Buenos Aires, 8 abr (EFE).- Los delitos informáticos se dispararon en Argentina desde la llegada de la pandemia de coronavirus y, según los datos de la Asociación Argentina de Lucha Contra el Cibercrimen, aumentaron en 2020 un 60 %.
Los expertos achacan esta tendencia a los cambios sociales producidos por la pandemia y las cuarentenas, que en mayor o menor grado obligaron a la gente a pasar más tiempo en casa y en contacto con la esfera digital.
«(Los delitos informáticos) han estado incrementando desde que empezó la pandemia porque nuestros patrones como usuarios han cambiado mucho; estamos más en casa, estamos más pegados a la computadora, estamos comprando más en linea», indicó a Efe Oscar Bello, gerente para América y Europa de Vesta, compañía especializada en seguridad digital.
NUEVAS MODALIDADES
El 60,28 % de los delitos informáticos de los últimos 5 años se reportaron en el 2020, principalmente bajo las modalidades de comercio digital o fraude bancario, además del robo de datos e información mediante el uso de logotipos de entidades y empresas, llamadas telefónicas o diversos métodos de captación.
«Los fraudes están cambiando constantemente, el nivel de sofisticación de los fraudes es impresionante, y hay diferentes tipos. (…) Llevamos tanto tiempo trabajando en línea que las personas están en casa y empiezan a ponerse más creativos de como extraer más información de pago», agregó Bello.
Se ha observado un auge en nuevas modalidades como el «fraude amistoso», por el que «de alguna manera la persona se hace amigo tuyo para convencerte de que le des información de pago».
También han aumentado las estafas a través de la suplantación de entidades bancarias, que normalmente se produce a través del correo electrónico.
«Todos recibimos correos que hasta lucen como si vinieran de nuestros propios bancos, uno no se da cuenta, tenemos tantos correos y estamos haciendo tanto en el mundo digital que llega algo así y a cualquier persona se le puede pasar», matizó el experto.
FRAUDE EN TODAS LAS EDADES
Bello apunta que no existe una edad concreta en la que se concentre el delito digital, y alerta a tomar precauciones incluso a quienes estén mas familiarizados con las nuevas tecnologías.
«El fraude no tiene edad, vemos que el que lo está cometiendo tiene un rango variado de edad y el que lo recibe, el que es víctima del fraude, también puede ser cualquier persona porque es muy fácil que te puedan convencer», aseveró.
Los datos argentinos tienen su correspondencia a nivel mundial, y encuestas como la realizada por la Asociación de Profesionales Financieros arrojan que el 8 1% de las organizaciones fueron blanco de fraude de pagos en 2019.
Las previsiones para el futuro no son buenas, y la compañía Review42 prevé que el fraude con tarjeta no presente aumentará un 14 % para 2023, y las pérdidas esperadas para los minoristas ascenderán a 130.000 millones de dólares.
EL MODELO DE VESTA
En este contexto muchas empresas se especializaron en la seguridad digital, como hizo Vesta, con varias formas para asegurar los pagos en línea y proteger al comprador.
Esta empresa opera con un gráfico de conocimiento de fraude que elabora conexiones en tiempo real entre 2 billones de puntos de datos para realizar una evaluación de riesgo en milisegundos.
«Vesta tiene una tecnología de inteligencia artificial y utilizamos esa información para poder hacer un análisis de una transacción en línea, analizamos diferentes variables, y esas variables incluyen cosas como la tarjeta, si la tarjeta está en una lista negra o en lo que le llaman el ‘dark web'», dijo Bello.
También realizan un análisis de la distancia que hay entre la dirección IP de la persona que está comprando y a donde se va a dirigir la mercancía, además de un registro de las distintas tarjetas que tiene el comprador a su nombre y sus hábitos de compra.
Aitor Pereira