Lima, 9 abr (EFE).- La corrupción, la desigualdad, la economía informal, el narcotráfico y la conservación del medioambiente son los desafíos eternos de Perú que, unidos ahora a la pandemia de la covid-19, tendrá que afrontar el Gobierno que salga de unas inciertas elecciones que auguran un nuevo periodo turbulento.
En estos grandes caballos de batalla Perú lleva inmerso las últimas décadas sin lograr avances significativos. En los casos donde sí experimentaba progresos, la crisis del covid-19 ha supuesto un duro revés.
1.- LA CORRUPCIÓN
Recuperar la confianza en la clase política es el mayor desafío después ver cómo son procesados por corrupción todos los expresidentes de los últimos 30 años, a excepción del exmandatario interino Valentín Paniagua (2000-2001).
Alberto Fujimori (1990-2000) cumple 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad y corrupción, mientras que imputados por sobornos están Alejandro Toledo (2001-2006) y Martín Vizcarra (2018-2020), así como lo estaba Alan García (2006-2011), que se suicidó cuando iba a ser detenido.
Investigado por lavado de dinero en sus campañas electorales está Ollanta Humala (2011-2016) y por presuntos pagos ilícitos de la constructora brasileña Odebrecht, Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018).
Sin embargo, los expresidentes son solo la punta de un iceberg que se extiende a todos los niveles del Estado, pues según la Contraloría, la corrupción le cuesta al Estado anualmente unos 17.000 millones de soles (4.500 millones de dólares), alrededor del 9,5 % del presupuesto nacional.
2.- LA INFORMALIDAD
Más del 70 % de los trabajadores peruanos trabaja sin contrato y más de una tercera parte del comercio se hace sin abonar el impuesto general a las ventas (IGV), lo que en Perú se llama la economía informal.
Este gran volumen de actividad económica sumergida y oculta a espaldas del fisco mueve el 80 % del producto interior bruto (PIB) nacional, según el Instituto Peruano de Economía (IPE).
Del 30 % de trabajadores que son formales, solo el 10 % paga el impuesto a la renta, ya que los otros están exonerados por no alcanzar el ingreso mínimo para tributar.
Todo esto provoca que el Gobierno nacional apenas recaudase en 2020 el 13,2 % del PIB, lo que limita mucho el gasto público, especialmente para la pandemia, donde se descubrió la vulnerabilidad de los trabajadores informales, que se vieron forzados a saltarse la cuarentena para seguir trabajando.
3.- POBREZA, DESNUTRICIÓN Y ANEMIA
Después del primer año de pandemia, y fruto de la crisis económica, la pobreza ha crecido alarmantemente a niveles de 2012, al punto de que afecta al 27,5 % de la población.
Es decir, casi 9 millones de peruanos viven con menos de 352 soles (unos 93,70 dólares) al mes, según los últimos datos del FMI.
La covid-19 ha terminado por revertir la progresiva reducción de la pobreza que Perú mantenía desde 2004 (58,7 %) hasta 2019 (20,2 %).
Aparejado a ello está el persistente alto nivel de anemia (40 % de los niños de entre 6 y 36 meses) y desnutrición crónica (12 % de menores de 5 años).
Sin embargo, la pobreza es multidimensional y se traduce en falta de servicios básicos para la población, como el hecho de que casi e 10 % de los peruanos no tenga acceso a la red de agua potable, el 25 % no disponga de desagüe y el 8 % carezca de suministro eléctrico.
4.- EL NARCOTRÁFICO
Como segundo productor mundial de cocaína, solo superado por Colombia, Perú exporta anualmente alrededor de 411 toneladas métricas de esa droga, principalmente a través de buques mercantes, y aunque las incautaciones de la Policía han aumentado en los últimos cinco años, los campos de producción también han crecido.
Los cultivos ilícitos de hoja de coca, materia prima para elaborar cocaína, se han expandido un 35 % desde 2015, de las 40.300 hectáreas a las 54.655 de 2019, mayoritariamente en el norte y en el sur de la Amazonía, cerca de las fronteras con Brasil, Bolivia y Colombia y sin respetar reservas naturales o territorios indígenas.
No obstante, la mayor parte (70 %) de la cocaína de Perú sigue surgiendo del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), un territorio de selva montañosa en la vertiente oriental de los Andes que es además el reducto del remanente del grupo armado Sendero Luminoso, financiado ahora por los narcotraficantes.
5.- CAMBIO CLIMÁTICO
Perú es además uno de los países más vulnerables al cambio climático al poseer en las cimas de los Andes el sistema de glaciares tropicales más grande del mundo que en su conjunto suman 1.114 kilómetros cuadrados, menos de la mitad que hace medio siglo, y cuya desaparición se estima que ocurra en menos de cien años.
La extinción de los glaciares a causa del calentamiento global es una amenaza cada vez más grande para las poblaciones de las zonas altas de los Andes, que tienen en ellos su principal fuente de agua.
Como segundo país después de Brasil con más territorio de Amazonía, Perú tiene la misión de preservar el pulmón verde del mundo, algo difícil ya que en 19 años (2001-2019) ha perdido un promedio anual de 128.000 hectáreas.
En total, más de 2,4 millones de hectáreas, una superficie superior a la extensión total de El Salvador, a causa de la agricultura migratoria, plantaciones extensivas como la palma aceitera, la tala ilegal, el narcotráfico y la minería ilegal de oro que contamina los ríos con metales pesados como el mercurio.