para así, hacer las tareas escolares… Años después, mi papá me compró un hermoso violín, es el mejor regalo que me han hecho en toda mi vida; la alegría fue tan grande que lloré por un largo rato; sin dejar de abrazar a mi amado padre…
-A los 13 años me perdía de la casa, mi madre me buscaba por todo Carvajal, hasta que me encontraba dándole al cuatro en un velorio de angelito… Los artistas populares, los cantores de rosarios, me impactaron, parecían “caídos del cielo”, por esa voz maravillosa que les acompañaba. Yo soñaba ser un día como ellos, eran unos personajes únicos, geniales, sin haber ido a una escuela de música, eran mejores que cualquier artista de academia…
– La música ha dejado profunda huella en mi alma, me ha dado grandes satisfacciones, inmensas alegrías. A Héctor Suárez (padre) le doy un Dios le pague, porque fue mi gran maestro musical… En una oportunidad, un amigo: Hugo Briceño, escuchando mi violín y la forma como tocaba, me dijo: “Usted se va a convertir en un excelente músico del que hablará el estado Trujillo”, y así fue…
-En 1985 gané el Primer Festival Nacional del Violín a nivel popular, en el estado Mérida. Participaron más de 60 artistas de toda Venezuela. El festival lo conquisté cuatro veces seguidas, en el quinto evento, uno de los organizadores me manifestó: “Don Luis, ya está bueno, dele chance a otros artistas para que también ganen, lo vamos a poner de jurado, usted demostró que es el mejor violinista que ha conocido Venezuela en todas las épocas, no hay quien lo haga mejor…»
-He recibido reconocimientos institucionales de diversos lugares del país, jamás la fama se me ha subido a la cabeza, sigo recorriendo las calles de Carvajal y Valera, con la humildad y sencillez de siempre, conversando en cualquier esquina, donde encuentro a mis amigos.
-Hasta mi casa en Carvajal, en el taller de herrería que tengo, han llegado periodistas de muchos lugares de Venezuela, todos quedan asombrados, ellos dicen que es un caso único en el país: ¿Cómo es posible que un herrero, con esas manos rudas, entrenadas para un trabajo tan fuerte como la herrería, pueda ejecutar el violín con esa dulzura, esa belleza, como lo hace Luis Castellanos?. Yo les respondía: todo lo hace Dios, el Todopoderoso sabe porqué hace las cosas, pero no había manera de convencerlos…
-Hace 20 años, la Dirección de Cultura del estado Trujillo, que dirigía Pedro Ruiz, creó la Escuela de Música “Luis Castellanos”, funcionó por algún tiempo, luego, todo se vino abajo, la mezquindad y el odio político no dejó que floreciera un gran proyecto cultural que permitiría a niños y jóvenes de Carvajal, formarse en el maravilloso mundo del arte musical. La Alcaldía del municipio jamás brindó apoyo.
Finalmente, en esta amena conversa con don Luis Castellanos, sentenció: “El Ateneo de Valera, años atrás, tenía un movimiento cultural impresionante. Había eventos donde la gente se sentaba en el suelo porque estaba a reventar de público, ahora, uno entra a esta institución y dan ganas de llorar, no se justifica el estado deplorable y abandono en que está nuestra primera casa de la cultura… Quienes cometieron tamaña atrocidad, la conciencia no debe dejarlos dormir tranquilos”.
Mil gracias don Luis Castellanos, por tantas y tantas alegrías que vivimos a tu lado… Que Dios Todopoderoso te tenga en su santa gloria. Y un hasta siempre, por esa humildad divina que siempre te acompañó.