¿LOS HUMANOS TENEMOS UN SENTIDO MORAL INNATO? | Por: Ernesto Rodríguez

Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

 

Hace años se realizaron importantes investigaciones en el campo de la psicología que indican que los humanos tenemos un sentido moral innato, formado muy probablemente por Selección Natural Darwiniana durante la evolución biológica del ‘Homo sapiens’.

Marc Hauser (nac. 1959) es un biólogo evolucionista darwiniano que ha sido Profesor de Psicología, Biología Evolutiva y Antropología en la Universidad de Harvard, y durante años se dedicó a estudiar la cuestión de un posible sentido moral innato.

En el año 2006 publicó su importante obra titulada: ‘Mentes Morales : Cómo la naturaleza diseñó nuestro sentido universal de lo correcto y lo incorrecto’ (2006) (1).

En esa voluminosa obra resume los resultados de sus investigaciones y es muy interesante referir sus principales hallazgos. Hauser realizó encuestas con miles de personas a las cuales planteaba dilemas morales. Uno de los dilemas es el siguiente: “Un tren se desplaza a una velocidad de 150 millas por hora. De repente el conductor detecta una luz en el tablero que le indica que el tren se ha quedado sin frenos. El conductor ve que el tren se dirige hacia cinco aldeanos que caminan en la vía y no se han percatado de que se acerca el tren. El conductor se da cuenta de que puede desviar el tren hacia otra vía en la cual camina desprevenido otro aldeano. El conductor debe tomar una decisión: Puede mantener el tren en su actual ruta matando a los cinco aldeanos o puede desviar el tren hacia la otra vía y matar a un aldeano, evitando matar a los otros cinco”. En la encuesta Hauser preguntaba: “¿Es moralmente permisible que el conductor desvíe el tren?”…Le solicito a la lectora o lector del presente artículo que responda y siga leyendo.

Otro de los dilemas morales es el siguiente: “Un médico cirujano camina en el hospital cuando una enfermera le plantea el siguiente caso: ‘¡Doctor! : Una ambulancia ha traído cinco personas en condición crítica. Dos tienen riñones que no funcionan, otro tiene un pulmón colapsado, y otro tiene un hígado totalmente deteriorado. No tenemos tiempo para buscar posibles donantes de órganos, pero un hombre saludable vino al hospital para donar sangre y está sentado en la sala. Nosotros podríamos salvar a los cinco pacientes si extraemos los órganos de este hombre joven. Por supuesto él no sobreviviría pero nosotros salvaríamos a los cinco pacientes’’.

En la encuesta Hauser preguntaba: “¿Es moralmente permisible que el cirujano extraiga los órganos a ese hombre joven saludable?” (2)…De nuevo le solicito a la lectora o lector que responda y siga leyendo.

Si la lectora o lector respondió afirmativamente ante el primer dilema y negativamente ante el segundo dilema, entonces ha respondido igual que la abrumadora mayoría de las personas estudiadas por Marc Hauser. No obstante, cuando este autor pidió a las personas que argumentaran su decisión distinta ante ambos dilemas, la mayoría de ellas  no sabía cómo explicar por qué en el primer caso respondieron afirmativamente y en el segundo caso negativamente. Nótese que en ambos dilemas el resultado es idéntico: Sacrificar a una persona para salvar a otras cinco personas.

Pero antes de analizar críticamente la diferencia entre los dos dilemas es importante señalar que Hauser y sus colaboradores adaptaron sus experimentos morales para realizarlos con pueblos alejados de la civilización occidental. Por ejemplo adaptaron sus experimentos para realizarlos con los Kuna, una pequeña tribu de Centroamérica que tiene muy poco contacto con los occidentales. Para ello, Hauser y sus colaboradores adaptaron sus dilemas en términos accesibles desde el punto de vista cultural como por ejemplo: “cocodrilos dirigiéndose a una canoa”, etc. Entonces Hauser y sus colaboradores encontraron resultados similares: La mayoría respondía afirmativamente ante el primer dilema y negativamente ante el segundo dilema (3).

Durante mi experiencia como Profesor Titular Jubilado Activo de la asignatura ‘Evolución de los Seres Vivos’, en el Departamento de Biología y Química del NURR-ULA (Trujillo), desde el año 2002 hasta principios del 2017, yo hacía esta encuesta desde el año 2006 a mis estudiantes y siempre respondían igual que la mayoría de las personas en las encuestas que hizo Marc Hauser.

Estos resultados hacen pensar que todos los humanos tenemos un sentido moral innato de lo que es correcto o incorrecto, aunque no lo sepamos argumentar claramente. En realidad las circunstancias de ambos dilemas son distintas y los estudiosos de la moral distinguen que en el primer dilema hay lo que se puede denominar “daño colateral” que causa la muerte de una persona para salvar a otras cinco personas. En el primer caso no es obvio que se está utilizando la vida de una persona para salvar a otras cinco. Pero en el segundo caso, de manera muy clara se utiliza la vida de una persona para salvar la vida de otras cinco personas. Entonces Hauser y sus colaboradores concluyen que los humanos tenemos un sentido moral innato según el cual, es incorrecto utilizar la vida de un ser humano sin su consentimiento para lograr un determinado objetivo.

En el caso de que tal sentido moral sea innato, entonces resulta muy obvio que ha sido el resultado de un proceso biológico evolutivo por Selección Natural Darwiniana en nuestros ancestros homínidos.

Por otra parte el gran filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) sabía muy poco de evolución biológica porque en su época todavía no se habían publicado las obras de Charles Darwin (1809-1882). Pero Kant en su importante obra: ‘Principios Fundamentales de la Metafísica de la Moral’ (1785), planteó su conocido principio moral: “Actúa de tal manera que trates a la humanidad, sea en tu propia persona o en otra persona, en cada caso como si sea un fin en sí mismo, y nunca como un medio solamente” (Sección Segunda).

Kant enunció en ese principio algo que quizás es mucho más fundamental de lo que él pensó, porque las investigaciones indican que todo ser humano se percata de que utilizar a otro ser humano sin su consentimiento es incorrecto.

Por otro lado, hace años se realizaron investigaciones científicas sobre la capacidad innata de los bebés para detectar lo que es justo, que tienen una inmensa importancia para comprender la moralidad del humano.

Paul Bloom (nac. 1963) es un psicólogo nacido en Canadá, de nacionalidad norteamericano, y en su importante obra: ‘Bebés Justos. Los Orígenes del Bien y el Mal’ publicada en 2013 (4), hace referencia a tales investigaciones. Bloom realizó en su laboratorio un experimento con un bebé que tenía un año de edad. Ese bebé observaba a dos marionetas y una de ellas le enviaba rodando una pelota a la segunda marioneta que se la devolvía. Pero en medio del juego, la primera marioneta envía la pelota rodando a una tercera marioneta que se escapa corriendo con la pelota. Luego las ‘marionetas buenas’ y la ‘marioneta mala’ son colocadas enfrente al bebé y cada marioneta tiene una ‘recompensa’ delante, y el bebé puede escoger a cual marioneta quitarle la recompensa. El bebé le quitó la recompensa a la ‘marioneta mala’ y además la golpeó en la cabeza (5). Bloom también refiere muchos otros experimentos realizados por su equipo y por otros autores, en los cuales una marioneta trata de subir un objeto en una rampa empinada y otras marionetas tratan de ayudar o entorpecer, y en todos los casos se encontró que los bebés preferían a las marionetas que ayudaban y rechazaban a las que entorpecían. Paul Bloom encontró que bebés con edades entre nueve y doce meses ya preferían a la marioneta que ayudaba (6). En otros estudios Bloom encontró algunas evidencias de que bebés desde los tres meses de edad ya comienzan a desarrollar un sentido de lo que es justo (7).

Todos esos estudios referidos por Bloom evidencian que los bebés tienen un sentido moral innato (no aprendido) porque aparece a una edad muy temprana y no puede haber sido aprendido. Asimismo, estos descubrimientos tienen una enorme importancia porque evidencian que los ancestros del humano desarrollaron por evolución biológica, es decir, por Selección Natural darwiniana, la capacidad innata de detectar desde muy temprana edad lo que es justo. Por supuesto, la crianza en una sociedad inmoral puede eliminar ese sentido moral innato y hasta crear psicópatas.

Por otra parte, Bloom también refiere muchas evidencias de que los bebés desde muy temprana edad desarrollan una preferencia por el aspecto físico de las personas que trata (8). Eso podría ser uno de los factores originadores del racismo en un futuro y quizás una posible solución sería que los bebés traten desde muy temprana edad a personas de todos los grupos étnicos con el fin de que se familiaricen y luego no desarrollen racismo.

Por otro lado, diversos autores como los filósofos escoceses Francis Hutcheson (1694-1746), David Hume (1711-1776) y Adam Smith (1723-1790) coincidían en que la empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro) y la simpatía, son el fundamento de la moral del humano. Por ejemplo Adam Smith comienza su importante obra: ‘La Teoría de los Sentimientos Morales’ (1759) diciendo: “Aunque se supone que el hombre es muy egoísta, hay evidentemente algunos principios en su naturaleza que hacen que se interese por la suerte que corran otros, y hacen que la felicidad de otros sea necesaria para su propia felicidad, aunque no derive nada de esa felicidad de otros excepto el placer de verla” (Cap. I).

Lamentablemente en el caso de muchas personas adultas no se cumple lo que dijo Adam Smith y eso quizás se deba a que la sociedad corrompe un sentido moral innato. De ahí la importancia de mejorar la sociedad para que ese sentido innato florezca, se desarrolle y prevalezca en la vida adulta.

 

NOTAS: (1) Marc D. Hauser (2006) ‘Moral Minds. How Nature Designed Our Universal Sense of Right and Wrong’. HarperCollins Publishers. New York. USA. (2) Las encuestas y los resultados se pueden ver en Marc Hauser, Op.Cit., Pag. 32 (3) Véase Pag. 225 en Richard Dawkins (2006) ‘The God Delusion’. Houghton Mifflin Co. Boston. USA. (4) Paul Bloom (2013) ‘Just Babies. The Origins of Good and Evil’. Crown Publishers, New York. (5) Pag. 7, en Paul Bloom, Op.Cit. (6) Pag. 26, en Paul Bloom, Op. Cit. (7) Pag. 28, en Paul Bloom, Op.Cit. (8) Pags. 104-105, en Paul Bloom, Op.Cit.

 

 

 

 

 

 

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