Los humanos pueden ser crueles, los vampiros son cooperadores | Por: Ernesto Rodríguez

 

Los vampiros tienen muy mala imagen debido a la conocida obra titulada: ‘Drácula’ (1897) del autor irlandés Bram Stoker (1847-1912).  

 

No obstante, las investigaciones científicas evidencian que los vampiros pueden ser  altruistas entre ellos. En efecto, los vampiros son animales muy sociables y muy cooperativos respecto a un recurso que valoran mucho: la sangre.

 

En verdad la vida de los vampiros es muy dura porque tienen que ingerir sangre con frecuencia. De hecho, si transcurre un lapso entre 48 y 60 horas y el vampiro no ha ingerido sangre, entonces puede fallecer de hambre.

 

El fallecimiento de hambre puede ser frecuente entre los vampiros y esta realidad ha dado lugar a uno de los casos más fascinantes de altruismo recíproco entre animales.

 

Gerald Wilkinson es un investigador que ha estudiado durante más de 15 años a los vampiros que viven en los huecos de árboles de bosques en Costa Rica.

 

Este autor ha descubierto que los vampiros conviven en pequeños grupos durante años y que un vampiro particular es capaz de reconocer a cada uno de los otros y es capaz de recordar el pasado.

 

Cuando un vampiro no ha logrado ingerir sangre y está amenazado de fallecer de hambre, entonces otro vampiro que sí ha ingerido sangre regurgita parte de ella y se la da.

 

Pero Wilkinson ha descubierto que cada vampiro recuerda muy bien a cuál vampiro ha auxiliado, de tal manera que si en el futuro no recibe auxilio de ese vampiro que una vez ayudó, entonces no vuelve a ayudarlo. Es decir, entre los vampiros funciona un altruismo pero tiene que ser recíproco.

 

Algo así como “Hoy por ti y mañana por mí”. Además Wilkinson ha encontrado que esas asociaciones de ayuda recíproca se pueden mantener durante años y que un vampiro auxilia con preferencia a otro vampiro que en el pasado lo haya ayudado a él (1).

 

Por el contrario, es interesante recordar que Bram Stoker se  basó en un personaje real: Vlad III Drácula (1431-1476) nacido en Transilvania (Rumanía), que fue Príncipe de Valaquia (Rumanía) en 1448, 1456-1462 y 1476, y era conocido como ‘Vlad el Empalador’ y fue terriblemente cruel.

 

Veamos brevemente algunas de sus atrocidades. El 2 de abril de 1459 entró en la pequeña ciudad de Brasov y ordenó a sus soldados que empalaran a miles de habitantes. Eso consistía en introducir una estaca por el ano y la persona moría con gran sufrimiento.

 

Cuando inició su principado en 1456 invitó a todos los pobres y mendigos a una fiesta en su Castillo de Tirgoviste (Valaquia) y después de obsequiarles con exquisita comida ordenó que cerraran las puertas y los quemó vivos a todos.

 

Drácula también mataba a las personas colocándolas en calderos con agua hirviendo, o despellejándolas, o despedazándolas vivas, o torturándolas en el potro de tormento. Pero el método favorito de Drácula era empalar a las víctimas y usaba estacas con la punta redondeada y aceitada para que la víctima tardara en morir.

 

En 1462 Drácula se enteró de que un ejército de turcos se acercaba supuestamente para negociar una paz, pero en realidad era para tenderle una trampa. Entonces Drácula se les adelantó y en las afueras de Tirgoviste empaló a todos los soldados turcos y a otras 1.800 personas en una orgía de empalamiento.

 

En total unas 20.000 personas fueron empaladas. Se calcula que Drácula empaló, torturó y mató a un número de víctimas entre 50.000 y 100.000. Aunque no se conocen los detalles, se cree que Drácula murió decapitado en batalla contra los turcos (2).

 

Después de ver estas monstruosidades, queda muy claro que los verdaderos vampiros son más altruistas y cooperadores que muchos humanos….¡Quizás los humanos deberíamos aprender de los vampiros!!!…

 

NOTAS: (1)   Un buen análisis de la cooperación y el altruismo recíproco entre los vampiros se puede ver en pags. 97-99 en Lee Dugatkin (1999) ‘Cheating Monkeys and Citizen Bees. The Nature of Cooperation in Animals and Humans’. The Free Press. (2) La información sobre Drácula se ha tomado de Pags. 55-57 en Stuart Flexner and Doris Flexner (2000) ‘The Pessimist’s Guide to History’. HarperCollins Pub.

 

ernestorodri49@gmail.com

 

 

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