Apostillar un documento en el Registro Civil de San Cristóbal en el estado Táchira es un trámite engorroso, no sólo porque para conseguir la cita es casi imposible y la mayoría del tiempo los usuarios se ven obligados a pagarle a un gestor, sino también porque al llegar al lugar no hay espacios suficientes para la espera.
Las instalaciones que anteriormente eran suficientes para los escasos documentos que se legalizaban y se apostillaban, ahora quedaron pequeñas. Al llegar el día de la cita, con lo requerido, el usuario debe acudir al tercer piso, un espacio pequeño en el que apenas caben unas 20 personas de pie, por lo que quienes van llegando se ven obligados a tomar las escaleras, seguir en el piso siguiente, continuar en las escaleras próximas, hasta llegar a la terraza en donde continúa dentro de la larga fila de personas al sol o al agua y de pie.
“Suba que camino es lo que le falta”, responden quienes están en medio de la cola caracol cuando alguien pregunta, ¿quién es el último en la cita de apostilla? El laberinto con personas con carpetas y porta títulos en mano dan las señales de que en algún momento se llegará a la última persona en la fila.
Pasadas las 8 de la mañana las funcionarias comienzan a pasar a los citados, a ratos la cola corre, pero por momentos se detiene entre 20 y 30 minutos. Hay madres que se ven obligadas a llevarse a sus niños pequeños, quienes se sientan en donde pueden, juegan con el piso, lloran y se agotan, porque no hay un espacio donde puedan descansar de tanta espera.
Hora y media tardó Yesenia Parada en pasar de la terraza –último piso del edificio-, a las escaleras del piso siguiente, en donde ya había sombra. Sorprendida por la cantidad de gente que llevaba documentos para apostillar, aseguró que en ningún momento pensó hacer una cola en el techo de un edificio para poder cumplir con un trámite legal de su país.
La última vez que fue a apostillar unos documentos de su hijo, que vive en Bogotá, fue hace dos años. Llegó a hacer la cola a las 5 de la mañana y a las 9 ya estaba afuera del registro. En esta oportunidad, llegó a las 8 y eran las 10 y 30 y todavía le faltaban dos pisos de cola.
“Mi idea no ha sido irme del país, quedé con mi esposo y un hijo, mis otros tres hijos están en países distintos, pero si estoy apostillando poco a poco mis documentos. Un alumna me hizo el favor de sacarme la cita, porque aunque intentaba todos los días meterme en la página parece misión imposible”, expresó Parada, quien da clases en la Universidad Católica del Táchira –Ucat-.
Luisana Chacón pagó 10 mil bolívares por su cita para apostillar partidas de nacimiento y título universitario. Llegó a las 7 de la mañana al registro principal y pensó que saldría mínimo a las 10 de la mañana, pero al entrar se dio cuenta que tenía al menos unas 200 personas por delante.
“Me impresiona la cantidad de gente, y no entiendo cómo en el registro no habilitan otros espacios para esto si saben que se volvió insuficiente. Yo quería pagar quién me hiciera el trámite, pero por cada documento me cobraban 100 mil pesos, 50 dólares y así, y yo gano es en bolívares, y medio alcanza para comprar comida, es imposible”.
Hasta 100 dólares
En la entrada al área de apostillas hay una hoja en blanco pegada en la pared con la frase “el tramite de apostilla es totalmente gratuito”, y sin duda, quien lleve sus documentos con la cita y lo que requiere no tiene que pagar nada, pero los cuentos de gestores que laboran por fuera van y vienen dentro de la cola.
Ángela, quien prefirió no dar su apellido, pagó 50 mil pesos para lograr la cita de apostilla. Le faltan documentos por legalizar, pero los que ya tenía listos prefirió irlos apostillando para no hacer tan lento el camino de salida del país. Hace dos semanas preguntó a unos gestores cuánto cobraban por la apostilla de documentos, y le cobraban por cada uno 100 dólares.
“Casi me muero, no puedo pagar 100 dólares por documento, cómo se les ocurre, aquí todo es un chanchullo, uno así no puede. Intenté sacar la cita, pero no pude, por eso terminé pagándole al gestor que me cobró más barato y venirme yo misma a apostillar, me cobró 50 mil pesos”, expresó.
Al lado, una mujer que prefirió no dar su nombre, indicó que por documento los gestores le cobraban 70 dólares, cifra con la que no contaba por lo que decidió también pagar la cita y seguir adelante.
Como ellas, los comentarios de cobros de gestores se escuchaban como un susurro, pero no todos se atreven a denunciar, el temor de que el trámite no se cumpla después de hablar es más fuerte.