Houston (EE.UU.), 28 oct (EFE).- Los Dodgers de Los Ángeles consiguieron en el sexto juego, el título de la Serie Mundial, el séptimo de su historia y el primero desde 1988, después de haber llegado al Clásico por tercera vez en las últimas cuatro temporadas.
El título de este año los Dodgers lo sumarán a los que la franquicia ganó en 1955, 1959, 1963, 1965, 1981 y 1988, pero que se ha convertido en el más deseado y esperado después de haber sido el equipo dominante de la Liga Nacional durante los últimos ocho años, como lo demuestran los ocho banderines consecutivos que tienen de la División Oeste, en sus vitrinas.
Los Dodgers registraron el mejor récord en las mayores durante esta temporada reducida a 60 partidos de los tradicionales 162, debido a la pandemia del coronavirus.
El equipo angelino del Viejo Circuito tuvo que superar su peor momento durante la Serie de Campeonato de la Liga Nacional cuando estuvieron abajo con 1-3 frente a los Bravos de Atlanta, a los que al final eliminaron (4-3).
Sin embargo, los Dodgers reivindicaron el poder ofensivo demoledor y su gran pitcheo para conseguir los tres triunfos consecutivos que los puso en la Serie Mundial por vigésima cuarta vez en su historia
El piloto Dave Roberts y los Dodgers perdieron la Serie Mundial en 2017 y 2018 frente a los Astros de Houston (3-4) y Medias Rojas de Boston (1-4) antes de ganar este título en sede neutral, el «Globe Life Field» en Arlington (Texas), convertido en un campo burbuja.
Por primera vez en la historia de la Serie Mundial, las Grandes Ligas decidieron jugarla en sede neutral.
Aunque no tan neutral para los Dodgers ya que tuvieron la ventaja de disputar en la misma toda la Serie de Campeonato, lo que hizo que su adaptación al nuevo campo de los Vigilantes de Texas, que estrenaron esta temporada, fuese mucho mejor que la de los Rays.
El equipo de Tampa Bay, que disputó su segunda Serie Mundial, con sendas derrotas, la primera en el 2008 contra los Filis de Filadelfia, llegó de jugar toda la Serie de Campeonato de la Liga Americana contra los Astros, en el Petco Park, de San Diego.
Esta vez la «burbuja» en Arlington fue el escenario en donde los Dodgers vencieron por 3-1 a los Rays en el que fue el decisivo partido después de haber estado arriba con 0-1 hasta la parte baja de la sexta entrada, cuando el abridor estelar, el zurdo Blake Snell, fue retirado del montículo a pesar de haber cedido solo dos imparables.
Todo lo contrario de lo que sucedió con los Dodgers que volvió a mostrar la calidad de su bullpen con un trabajo de seis relevos que se combinaron para una blanqueada de ocho entradas después de que el abridor Tony Gonsolin permitiera jonrón solitario al toletero sensación, el novato cubano de los Rays, Randy Arozarena, en la primera entrada.
Los Dodgers pudieron tener cierta ayuda del piloto de los Rays, Kevin Cash, cuando en la sexta entrada, con una pizarra favorable de 1-0, bajó del montículo a Snell, en el momento en que el lanzador zurdo dominaba con bola casi impecable.
Snell ponchó a nueve bateadores y permitió dos imparables, incluido uno antes de ser retirado.
Inexplicablemente Cash hizo el cambio y vino el hundimiento. El primer relevo Nick Anderson entró al juego e inmediatamente permitió un doble, un lanzamiento descontrolado que permitió una carrera y un rodado que remolcaba otra, dando la ventaja a los Dodgers.
El cerrador mexicano Julio Urias lanzó las últimas dos entradas y un tercio para el salvamento.
La coronación de los Dodgers les permitió convertirse, entre otras hazañas, en el octavo equipo de la historia de Grandes Ligas en completar un ciclo de campeonatos entre padre e hijo.
El jardinero central de los Dodgers, Cody Bellinger, es el segundo de su familia en ser campeón del Clásico de Otoño. Su padre Clay ganó dos anillos con los Yanquis de Nueva York, dirigidos por Joe Torre, en 1999 y el 2000.
Entre las ocho parejas padre-hijo que han ganado títulos de Clásico de Otoño, hay dos dúos dominicanos como son Pedro Borbón padre (Rojos de Cincinnati, 1975 y 1976) y Pedro Borbón hijo (Bravos de Atlanta, 1995), además de Julián Javier (Cardenales de San Luis, 1964 y 1967) y Stanley Javier (Atléticos de Oakland, 1989), que se unieron a las de Ray/Bob Boone, Sal/Drew Butera, Dave/Chris Duncan, Jim/Mike Hegan y Ed/Scott Spiezio.