Luces y sombras en Megaelecciones del 21-N | Por: Víctor Álvarez R.

Las Megaelecciones del 21-N se llevaron a cabo en condiciones muy difíciles, no solo por la falta de independencia de los poderes públicos, inhabilitaciones políticas, intervenciones judiciales de partidos, ventajismo oficialista y deterioro general de las condiciones electorales, sino también por una larga campaña en la que los partidos más importantes de la oposición repitieron una y otra vez que “en Venezuela se vota pero no se elige”, que “dictadura no cae con votos”, que “participar en las megaelecciones es convalidar la farsa electoral del régimen”, y desacreditaron al voto, al árbitro electoral y a la propia la ruta electoral.

La designación de un nuevo CNE que se propuso llevar a cabo un arbitraje institucional estimuló la participación de la oposición abstencionista que no había concurrido a las elecciones parlamentarias, presidenciales y regionales anteriores.

Para tener una idea más clara de lo logrado y aún queda pendiente, compartiremos un balance de lo bueno y lo malo del proceso electoral en general. Nos apoyaremos en la declaración Preliminar de la MOE-UE, en el Informe del Observatorio Electoral Venezolano (OEV) y en la matriz de opinión pública que surgió al calor de los comicios del 21-N.

El nombramiento de un nuevo CNE: con una representación de rectores más confiables y creíbles para el país descontento y opositor, fue el acuerdo político más importante para estimular la participación electoral de los abstencionistas. Hoy se aprecia un creciente consenso que reconoce al actual CNE como el más equilibrado de los últimos 20 años. Independientemente de la simpatía política de los nuevos rectores, con el fin de recuperar la confianza en la institución del voto y en la ruta electoral, han hecho un gran esfuerzo por llevar a cabo un arbitraje institucional y la mayoría de las decisiones se han tomado por consenso a través del diálogo interno.

Actualización del Registro Electoral. La participación en las jornadas de actualización del registro electoral fue alta en comparación con elecciones anteriores. El CNE contabilizó 394.242 nuevos votantes y 1.024.367 cambios de dirección. El registro electoral definitivo quedó con 21.267.813 votantes.

Realización de auditorías. La última auditoría integral fue en 2005. El cronograma electoral de la CNE incluyó 16 auditorías de diferentes etapas del proceso electoral, desde el registro electoral y el sistema automatizado de votación, hasta la configuración de las máquinas de votación antes de su traslado a los estados.

Fiabilidad de las máquinas de votación. A contrapelo de las leyendas urbanas que difunden la idea de que el sistema automatizado no protege el secreto del voto y que el oficialismo pueden alterar la elección de los votantes, expertos de universidades venezolanas realizaron una auditoría exhaustiva del sistema automatizado de votación que incluyó las máquinas de votación, el sistema de totalización, el hardware y dispositivo de identificación biométrica y la base de datos de huellas dactilares. La evaluación de los expertos fue positiva y su informe final declaró que el sistema presentaba suficientes garantías para proteger la integridad y el secreto del voto.

Capacitación de miembros de mesa. 50.756 miembros de mesas seleccionados por sorteo público recibieron formación. Otros 43.516 participaron de forma voluntaria. El CNE formó más de 90.000 miembros de mesa, suficiente para las 30.106 mesas que se instalarían a lo largo y ancho del territorio nacional.

Designación de testigos electorales. Los partidos políticos atendieron al llamado de designar y capacitar sus testigos electorales. En la mayoría de las mesas las corrientes más importantes del gobierno y la oposición tenían representantes para observar el proceso y defender sus votos.

Instalación oportuna de las máquinas de votación. El traslado de las 30.106 máquinas distribuidas a lo largo y ancho del territorio nacional exig un complejo proceso logístico. Con dos días de anticipación se instaló el 99% de las máquinas en los centros de votación.

Una campaña electoral cívica y en paz. En cualquier país del mundo, las campañas electorales suelen ser eventos en los que se desatan muchas emociones y pasiones humanas. La campaña electoral fue bastante corta y se desarrolló en un ambiente tranquilo, sin mayores incidentes ni situaciones que lamentar.

Votación y transmisión sin novedad. Las máquinas transmitieron los resultados sin problemas y en las mesas donde no se pudo transmitir, en la mayoría de los casos los miembros de mesa actuaron según el procedimiento establecido. El recuento de los comprobantes de papel también se consideró bueno.

Sombras en el proceso electoral

Inhabilitación de candidatos. La Contraloría General -mediante un procedimiento administrativo-, inhabilitó a opositores con opción de ganar y conculcó así sus derechos políticos. Forzado por este tipo de inhabilitaciones, el CNE rechazó 27 candidaturas, entre ellas, 14 afectaron al Partido Comunista de Venezuela (PCV).

Decisiones sesgadas del Tribunal Supremo de Justicia. La judicialización de los conflictos internos dio lugar a la intervención de los principales partidos de la oposición mediante la sustitución de sus autoridades y la entrega de sus tarjetas electorales a facciones rivales internas que pactan con el gobierno. Esto afectó la igualdad de condiciones, imparcialidad y transparencia de la contienda.

Ausentismo de miembros de juntas y mesas electorales.En pleno proceso electoral hubo que sustituir a muchos miembros que no se presentaron.El 54 % de los miembros de las mesas observadas correspondió a miembros originalmente elegidos por sorteo, mientras que en el otro 46 % fueron suplentes.

Uso de recursos públicos.

Circularon audios por las redes sociales en los que candidatos oficialistas reclamaban a los jefes de instituciones movilizar las nóminas y llevarlas a votar. Se observó el uso de vehículos oficiales con estos fines, así como la participación de funcionarios en actos de campaña, distribución de bolsas de alimentos, bombonas de gas, plantas eléctricas, bombas de agua y operativos de vacunación con fines de campaña electoral.

Parcialidad de los medios de comunicación. La cobertura fue favorable a los candidatos del gobierno en la televisión estatal y emisoras de radio. Más de la mitad de todas las menciones y apariciones de candidatos en los medios públicos fue a favor de los candidatos oficialistas.

Pocas actividades de formación electoral. En un país que venía de tres procesos electorales en los que un importante sector de la oposición llamó a la abstención y desacreditó la institución del voto, faltó una campaña informativa y formativa más intensa y eficaz para convencer al elector de que su voto es secreto y no puede ser alterado. La opción del voto cruzado no se explicó bien.

Retraso en instalación y cierre de las mesas. En la apertura se debieron principalmente a la falta de miembros de mesa y a una mala organización, la mitad de los miembros de las mesas observadas eran sustitutos.Los retrasos en el cierre son atribuidos a la operación remate que lleva a cabo el oficialismo cuando sus estimaciones lo dan como perdedor y procede a desplegar su poderosa maquinaria electoral para movilizar a última hora a los electores rezagados.

En su gran mayoría, los resultados del escrutinio se transmitieron de forma electrónica. Las auditorías ya habían comprobado previamente que el Sistema Automatizado de Votación funciona de manera segura y correcta y que cuenta bien los votos. En casi totalidad de las mesas observadas se hizo entrega de copia del acta de escrutinio a los testigos presentes.

La jornada transcurrió de manera pacífica, con apenas algunos incidentes aislados. Al cierre de mesas, escrutinio y auditoría final, en la inmensa mayoría de los estados y municipios no se denunciaron irregularidades, reclamos ni impugnaciones por inconsistencias en los resultados ni denuncias de fraude.

Aunque todavía queda mucho por hacer para lograr unas condiciones electorales a tono con los estándares internacionales, los avances logrados no deben subestimarse, toda vez que contribuyen a recuperar la confianza en la institución del voto y a retomar la ruta electoral para alcanzar una solución democrática  y pacífica a la crisis venezolana.

 

Víctor Álvarez R. / @victoralvarezr

 

 

 

 

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