Los suicidios impactan a los trujillanos

Los suicidios, en el mes de mayo, impactaron a la población trujillana.

Una de las salidas para las personas vulnerables es buscar apoyo en sus familiares, amigos y profesionales de la psicología. En nuestra región, desde principios de 2018, se ha visto con preocupación cómo han aumentado estos casos, en especial en jóvenes

Solamente en lo que va de mayo, unas cinco personas se han quitado la vida por razones diversas, e incluso sin determinar, en el estado Trujillo. Ni sus familiares son capaces de explicar sus motivos y se enfrentan al silencio de sus parientes difuntos, quienes nunca le dijeron su por qué.

De acuerdo a un conteo realizado en base a las publicaciones diarias del Diario de los Andes, mensualmente esta cifra oscila de 3 a seis víctimas. Llama la atención que, en su mayoría, son hombres y principalmente adultos demás de 50 años.

No obstante, durante este quinto mes, han sido personas jóvenes, quienes han decidido cometer el delito del suicidio. El caso de un padre, de 29 años, quien se quitó la vida, luego de descubrir que su hijo había muerto ahogado por la leche de su tetero, se quedará en la mente de los trujillanos. No se trata de una simple noticia de contra portada, sino una vida apagada por un trauma psicosocial, tal como lo calificó la psicóloga Janet Guerra, en una entrevista para VPItv.

Igualmente sucedió en el caso de un joven, de 21 años, quien violó todos las barreras de seguridad de viaducto José Antonio Páez, de La Beatriz, y se lanzó al vacío. Un evento que no acontecía desde la primera década del 2000, cuando las autoridades decidieron colocar las cercas protectoras para evitar este tipo de hechos.

Por otro lado, dos adolescentes, de 11 y 15 años, atentaron contra su existencia en poblados rurales de la zona andina, sin siquiera mencionar sus intenciones a sus allegados. Cosa que los desconcertó profundamente. Para Guerra estamos en un momento de crisis global, en el cual se unen la crisis económica, social y personal, más la incapacidad de manejar la rutina diaria, y se transforma en una crisis crónica. Este fenómeno no es exclusivo de los adultos, pues los adolescentes y niños también se ven afectados. Lo importante, comenta la experta, es notar los cambios de conducta del individuo: «cuando la persona comienza a hablar y a decir cosas como `estoy soñando que me quiero matar o me estoy viendo que me voy a lanzar en el metro´ no es para tomárselo a juego». A partir de estos indicios, la familia y la comunidad deben apoyarse y buscar ayuda profesional.

Redes de apoyo

La idea, comenta la psicóloga presente en un foro de la Ucab, a principios de mayo, es buscar la salud mental. Esto debe hacerse en colectivo, no sólo individualmente. «Una búsqueda en la cual la familia se proteja asimisma, esté pendiente de cada uno de sus miembros y también de la comunidad. Se deben generar redes de apoyo con las instituciones públicas o privadas, que puedan estar cerca o prestar ayuda». A juicio de la declarante, estas redes de apoyo van a llenar el vacío que ha dejado el sector público de salud, con deficiencias en esta materia.


Cinco meses de señales

En los primeros meses de este 2018, las cifra más bajas han sido en enero, con 3 muertes y febrero con 4 casos. Abril y mayo cerraron con 5 casos cada uno. No obstante, marzo ha sido el mes con mayor índice de muertes voluntarias, pues cerró con 8 personas fallecidas. Estos ciudadanos, además de pasar a una lista de estadísticas, son señales para las instituciones públicas, que deben ofrecer atención a la ciudadanía en estos momentos de dificultad.

Salir de la versión móvil