Los demócratas se juegan el Congreso de EE.UU. con el viento en contra

Jaime Harrison, presidente del Comité Nacional Demócrata (CND), en una fotografía de archivo. EFE/EPA/Chris Kleponis/Pool

 

Washington, 22 oct (EFE).- El partido demócrata estadounidense se juega este próximo 8 de noviembre en las elecciones legislativas su control del Congreso, donde pese al optimismo inicial la mayoría de la que goza se ha visto amenazada en las últimas encuestas.

La Administración de Joe Biden dispone de momento de 220 escaños en la Cámara de Representantes y de la mitad de los 100 puestos en el Senado, en el que el voto de desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris, inclina la balanza a su favor.

La media ponderada de encuestas FiveThirtyEight da a los demócratas un 56 % de posibilidades de mantener su liderazgo en el Senado y solo un 2O % en la Cámara de Representantes, pero los republicanos llegan a esta recta final con una confianza renovada, a medida que la economía y la inflación copan el debate público.

Un sondeo publicado esta semana por el diario The New York Times apuntaba que el 49 % de los electores preguntados planeaba votar republicano y un 45 % progresista, obstaculizando en caso de que se cumplan esos pronósticos las posibilidades de Biden de seguir sacando legislación adelante en sus dos últimos años de mandato.

Para esos potenciales votantes el problema más acuciante que afronta el país es el devenir de la economía (26 %) y la inflación (18 %).

De lejos les siguen la salud de la democracia (8%) y el aborto (5 %), tema este último en el que los demócratas han asentado parte de su estrategia desde que el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, revocara en junio la protección de ese derecho a nivel federal.

El 8 de noviembre se renovarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes, donde los elegidos tienen un mandato de dos años, y poco más de un tercio del Senado, donde el cargo es de seis. Además, están en liza los gobernadores de 36 estados y tres territorios y cientos de cargos públicos a nivel estatal y local.

«No damos nada por hecho», recalca a EFE Jaime Harrison, presidente del Comité Nacional Demócrata (CND), que gestiona el día a día de esa formación progresista y alerta de la necesidad de movilizarse porque, «por primera vez en 50 años», en lugar de añadir libertades y derechos se están retirando los ya existentes.

Los demócratas no pueden permitirse perder ningún escaño en el Senado y las batallas más cruentas se libran en una decena de estados: Pensilvania, Georgia, Arizona, Nevada, Carolina del Norte, Wisconsin, Ohio, Nuevo Hampshire, Florida y Colorado.

Georgia es de entre ellos un enclave determinante porque Biden ganó a Donald Trump en noviembre de 2020 por apenas dos décimas (49,5 %), el margen más estrecho de todo el país, que obligó a hacer un recuento manual para despejar las dudas sobre un posible fraude denunciado sin éxito ante la justicia por los conservadores.

La votación por adelantado comenzó allí este pasado lunes y marcó un récord: según las autoridades locales, en esa primera jornada se registraron 123.834 papeletas, un incremento del 85 % respecto al primer día de las legislativas de 2018, año en que la Casa Blanca estaba en manos de Trump (2017-2021).

La convicción de que en 2020 hubo fraude electoral sigue presente en el electorado y con ella la sospecha de que estos próximos comicios tampoco serán limpios.

Pese a que la Justicia ha rebatido una acusación tras otra, uno de cada cinco estadounidenses, según una encuesta de la cadena NBC, cree que el fraude será «lo suficientemente significativo» como para cambiar el equilibrio de poder en el Congreso.

Por ello el 8 de noviembre no solo está en el punto de mira la futura composición de la Cámara de Representantes y del Senado a partir de enero. Ese día, según diversos expertos, se pondrá a prueba el propio funcionamiento del sistema.

«Hay razones para estar preocupado y vigilante, pero nuestras instituciones son razonablemente fuertes. No creo que vaya a pasar lo mismo que en 2020, aunque eso no significa que sea un gran momento para la democracia estadounidense», apunta a EFE Grant Reeher, director del Instituto Campbell de Asuntos Públicos y profesor de Ciencias Políticas.

Con tanto en juego la maquinaria de uno y otro partido recurre cada vez más a sus principales figuras para movilizar a la ciudadanía, aunque está por ver el impacto que pueda tener la investigación abierta a Trump por los documentos clasificados incautados en agosto en su mansión de Florida.

«Este año este país ha pasado unos cuatro o cinco años duros. Para muchas familias sigue siendo difícil, pero estamos demostrando que los mejores días están por delante, no por detrás. Solo debemos continuar y sabemos que podemos hacerlo», dijo Biden este jueves en Pittsburgh (Pensilvania), la misma ciudad en la que celebró su primer acto electoral de las presidenciales de 2020.

 

 

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil