María sale al patio de su casa y ve que el cielo se pone oscuro, agarra la ropa, la guarda y saca un tobo –seguro lloverá- se dice para alimentar su esperanza. Pero en período de sequía es muy raro cuando llueve, caen cuatro gotas y el cielo se despeja. Sólo logró agarrar un poco de agua para el gasto diario.
*El día del agua es un llamado a la acción
Cómo ella, muchas otros trujillanos anhelan que llueva para poder llenar cualquier recipiente ya que por tubería no les llega, en su caso desde hace dos meses, por eso, junto a varios vecinos, el pasado 26 de febrero decidieron cerrar la vía que comunica Escuque con Valera para reclamar su derecho.
Esta manifestación, fue una de las 779 protestas que se dieron en el país durante el mes pasado según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), quien visibiliza que, de esa cifra, el problema del agua encabeza la lista con unas 339 protestas junto a la exigencia de los servicios básicos.
¿Pero qué pasa con el agua? Alguna vez te los has preguntado o solo te has quedado con saber que sale por la tubería o como en el caso de María, que el agua no le llega desde hace mucho. Dentro de tus consignas cuando protestas por este Derecho Humano ¿has dicho alguna que tenga que ver con proteger la fuente de agua que surte a tu comunidad?
Realizamos un sondeo para conocer qué piensan algunos trujillanos cuando el agua no llega a su casa y de 20 entrevistados, el 90% piensa que el problema del agua solo tiene que ver con la falta de sistemas de distribución óptimos. Hablan de la responsabilidad del Estado que viola su derecho a recibir agua regularmente a través de tuberías, por un tiempo adecuado y de calidad para el consumo y ahí, hay mucho de cierto, pero olvidamos otra parte importante: el problema ambiental.
De este último, el resto de los entrevistados, 10% se refirió a la quema y la deforestación como uno de los motivos de que cada vez se agraven más los problemas con el agua y hacen énfasis en la contaminación que afecta la calidad de la que llega a sus casas.
Así vemos como la inacción de la población también forma parte del agravamiento la crisis del agua, pues en este sentido de conservación no sólo el Estado tiene la culpa, sino que las personas al ser indiferentes se olvidan de la corresponsabilidad que se debe tener para hacerle frente a esta situación, pues no es solo cuestión de tuberías, sino de conciencia ecológica.
Hay trujillanos trabajando por ello, pero son muy pocos para lo enorme del trabajo que hay que hacer para recuperar los ríos.
No llega
Valera es uno de los municipios que más padece por el suministro de agua y es prueba de ello. Desde el gobierno de Hugo Chávez la promesa de la construcción de un acueducto Metropolitano ha deambulado como fantasma entre gobernantes que no solucionan la problemática de sus habitantes y que sólo dejaron aquel famoso ¡se robaron lo reales! Tras los vacíos que quedaron con los proyectos aprobados que no llegaron a nada o se fueron a algún bolsillo.
De esta manera y como sucede en otros lugares, las tuberías son tan antiguas que, al no ser actualizadas, el agua se filtra y se desperdicia. Asimismo, los sistemas de bombeo se ven afectados por las fallas eléctricas que imposibilitan el agua llegue a las comunidades.
Siendo un problema gravísimo en el que el Estado venezolano vulnera este Derecho Humano esencial, consagrado por la ONU y que, según el Usaid, 80% de los venezolanos no cuenta con el servicio regular de agua, por ello resurge la preocupación de solventar inmediatamente este problema para evitar las consecuencias de la ausencia parcial del agua como: diarreas, infecciones en la piel, incluso daños a nuestros órganos.
Pero sabiendo que la violación del derecho al agua por el Estado Venezolano es una realidad, nos preguntamos otra cosa ¿A caso el problema sólo tiene que ver con tuberías o sistemas de bombeo? Y la realidad mundial, afirma que no.
Parte de los racionamientos aplicados en la distribución del agua, en el caso del municipio Trujillo, según Hidroandes se deben a la sequía que ha disminuido el caudal del río Castán. Situación que se repite en La Puerta, municipio Valera y también en Carache, donde a la sequía ha llevado al río Minumboc a niveles muy bajos.
¿Conciencia ambiental?
Por mucho tiempo circuló en algunas campañas comunicativas el popular “gota a gota el agua se nos agota” una frase con mucho peso que hoy más que nunca es una realidad frente al cambio climático y los daños ambientales que disminuyen la presencia del agua en nuestras vidas.
La destrucción de la capa vegetal en las montañas rompe con la recolección natural del agua que ocurre en el ciclo del agua, así cuando las precipitaciones ocurren, si en la cuenca alta no hay un colchón vegetal que retenga el agua como una esponja, esta bajará arrastrando sedimento que empeora la calidad del agua y que más adelante disminuirá su caudal.
Ejemplo de esto y que pone en riesgo a la población de Trujillo, es la disminución del caudal del río Castán que surte de agua a este municipio. Años atrás este río, uno de los principales del estado por su gran caudal, bajaba de las montañas rugiendo con gran fuerza, en la actualidad, su cuerpo de agua solo dejó el cauce por donde pasaba y de aquello que fue, solo queda un pequeño río que baja por un costado.
Expertos alertan que esto podría ser motivo de una octava mudanza de la población de los Mukas al no contar con el vital líquido para vivir.
Una de las causas principales, es la deforestación y los incendios que afectan las cabeceras del río, donde se destruyen los humedales y, por ende, disminuyen la cantidad de agua que las montañas retienen para que el río siga vivo.
Sobre esto, María Reyes, profesora de Ecología del Nurr y activista ambiental, afirma que los trujillanos no tienen conciencia para enfrentar estos problemas ambientales que se agravan cada día “el río Castán es un buen caso para ejemplificar este problema. Ahí está, se está secando y no se hace nada, pareciera a nadie le importa, pero cuando se queden sin agua ahí se darán cuenta de la importancia de tomar medidas ahora. Sin ella no hay vida”
Recordemos que el cuerpo humano está conformado por %70 de agua lo que nos debe preocupar, pues sin ella nuestra existencia está comprometida y vaticina un final no muy alentador. Pero, aunque hay cifras lamentables sobre el problema del agua y muchos cuerpos de aguas secos, aún queda mucho por hacer y el momento es ahora.
Educación y legislación
Silvio Abreu, geógrafo y activista en el movimiento ambientalista Padre Reupa Madre Chaseung, afirma que la clave para mitigar los problemas del agua está en una buena educación que forme mejores ciudadanos capaces entender, sensibilizase y conectarse con la naturaleza.
“Debemos comenzar por lo niños y adolescentes, enseñarlos a amar la naturaleza, a respetarla, a vivir en armonía. Mucho pregonamos que ellos son la generación del futuro, pero muy poco hacemos para garantizarles ese futuro” enfatizó Silvio.
Tenemos la Fiscalía Ambiental, la policía ambiental, Imparques, Guardería ambiental y con todo y eso, las leyes no se aplican como es, se legisla entorno a ello, pero no se hace cumplir la ley. Debe haber responsables que paguen por sus ilícitos ambientales y que los homicidas del ambiente no queden impunes.
Asimismo, las autoridades ambientales, en este caso Ministerio de Ecosocialismo y Agua desde hace mucho no tiene una planificación coherente para combatir el cambio climático. “Los programas de educación ambiental, las visitas e inspecciones, los talleres de formación y la planificación parecen ser cosa del pasado. Allá no tienen carros para movilizarse, no hay investigación, cosa que empeora más el panorama” menciona Silvio Abreu
En los próximos meses veremos los efectos del devastador incendio ocurrido recientemente en el Monumento Natural Teta de Niquitao, donde más de 600 hectáreas fueron consumidas por un fuego que generaron en una parcela y que se propagó. Las llamas afectaron uno de los humedales más importantes que tenemos, pues este páramo cumple dentro del ciclo del agua la tarea de captación para luego distribuir el agua a los ríos de Trujillo, Valera y Boconó.
¿Ahorrar o cultivar agua?
Por años la campaña que más se ha realizado en torno al agua es la de ahorrarla, pero cómo podemos ahorrar algo que no producimos, si no que más bien despilfarramos o dañamos la fuente de donde proviene.
En este sentido, no todo está perdido, pese a que el cambio climático surte sus efectos, queda mucho por hacer, pero el momento es ahora. Quizá puede sonar descabellado el cultivo del agua, como que si pudieses abrir un hoyo y sembrar una gota y de ahí naciera una planta de agua.
Pero, en este término, cultivar el agua se refiere a proteger la fuente de donde surge. El geógrafo Francisco “Morocho González, afirma que podemos recuperar las zonas afectadas de dos formas: Dejándolas solas y alejando cualquier intervención humana para que se restauren o sembrando árboles y plantas que creen humedales para que el ciclo del agua no se rompa en sus distintos niveles. La tarea de cada uno, principalmente debe ser convertirse en protectores del agua, productores de ella para que tengamos la suficiente para el consumo humano, la agricultura y la industria.
Sí los habitantes de Trujillo no reaccionan y comprenden que el problema del agua no es sólo por falta de tuberías, el panorama podría empeorar más rápido de lo que pensamos. Así no solo tendremos los problemas de ahora, sino que, al morir los ríos y las fuentes de agua, moriremos nosotros con ellos.