Boconó cumple 457 años de su asentamiento y aún conserva pintorescas calles, un clima placentero, una alta gastronomía, una bella artesanía y gente muy agradable. Sus edificaciones conservan aire colonial y presentan un pueblo atrapado en el tiempo. Por eso este año, su cronista, profesora Lourdes Dubuc de Isea, lo describe como un lugar especial, no común, donde el trabajo es su símbolo más importante.
“Boconó con sus 12 parroquias debe estar unido. El trabajo es el símbolo más importante. Aquí no hay trabajo que se deseche, no hay espacio que no se utilice, aquí no hay oficio que no se adquiera. Sí han desaparecido pequeñas industrias de pasteles y bocadillos, pero nuestras panaderías siguen siendo un lugar propicio para compartir”, refiere al recordar cuando hace 457 años en nuestra ciudad se colocó la primera piedra para progresivamente modernizar su arquitectura colonial.
Recordando la historia, Dubuc resalta que tenemos raíces cuicas, “este era un hermoso valle de sabana limpia así lo caracterizaban los primeros cronistas. Estaba habitado por unas comunidades indígenas dispersas en nuestra comarca trujillana, cultivaban frutos y legumbres y tenían su propio modo de vida. Cuando llegaron los españoles se maravillaron de esos frutos que no los había en Europa, hubo una etapa de dominio triste y lamentable; pero a través de los tiempos se dignificaron todas esas comunidades hoy llamadas Miticún, Chandá, Mosquey, Cabimbú, Bisnacá, entre otros”.
El municipio está integrado por 12 parroquias que tienen su capital y características elementales por eso si nuestros valores se consolidan seguiremos siendo esa comarca que pasados los años cuando en Venezuela hubo más de 200 guerrillas en el siglo IXX, fue un lugar propicio para el desarrollo de la cultura.
Recuerda que inicialmente los productos de exportación del país fueron los cueros de res y el cacao, pero a principios del siglo IXX llegó el café y prosperó Boconó. “Fue una metrópolis, florecían las artes, el trabajo, el comercio. Había dificultades pero fue propicio para el desarrollo intelectual y el hábitat; además la naturaleza nos premió con un prodigio de aguas, tenemos manantiales, ríos, humedales y lagunas”.
Pide declaremos a Boconó un pueblo especial, que ha sido homenajeado por escritores y artistas, por pintores y gente que conoce los efectos del arte. «Debemos armarnos de solidaridad, esperanza y convivencia, virtudes que ha tenido Boconó en sus momentos jubilosos y trágicos y así tiene que ser el ser humano, tener la esperanza en Dios, vivir del espíritu de la buena voluntad».
«Pidamos se respete la naturaleza, cuidemos nuestros manantiales, los musgos, los bosques, hagamos viveros y apliquemos la agricultura orgánica. Hagamos un municipio agro, eco, turístico. En estos tiempos de pandemia, aprendamos a tocar cuatro, a jugar ajedrez, a que haya concordia y no discordia entre las parejas y que se respeten los adultos mayores”.
Karley Durán.- CNP: 23.921
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