Lo malo de las malas costumbres

En la secundaria te llamaban trapo exprimido. ¿Por qué?  Por lo flaco que eras. Ahora pareces una bola de billar pero… gigantesca. Se te calcula 110 kilos. Lograste lo que querías. La Presidencia. Podemos llamarte el feliz mortal, aún así no sabemos de cuáles medios te valiste para lograrlo.

Eso fue muy fácil, “Jalando y jalando se llega al Everest”. Oye campeón, sí tú, como el águila, que disfruta del aire y la altura sin perder de vista si es posible la mejor presa.

Viajé con una persona, íbamos en tren, la más carismática que he conocido, conversamos largamente de una y otra cosa, al final él se fue a su destino y yo al mío. El joven era buscado por la policía de todos los países. La que estaba más cerca era la Surete de Francia, cuando se le pegan atrás a un delincuente, ténganlo por seguro que lo atrapa.

Ya he hablado de los complejos, pero sin derrochar el complejo más chapado a la antigua es el del amor. No importa las condiciones, con permiso de: “¿Me puede permitir la mano de su hija? Concedida, pero tiene que casarse, no olvide señor que a los solteros la iglesia no los quiere.

Yo, soy una señora, ya, vejucona por eso prefiero que la iglesia no me quiera pero que no mencione mi edad.

Viajé por inmensos desiertos, y vi a los duendes traviesos, con regalos para el Dios griego que es el que más ama a sus semejantes. Le llevan flores, algunas mustias y besos y un tesoro de lágrimas no vertidas jamás por el tiempo de igual manera el Dios griego las recibe. Para el Dios griego el jamaiquino Bolt, es un ser digno de admiración por eso y que no lo sepa Bolt, siempre le doy un empujoncito.

Como payasa profesional ella se dedicaba profesionalmente, para ganarse la vida y sustentar a una Familia.  Un borracho hacía unos días se la dedicó ofreciéndole matrimonio, ella le gritó hago esto para ganarme la vida y: ¿usted? El borracho se quedó atónito y se le pasó la rasca. Lo que el borracho decía y ofrecía era verdad. Él era Presidente de un banco.

Ella era vendedora de ropa usada pero parecía nuevecita. En el punto donde se guardaba la ropa, llegó una compradora con una cintura extra grande. Se encontró una falda muy bonita pero quizá le parecía demasiado juvenil. Se lo dijo, y contestó si me cierra la cremallera estará bien me importa un poco los colores.

El reglamento sobre cheques en la tienda en la cual trabajaba se ha vuelto demasiado estricto. En una ocasión un cliente le entrego un cheque, después de confirmarlo, pedirle su dirección, su teléfono, alguna persona que pudiera dar sus referencias bancarias, u otro banco que no fuera el anterior. De repente el cliente muy arrecho se arremangó la manga de la camisa y le dijo: ¿No quiere una muestra de sangre? Era un conferenciante profesional aunque un poco despistado.

Un dignatario japonés estaba de visita en la fábrica donde trabajaba de consultor médico de primeros auxilios. Momentos antes de su llegada una guía turística nos explicó la importancia de practicar la reverencia tradicional en señal de respeto. Así cuando el distinguido visitante hizo la reverencia tradicional, el viajero hizo la suya un poco más profunda. En respuesta, él sonrió, se inclinó de nuevo y señaló el piso: El viajero se dobló aún más, después de lo cual él sonrió. El viajero se preguntaba qué había hecho mal. El consejero se acercó y le dijo: “Lo que él quiere es que usted le examine el dedo gordo del pie que le ha lastimado”.

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