Los Nobel piden que las vacunas para la covid lleguen a todos los países

Maria Ressa y Dmitry Muratov. EFE

Redacción Ciencia, 10 dic (EFE).- Los Premios Nobel pidieron hoy que las vacunas contra la covid-19, y el conocimiento de su importancia, lleguen “a todas las personas en todos los países”, dijo el presidente de su Fundación, Carl-Henrik Heldin, en la ceremonia de entrega, que se celebró sin presencia de los laureados.

La pandemia, que “sigue afectando profundamente» a las vidas, ha hecho que, por segundo año consecutivo, la entrega de las medallas se realizara en los países de los premiados, aunque en esta ocasión la ceremonia de Estocolmo sí contó con la presencia de los reyes suecos, Carlos Gustavo y Silvia, la princesa heredera Victoria y su esposo, el príncipe Daniel.

Al inicio del acto, Heldin recordó la importancia de la ciencia “para encontrar soluciones a problema complejos”, como se ha visto con la covid-19 y el “tiempo récord” en que se han logrado vacunas eficaces.

Sin embargo, como señaló: “Compartir equitativamente los resultados de la ciencia ha resultado, a menudo, mucho más difícil. Ahora tenemos que hacer que las vacunas, y el conocimiento de su importancia, lleguen a todas las personas en todos los países”.

 

Carl-Henrik Heldin. EFE

Otro reto “aún mayor es, quizás”, crear confianza en la ciencia y comunicarla de forma que la gente confíe en los hechos científicos en lugar de en información no verificada e “incluso en teorías conspirativas”, destacó.

Esta es una tarea importante «si se quiere tener éxito a la hora de afrontar» los retos comunes, pues los problemas globales “solo pueden resolverse mediante una colaboración global llevada a cabo de buena fe”.

El Nobel de la Paz se había entregado en Oslo horas antes a la periodista filipina Maria Ressa y su colega ruso Dmitri Muratov, por «sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión” y cuyo “valor y abnegado trabajo -dijo Heldin- son una inspiración para todos”.

Mientras Ressa, única mujer que ha recibido el Nobel este año, y Muratov pudieron recoger el galardón en persona, en la ceremonia de Estocolmo se vieron videos de los actos de entrega realizados esta semana en los países de los premiados.

Durante la ceremonia, los reyes y príncipes ocuparon la primera fila de los aproximadamente 300 invitados, manteniendo la distancia de seguridad, y en el Hall Azul del Ayuntamiento no faltaron el busto de Alfred Nobel, el sonido de las fanfarrias, las flores, ni los interludios musicales, con la actriz sueca Lena Olin como maestra de ceremonias.

En el escenario, se interpretaron los interludios musicales y los presidentes de las diferentes academias glosaron los logros de los premiados.

El escritor tanzano Abdulrazk Gurnah mereció el Nobel de Literatura por «su penetración inflexible y compasiva en los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes».

Novelas de Gurnha, que a los 18 años huyó como refugiado a Reino Unido, como “Paraiso” o “Pilglirms Way” hablan “de perder el propio lugar en el mundo y luego buscar un nuevo lugar, resistiendo a la esclavitud incluso cuando aparece disfrazada y de forma tentadora”, se destacó en la ceremonia.

El galardón en Medicina fue para los estadounidenses David Julius y Ardem Patapoutian (de origen libanés) por descubrir los receptores de la temperatura y el tacto, conocimientos que se usan en el desarrollo de tratamientos para dolencias como el dolor crónico.

Sus descubrimientos representan “un cambio de paradigma» en la comprensión de cómo se puede percibir e interactuar con el entorno.

El Nobel de Física reconoció al italiano Giorgio Parisi, el alemán Klaus Hasselmann y el japonés-estadounidense Syukuro Manabe por sus contribuciones para entender los sistemas físicos complejos, uno de los cuales es el clima terrestre, lo que permite predecir de manera fiable el calentamiento global.

La invención de una nueva técnica para construir moléculas, la organocatálisis “muy prometedora como tecnología sostenible” para hacer la química más ecológica, le ha valido el premio en esa especialidad al alemán Benjamin List y el británico David MacMillan.

Los nobel de Economía canadiense David Card; el estadounidense Joshua Angrist y el holandés-estadounidense Guido Imbens, por su parte, han “revolucionado el trabajo empírico de las ciencias económicas” a través de sus análisis del mercado laboral y las relaciones causales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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