(EFE).- Los cambios globales en el uso de la tierra están alterando el equilibrio de las comunidades de animales, y las especies que portan enfermedades que pueden infectar a los humanos parecen beneficiarse de esta situación, según un estudio de Nature.
Así, los ecosistemas manejados por el hombre albergan más huéspedes de enfermedades zoonóticas -que se transmiten de los animales a los seres humanos- que los hábitats no perturbados.
El efecto es más fuerte para las especies de roedores, murciélagos (COVID-19) y aves paseriformes, lo que puede ayudar a explicar su prevalencia como huéspedes de este tipo de enfermedades.
«Los cambios en el uso de la tierra están creando cada vez más oportunidades de contacto entre personas y los posibles huéspedes de enfermedades que luego transmiten a humanos», advierten los autores.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigación, liderado por University College London (UCL), analizó 6.801 comunidades ecológicas de seis continentes y encontró que los animales que se sabe que portan patógenos (microorganismos causantes de enfermedades) que pueden infectar a los humanos fueron más comunes en aquellos paisajes usados intensamente por la gente.
Las pruebas se obtuvieron de un conjunto de datos de 184 estudios que incorporan esas casi 7.000 especies, 376 de las cuales se sabe que son portadoras de patógenos compartidos por los humanos.
Ante estos resultados, según los investigadores, se podría necesitar alterar la forma en que se usa la tierra en todo el mundo para reducir el riesgo de futuros contagios de enfermedades infecciosas.
Rory Gibb señala, en una nota de la UCL, que la forma en que los humanos cambian los paisajes en todo el mundo, desde el bosque natural a las tierras de cultivo, por ejemplo, tiene impactos en muchas especies de animales salvajes.
«Nuestros hallazgos muestran que los animales que permanecen en ambientes más dominados por el hombre son los que tienen más probabilidades de portar enfermedades infecciosas que pueden enfermar a la gente».
Así, según este estudio, las especies que albergan patógenos zoonóticos supusieron una mayor proporción entre las especies animales que se encuentran en ambientes influenciados (perturbados) por el hombre en comparación con las comunidades ecológicas de los hábitats más salvajes.
Esta misma relación se observa para los animales que tienden a llevar más patógenos de cualquier tipo, pudiendo afectar o no a los humanos.
Kate Jones, autora principal de este trabajo, explica que el cambio en el uso de la tierra a nivel mundial se caracteriza principalmente por la conversión de los paisajes naturales para la agricultura, en particular para la producción de alimentos.
«Nuestros hallazgos subrayan la importancia de gestionar los paisajes agrícolas para proteger la salud de la población local mientras que también se garantiza su seguridad alimentaria».
Los investigadores dicen que si bien hay muchos otros factores que influyen en la transmisión de enfermedades, estas conclusiones apuntan a la necesidad de estrategias que ayuden a mitigar el riesgo de brotes de enfermedades infecciosas comparables a la COVID-19.